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Estellés, del "empujón" de Fuster a la "lista negra" de Raimon

En las conversaciones publicadas por Martínez Revert, el poeta repasa la escena cultural y política valenciana del franquismo y la Transición

Vicent Andrés Estellés saluda en los camerinos a Ovidi Montllor y Maria del Mar Bonet tras su concierto celebrado en el Olympia de París en abril de 1975. Maria del Mar Bonet

Parece que relación entre Vicent Andrés Estellés y Raimon no fue excesivamente cordial. «Raimon es el hombre que ha cantado muy bellamente al País en un momento dado», reconocía Estellés en una de las conversaciones que le han servido a Antoni Martínez Revert para armar un libro sobre el poeta. «Pero -continuaba- no ha llegado Raimon a ser lo que es Ovidi (Montllor) ni Ovidi ha llegado a ser lo que Raimon es, pero tampoco Ovidi lo ha pretendido, en cambio Raimon sí que ha pretendido ser lo que Ovidi es».

Vicent Andrés Estellés de prop -el libro editado por Tirant que Martínez Revert presentó el domingo en la Fira del Llibre y que ha provocado el enfado de la familia del poeta por haber transcrito «literalmente» unas grabaciones destinadas a lo que iba a ser una tesis doctoral- acumula las impresiones de Estellés sobre decenas de personajes de la cultura, el periodismo y la política valenciana, recuerdos personales y el relato sobre la gestación y trascendencia de su obra.

Tal como publicó Levante-EMV, los descendientes del escritor lamentan que Martínez Revert no haya «respetado» la finalidad de esta grabaciones tomadas en la casa de Estellés entre 1978 y 1980 ni los «límites» que el protagonista estableció con su interlocutor.

«No ha llegado Raimon a ser Ovidi ni Ovidi a ser Raimon. Pero Ovidi no lo ha pretendido y Raimon, sí»

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Son, en todo caso, unas conversaciones que muestran a un Vicent Andrés Estellés que «hablaba igual que escribía y que escribía igual que vivía: apasionadamente», subraya Martínez Revert.

Así, deja claro que entre Raimon y Ovidi, Estellés se quedaba claramente con el segundo. El poeta recuerda un encuentro que mantuvo con Raimon en el que tuvo que salir en defensa de Ovidi después de que el cantante de Xàtiva se burlara de su adaptación de «Els amants» estellesiano. «Claro, ya, a partir de ese momento yo sabía que entraba en la lista negra», vaticina.

Además de defender las adaptaciones que Ovidi hizo de sus canciones, en las grabaciones que han salido ahora a la luz tras casi 40 años inéditas Estellés dedica varias frases cariñosas hacia el artista de Alcoi y recuerda diversas anécdotas que compartieron, como la vez que Montllor habló de él sobre el escenario del Olympia de París sin saber que el escritor también se encontraba entre el público.

Ese fue para Estellés un «momento estelar». Cuenta que al finalizar la actuación se levantó para dirigirse a los camerinos y saludar a Montllor y a Maria del Mar Bonet, que también actuó en ese concierto: «Y en aquel momento fue cautivador para mí ver a los espectadores que decían: dejad pasar al señor Estellés, dejar pasar al señor Estellés. Yo no había dicho a nadie el nombre, ni nada, pero me habían reconocido».

Fuster, Adlert y Casp

En Vicent Andrés Estellés de prop, las conversaciones entre el autor del libro y el poeta van avanzando de forma más o menos lineal a través de su vida y su trayectoria literaria, aunque la línea temporal se va rompiendo cuando el escritor lo considera necesario o cuando Martínez Revert se permite introducir a otros «personajes» que aparecen en las grabaciones como Isabel Lorente, la esposa de Estellés, invitándole a quedarse a comer.

Estellés va recordando su infancia, la guerra en València y Madrid, su matrimonio, la muerte de una de sus hijas o sus inicios como periodista. También habla del ambiente más o menos literario en torno a la editorial Torre y su relación con las figuras de la cultura valenciana durante la década de los 40 y 50 como Joan Fuster, Miquel Adlert o Xavier Casp.

