Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El ilustrador argentino cautivado por las fachadas del centro de Xàtiva

Juan Ignacio Barbieri llegó hace dos años al municipio setabense tras iniciar en Barcelona su aventura española - Se define como un enamorado de la «decadencia» del casco antiguo

Juan Ignacio Barbieri posa con una de sus ilustraciones delante de la fachada que ha plasmado con su reconocible estilo. | PERALES IBORRA

El ilustrador argentino Juan Ignacio Barbieri (2-8-1978, Santiago del Estero) lleva dos años seducido por las fachadas del casco histórico de Xàtiva. Diseñador gráfico de profesión, aterrizó en el municipio de la Costera procedente de Barcelona tras recibir una oferta laboral. Y pronto se sintió cautivado por la «decadencia del casco antiguo».

El ilustrador argentino, en su estudio. | PERALES IBORRA

El pasado 2 de mayo clausuró una muestra de sus dibujos en la Casa de la Cultura, titulada «Las casitas de Xàtiva». En la exposición ha mostrado once bocetos a color donde retrata bajo un reconocible estilo propio algunos de los rostros más reconocibles de la fisonomía urbanística del casco histórico: «Vivo en un piso de la zona y desde que llegué me llamaron la atención. No suelo dibujar cosas figurativas, pero la fachada que tengo frente a mi ventana se fijó en mi subconsciente. La dibuje y repetí con otras diez más...», comentó ayer.

Sus piezas llegaron a oídos de los responsables de la Casa de la Cultura. Y se coordinó la exposición. «Aún es pronto para analizar los resultados, pero viendo como ha crecido el tráfico de mi página web creo que todo ha ido muy bien», explicó. «He esbozado once casitas y también he trazado una serie que son detalles del urbanismo de la ciudad, como un reloj, una ventana o una puerta. Hablo de partes icónicas, que me han llamado la atención y pueden pasar desapercibidas para el viandante», comentó. Uno de los ejemplos es el cartel de la antigua Posada del Pescado.

Barbieri utiliza para sus piezas una técnica mixta. Primero se acerca hasta el lugar a retratar y lo fotografía desde diferentes ángulos. Luego los dibuja a mano, los escanea y acaba aplicando el color con técnicas digitales. De cada una de las once fachadas ha lanzado ediciones firmadas de 25 dibujos. «Se han ido vendiendo bastante bien. Y con anécdotas curiosas, como cuando un descendiente de la familia que vivía en una de esas casas me ha comprado una lámina y luego otros se han enterado y han hecho lo mismo».

El ilustrador argentino no oculta su fascinación por el casco histórico: «Es muy decadente, se ve que ha tenido un esplendor muy notorio, pero ahora da un poco de pena porqué está muy vacío. Se ve enseguida que la gente se ha ido a otras zonas a vivir, es una pena que no se ponga en valor».

La aventura laboral que le trajo a Xàtiva llega a su fin. De momento, ha decidido establecerse en el municipio como freelance. Sin embargo, no sabe el tiempo que puede quedarse: «La ciudad me gusta, pero no sabría decir qué deparará el futuro».

Compartir el artículo

stats