Balbino Giner: el pintor valenciano enterrado junto a Machado

Un libro recupera la vida y obra del artista exiliado, amigo de Pablo Picasso, residente en Perpiñán y sepultado en Colliure

Balbino Giner, en su estudio.

Balbino Giner, en su estudio. / Levante-EMV

En el bello municipio de Colliure, bañado por el Mediterráneo pero pasando los Pirineos, yace una parte de la historia española y valenciana. Destino forzado de muchos republicanos tras la Guerra Civil, Francia supuso un volver a empezar para muchos ciudadanos en el exilio.

En Colliure, muy cerca de la frontera pero lejos del franquismo recalaron muchos que permanecen ahí hasta hoy. Es el caso conocido de Antonio Machado, el poeta que no pudo volver a España y que está enterrado en este pueblo costero.

Pero menos gente sabe que muy cerca de esa sepultura, a tan solo un metro, reposan los restos de Balbino Giner García (València, 1910-1976, Perpiñán), pintor que también huyó de la dictadura y que gozó de éxito y reconocimiento al otro lado de la frontera. Si en la tumba del poeta pueden leerse algunos de sus versos, la de Giner es fácilmente reconocible pues está llena de colores y dibujos, realizados por su hijo (también Balbino Giner, también artista y también enterrado en Colliure).

De València a Roma, París y Perpiñán

Balbino Giner García fue miembro de la reconocida Escuela de París —como el también valenciano Eduardo Muñoz ‘Lalo’—; y, por eso, amigo de Picasso, con quien compartió exposiciones internacionales, como la de Praga, durante los años 40, 50 y 60. No obstante, a diferencia de otros y pese a mantener el contacto, Balbino Giner se instaló en Perpiñán, donde era conocido por todos y gozó de gran éxito.

Los hechos y las anécdotas más importantes de su trayectoria se recogen ahora en "Vida i obra del pintor Balbino Giner Garcia. L’últim bohemi de l’escola de París", del periodista y crítico de arte Francisco Agramunt y publicado en la Col·lecció Bocins de la Diputació de València.

El escritor indica que, durante unos primeros años en París, el pintor fraguó «una gran amistad con Picasso». «Lo abanderó y lo protegió mucho», apunta el periodista, que define a Balbino Giner como «un personaje curiosísimo» y «polifacético», aunque demasiado bebedor y fumador.

Retratos de Balbino Giner.

Retratos de Balbino Giner. / Levante-EMV

«Tuvo muchísimas facetas: jugador de fútbol, banderillero, compositor musical y de poemas...», indica. Con una «personalidad curiosísima» y muy «estrafalario y simpático», era «conocido por todo Perpiñán», asegura Agramunt. Pero, por encima de todo, lo califica como «un bohemio» de la vanguardia que vivía sin lujos, un bon vivant, anticonformista y libre, además de sus fuertes convicciones republicanas.

Balbino Giner nació en la calle Na Jordana del Carme de València. Se formó en la Escuela de Artes y Oficios y, posteriormente, en la San Carlos de València. Como otros artistas valencianos, despuntó, fue becado por la Diputació de València y consiguió una pensión de pintura en la Academia de España de Roma. Tras estallar la Guerra Civil, se instaló definitivamente en París en 1936. Posteriormente, con la invasión nazi, bajó hasta Perpiñán y se acercó más a España. 

Retratos apreciados por la burguesía

Sobre su pintura, Agramunt explica que «aunque con la Escuela de París se soltaba, siempre mantenía el espíritu figurativista de su formación académica». «El mercado artístico era muy malo en la época y tuvo que hacer concesiones, tuvo que ceder orientándose a lo que pedía la burguesía», detalla. Por eso, explica que de Giner se hicieron muy populares los retratos. Además, como anécdota, cuenta que muchas veces, cuando iba a comer a algún restaurante, pagaba con cuadros que hacía a los camareros o cocineros, muchos de los cuales aún están en establecimientos de Perpiñán. 

Obra de Balbino Giner.

Obra de Balbino Giner. / Levante-EMV

«Cuando Picasso iba a Perpiñán, siempre se quedaba en el mismo hotel y llamaban a Balbino para que hiciera una paella, porque él mantenía la paella valenciana al pie de la letra», cuenta el autor del libro que también apunta que Giner se relación con el escritor Ramón María del Valle-Inclán; o que montó una falla antifascista y en la que quemaron a Franco en Perpiñán (1946).

Espíritu libre, Giner fue uno de los artistas más importantes de la generación que creció en la València republicana —con Renau, otro de sus amigos—, aunque Agramunt lamenta que es bastante desconocido en su tierra, como el resto de exiliados. Juró que no volvería hasta que hubiera libertad y falleció un año después del dictador sin haber regresado.

La Diputació de València, el Museo Reina Sofía e instituciones francesas conservan parte de sus obras. En 2010, algunas se expusieron en el Centre del Carme de València.

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