Estellés con Vicent Ventura y Joan Fuster tras el atentado que sufrió el escritor de Sueca en su vivienda. L-EMV

Cualquier referencia de Estellés hacia Fuster es positiva. «Quiero que no te olvides nunca del nombre de Fuster -le dice a Martínez Revert- porque Fuster fue el hombre que me empujó, diríamos». En cambio, hacia Adlert y, sobre todo, hacia Casp, la consideración no es tan buena. De Adlert recuerda la «putada» que le hizo cuando le cambió palabras -rellotge por rellonge, por ejemplo- en la primea edición de ‘L’amant de tota la vida’. Sobre Casp, quien se quejaba de que los poemas de Estellés contenían «un uso extremado de palabras obscenas», el poeta de Burjassot dice que «para ser un Riba en València hace falta mucha más formación».

Estellés cuenta también que su relación con Casp «se había acabado en los 50» aunque siguieron encontrándose durante las décadas siguientes. En 1971 ambos poetas participaron en un acto en la Universitat de València en el que Estellés leyó poemas del ‘Llibre de meravelles’ y Casp de ‘Silenci’. Estellés recuerda que los suyos fueron mucho más aplaudidos por el público y que, al acabar el acto, Casp le dijo: «Ahora hemos hecho una corrida de toros de las que se llevan. Yo, Luis Miguel Dominguín, el hombre que sabe y tiene serenidad... Y tú, el Cordobés». «Aquello -cuenta Estellés- fue definitivo e hizo que rompiera por completo los leves lazos que había, aún, entre él y yo».

«Casp me dijo que él era Dominguín, el hombre que sabe y tiene serenidad, y que yo era El Cordobés»

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Las conversaciones grabadas por Martínez Revert también recogen los recuerdos de Estellés sobre su etapa como periodista en Las Provincias, de su buena relación con compañeros como Martí Domínguez y de sus problemas con otros: «Yo he padecido muchísimo porque me han hecho la vida imposible en el periódico. Ombuena (entonces director), María Consuelo Reina... Todos los que trabajaban en el periódico me la tenían jurada. Yo nunca he tenido el orgullo o lo fuerza suficiente para plantar cara a las adversidades».

Popularidad y la "veu del poble"

Los sinsabores laborales van dando paso al relato del creciente reconocimiento literario. Estellés habla con Martínez Revert de la gestación de su «Obra completa» gracias al editor Eliseu Climent y, de nuevo, Joan Fuster. También hablan del componente erótico de muchos de sus escritos -«no he renunciado nunca a ninguna posibilidad de placer», proclama Estellés- y recuerda algunos momentos de su infancia que le marcaron en este sentido. De nuevo menciona a Fuster cuando éste dijo que en la obra del poeta de Burjassot «no había sentimiento amoroso, lo que había era solo un sentimiento sexual y catastrófico de la pareja». «A mí eso me gustó -reconoce Estellés-. Yo creo que es así».

La conversación continúa con el «poeta popular» que también fue Estellés; con la gestación de poemarios como Lletres de canvi, Llibre de meravelles, L’inventari clement o Primera audició y las dificultades para sacar adelante el Mural del País Valencià; con la política y la València «subterránea que maniobraba» y con su ruptura con Manuel Broseta cuando éste «se definió como miembro de UCD». Y, por último, con el significado de versos como los de aquel «Assumiràs la veu d’un poble»: «Yo lo que quiero decir es que conviene rebajar, tocar tierra con el discurso, no hablar de las cosas que Franco quería que se dijeran, sino hablar de las cosas concretas que había».

La culminación del poeta popular fue la concesión del Premi d’Honor de les Lletres Catalanes en 1978. «Para mí fue una sorpresa y fue una cosa que me gustó... Uno siempre es un animal contradictorio, pero fundamentalmente un animal de vanidades -le confiesa Estellés a Martínez Revert-. Te lo digo por el éxito que tuvo en la televisión española (...) Yo leí el poemita aquel del exilio y un trabajador de allí con la cámara y el foco dijo “Eso es cojonudo, eso, es cojonudo”. Y otro más docto dijo “Sí, ese es un tema constante en la lírica española...”».

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