Pocos, muy pocos, se atreven a expresar en voz alta las bondades que nos dejará la pandemia. Juan Solbes lo tiene claro: el confinamiento de la primera ola nos ha acercado a la verdad. A las pequeñas cosas. A lo cercano. Viene a decir que nos ha hecho más libres. «No hay que ver. Hay que mirar. Y pensar», lo dice el fotógrafo Juan Solbes mientras pasa cuidadosamente las páginas de ‘Nature Words 2, Cuando todo esto pase’, un diario del confinamiento con imágenes tomadas en el jardín de su propia casa.

Un jardín convertido en un universo infinito cuándo uno observa, y no mira. Un viaje fascinante al mundo diminuto que hay bajo nuestros pies. Un viaje, en realidad, a la esencia de la vida. De aquellos días de confinamiento y de aquellas fotos ha surgido esta obra fascinante. Por lo que provoca y por lo que enseña. Es una ventana a las pequeñas cosas: un bichito que se ha pegado un festín y se asoma al precipicio del pétalo de una flor dispuesto a lanzarse, como metáfora de la «confianza»; una flor blanca abierta mostrando su filamento morado como representación de la «madre» o un cáliz amarillo, con aspecto jugoso, que representa el «porvernir». Así hasta casi 100 imágenes, explicadas con textos, en las que han participado colaboradores en fotografías y textos.

‘Cuando todo esto pase’ no es sólo puro empirismo. «A cada uno, la foto le puede decir una cosa diferente, porque se trata de interpretarla. Pero también es un culto a la naturaleza», explica Solbes, que ha puesto nombres alegóricos relacionados con todo lo que nos descubrió el confinamiento de la primera ola.

«Me puse a fotografiar detalles de la naturaleza de mi jardín. En el confinamiento tienes tiempo y me puse a hacer algo que no había hecho nunca: mirar lo pequeño, eso que estaba ahí y no lo veía», explica Solbes. «Recuperas lo que ya sabes pero tienes olvidado: que todo es vida, armonía, creatividad… Que todas esas formas que capta la cámara las crea la vida», añade.

«Este libro es para todo el mundo. Para el que quiere ver y quiere sentir. Refleja lo que yo he visto y he sentido y te lo explico con un texto de cada imagen. Ahora a ver qué sientes tú, el que lo mira», explica Solbes. ‘Honrar’, por ejemplo, es para mí una rosa marchita. Es una de las rosas que me quedé cuando murió mi padre, justo antes del confinamiento. Pulvericé los pétalos y los utilicé de material para la imagen. Pero cada uno honra de una manera a sus seres queridos», detalle el autor. ‘Generosidad’ refleja una flor como si fuese una esponja donde las hormigas campan a sus anchas. «La naturaleza, cuando la observas bien, te dice que es de una generosidad brutal. No sólo es belleza», añade. La imagen de la ‘Fragilidad’ es elocuente: una hierba diminuta, débil y viva a la vez. «Si eso te lo llevas a tu vida, entiendes tantas cosas».

«De la pandemia quedará lo que hayamos aprendido de ella», sentencia Solbes, un erudito en los lenguajes de la naturaleza. Un tipo que decidió, en su día, exprimir la vida y no verla pasar. Cuentan que sus sesiones de sonidos con cuencos de cuarzo, sobre barcas navegando por la Albufera durante la puesta de sol, son auténticas experiencias espirituales.

El prólogo de ‘Cuando todo esto pase’ es de Fernando Rubio, que lo encabeza con una cita de Jiddu Khrisnamurti: «Cuando mires una flor, mírala, no la clasifiques, no digas pertenece a tal especie; cuando haces esto dejas de mirarla».