Fuera de compás

Pluriempleados

PLURIEMPLEADOS

PLURIEMPLEADOS / Fernando Soriano

Fernando Soriano

Fernando Soriano

Venga, redoble de tambor. Que voy a empezar un artículo hablando de Bad Bunny sin acabar en el talego por injurias y calumnias o por vulnerar su derecho al honor. Aunque su música me parezca más mala que la carne de perro y su movida más ruin que un pueblo sin iglesia. El caso es que, por no saber ni la cara que se gasta el gachó, alabé su trabajo involuntariamente. Como actor, ojo. Fue después de ver el otro día ‘Bullet Train’, divertidísimo thriller sangriento protagonizado por un fantástico Brad Pitt. Allí salía el reguetonero unos minutos, haciendo básicamente de sí mismo. Y luego me dio por pensar en la cantidad de músicos que han acabado saliendo en el cine o en la tele (el mentado destripador de corcheas también sale en «Narcos») por los más diversos motivos.

Los hay que se metieron a hacer pelis por una sencilla estrategia publicitaria, para ganar presencia e impulsar así definitivamente su ocupación principal. Elvis, un producto en sí mismo, interpretó una ristra de filmes infumables con un éxito decreciente hasta cotas abisales. Hacía de vaquero, de chico problemático, de soldado o de piloto de carreras y se cantaba unas coplas venidas más o menos a cuento que luego aparecían en un disco. Antes que él, Frank Sinatra también se promocionaba en simpáticos musicales hasta que una cabeza de caballo le proporcionó papeles de más enjundia dramática en películas de considerable valor artístico. Y es que el viejo ojos azules hacía bien cualquier cosa y Elvis, que paradójicamente siempre quiso ser actor, no.

Otros que usaron el séptimo arte para coger carrerilla fueron Los Beatles, Los Bravos, Serrat, Julio Iglesias, Parchís o Enrique y Ana. Sus pelis estaban repletas de frescura, humor, rebeldía, amor, libertad y muchas canciones, salpicando unos guiones que solían ser bastante chorras con connotaciones más o menos autobiográficas.

En algunos casos, ciertos músicos sí que tuvieron una querencia sincera por la actuación dramática alejada del negocio musical y consiguieron aparecer en la pantalla con mayor o menor acierto. Por ejemplo, siempre es un gusto tropezarte con Iggy Pop en ‘El Cuervo: Ciudad de ángeles’, ‘El Color del dinero’, ‘Coffee and Cigarettes’, ‘Atolladero’, ‘Suck’ o ‘Star Trek’. Por el contrario, la presencia de Mick Jagger en el cine me provoca una dentera superlativa, en especial en aquel bodrio titulado ‘Freejack’. Los hay que actúan estupendamente, como Tom Waits, tremendamente inquietante en ‘Drácula’, Steve Earle bordando sin demasiado mérito, todo sea dicho, el papel de exdrogadicto en la imprescindible «The Wire», o ese pedazo de hombre que es Henry Rollins, vocalista de Blak Flag, en la muy molona «Sons Of Anarchy», entre otras docenas de actuaciones.

Por encima de todos ellos siempre estará David Bowie, que daría para un artículo aparte. Como Sinatra, este era otro que lo hacía todo bien y que siempre introdujo en su música y en la puesta en escena de esta un importante aspecto teatral y dramático. Una divinidad extraterrestre que cayó a la tierra para chuparnos a todos la sangre y que se convirtió en rey de los goblins, prisionero en un campo de concentración japonés, romano de manos limpias, corruptor de principiantes y juez de concurso de baile, desplegando siempre una magia tan natural como espectacular.

Otros no aspiraban a tanto y, teniendo un talento gigantesco para sus ocupaciones originales, se arrimaron a la cámara para dejar algún cameo digno de recordar. Leonard Cohen accedió a la petición de su hijo, muy fan de la serie, de aparecer en un capítulo de ‘Corrupción en Miami’ interpretando a un maloso francófono con un flipante parecido a Dustin Hoffman. Por su parte, Keith Richards está impagable como padre pirata de Jack Sparrow en ‘Piratas del Caribe’, en una caracterización que no fue muy complicada, imagino. Parece ser que sucedió lo mismo que cuando el bueno de Screamin’ Jay Hawkins bajó del avión para incorporarse al rodaje de ‘Perlita Durango’ y su director, Álex De La Iglesia, dijo: no lo toquéis, así está perfecto.