Una «Carmen» de celos, odio y violencia machista para Les Arts

La obra de la Compañía Nacional de Danza estará en cartel del jueves al domingo

La producción 'Carmen'.

La producción 'Carmen'. / Jesús Vallina

Begoña Jorques

Begoña Jorques

La Compañía Nacional de Danza, que dirige Joaquín de Luz, clausura el ciclo de Les Arts és Dansa con la coreografía de «Carmen» del sueco John Inger. El espectáculo, que se estrena este jueves, se representará hasta el domingo en la Sala Principal, con la Orquestra de la Comunitat Valenciana (OCV) en el foso. 

Dos galardones internacionales acreditan el espectáculo (Benois de la Danse de 2016 y Venice TV Award en 2018), con escenografía de Curt Allen Vilmer, música adicional de Marc Álvarez, dramaturgia de Gregor Acuña, vestuario de David Delfín e iluminación de Tom Visser.

Inger toma como base la célebre adaptación que realizó el compositor ruso Rodión Shchedrín de la obra de Georges Bizet para su esposa y primera bailarina Maya Plisétskaya, a la que se añade la partitura de nueva creación de Marc Álvarez. Óliver Díaz regresa a Les Arts para asumir la dirección musical de este espectáculo, en una nueva incursión de la OCV en la música de ballet. El maestro ovetense, uno de los directores con más presencia en el circuito nacional, ha trabajado en diferentes ocasiones con la formación titular de Les Arts en zarzuela, repertorio sinfónico y, también, en danza.

Los ojos de un niño

La «Carmen» de John Inger huye del costumbrismo y se adentra en el universo de la cigarrera sevillana con el foco puesto en la violencia de género a través de la mirada inocente de un niño. El propósito de la coreografía es dar cuerpo a la violencia, los celos, la frustración y el odio.

Según el teatro lírico valenciano, «en el premiado ballet ‘Carmen’ de la Compañía Nacional de Danza, la fuerza expresiva de la danza hace revivir el mito literario-operístico de la Carmen de Mérimée-Bizet bajo el prisma particular del coreógrafo sueco Johan Inger, que rehúye tópicos y costumbrismo para adentrarse en lo pasional y lo violento que emana del origen literario del personaje, con el apoyo de las inmortales melodías de la ópera de Bizet y de música compuesta por Rodión Shchedrín, interpretada por la Orquestra de la Comunitat Valenciana».

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