Fuera de compás

El talento innato del Robe

El talento innato del Robe

El talento innato del Robe / German Caballero

Fernando Soriano

Fernando Soriano

Me moriré sin creérmelo, pero algo de periodista cultural debo tener cuando al abrir el buzón me encuentro, de vez en cuando, con libros y discos además de las muy frecuentes facturas, notitas de personas que quieren comprarme al contado un piso que no es mío o aquel sobre con un cacao del collaret dentro que, a modo de bala amenazante, me colaron los del Grup d’Acció Esmorzadora. Malditos cachondos de la Internacional Situacionista. El caso es que el otro día recibí una biografía no autorizada de Extremoduro firmada por Jesús Casañas.

Robe Iniesta nunca me ha interesado. Es uno de esos ejemplos de artistas y grupos musicales que siempre han estado ahí para admiración del público, pero a los que nunca me he arrimado. Prejuicios, pereza, falta de compañía, de tiempo, de condiciones materiales, yo qué sé. Hace un año no hubiera hecho caso a ‘Extremoduro: talento innato’, pero el concierto de Iniesta en La Marina el pasado septiembre despertó en mi cierta afición por su arte.

Y claro, he leído el libro con unas ganas impresionantes y lo he disfrutado como un enano, porque no sabía nada de su historia y todo es novedad para mí. Como sus comienzos en Plasencia y la pelea constante contra las instituciones o la industria por unos locales de ensayo, por el título de una canción, o por denunciar el acoso, el ninguneo y el expolio al que se les sometió. O enterarme de cómo terminaron vendiendo tres millones de discos y se convirtieron en historia viva de la música española, poniendo banda sonora a, por ahora, dos generaciones de hablantes en castellano, lastrados por una monumental alergia a los videoclips, las entrevistas y los saraos promocionales. Confiando en el boca a boca y obedeciendo ciegamente a ese pensamiento del Robe que ha gobernado su filosofía creativa: el exceso de trabajo no sustituye a la falta de talento.

Un talento que no ha sido inagotable, como se explica a raíz del bloqueo creativo que sufrió entre 2004 y 2008, pero que siempre ha estado ahí para sacar del atolladero a una banda que a mitad de los noventa se vio inmersa en dinámicas de verdadero caos, de polémica, remando a contracorriente, perfeccionando su rock y su poesía y terminando por conseguir el respeto y el éxito masivo, quedando como los representantes más brillantes de aquella Quinta del 92 que contaba con Reincidentes, Soziedad Alkohólica, Porretas, Boikot o Platero y Tú.

Casañas relata la carrera del Robe de manera cronológica, veloz, sin rodeos, de manera concreta y detallada, apoyándose en documentos y entrevistas de Iniesta, sus músicos y otros protagonistas a lo largo de estos últimos 35 años. Y lo hace con una escritura ágil y sobria que incide en los contextos sociales, históricos y musicales de la España de nuestra época, explicando, interpretando y destripando la obra de Robe, y de otros de refilón, disco a disco, portada a portada y canción a canción. Además, el artefacto ofrece códigos QR para enlazar con una playlist en Spotify y con actuaciones y vídeos que apoyan al texto de manera fabulosa como modernas notas al pie. El trabajo, que también ahonda en la labor en solitario de Iniesta y en el abrupto y complejo final de la banda, hace justicia a nuestra última gran banda de rock, capitaneada por un tipo que, en sociedades más civilizadas, tendría desde hace lustros una más alta consideración y rango de genio de la cultura alternativa, popular y moderna. Con libros así, vamos camino de eso.