Muere Emili Marín, director histórico de la revista Saó

La capilla ardiente al también sacerdote e hijo adoptivo de València se instalará esta tarde en un tanatorio de Quart de Poblet

El arzobispo de Valencia presidirá una misa exequial mañana, lunes 1 de abril

Emili Marin en una imagen de archivo.

Emili Marin en una imagen de archivo.

Violeta Peraita

Violeta Peraita

Emili Jordi Marín Soriano (Alcoi, 1941 - Quart de Poblet, 2024), director histórico de la revista Saó, ha muerto este domingo a los 83 años. Sacedorte, escritor y director de la publicación durante un largo periodo de tiempo, también es hijo adoptivo de la ciudad de València. Los que lo conocían lo describían como un "hombre bueno un hombre de Dios".

Su capilla ardiente será instalada hoy en el tanatorio Lucem de Quart de Poblet de 16:00 horas a 21 horas. Mañana lunes, 1 de abril, será instalada a las 8:00 horas a la Casa Sacerdotal Betania de Quart de Poblet. El arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, presidirá la misa exequial mañana, lunes, a las 11 horas en la parroquia de la Purisima Concepción de Quart de Poblet. Seguidamente será inhumado en el panteón sacerdotal de la Casa Betania, en el cementerio parroquial de la misma localidad.

Si algo era Emili Marín era "un hombre que utilizaba la palabra para construir puentes entre diversos sectores de la sociedad valenciana". Lo cuenta Vicent Boscà, actual director de Saó.

Entre 1993 y 1998, fue miembro del Consell Valencià de Cultura en sustitución de Joan Fuster. En este periodo, Marín tuvo un papel destacado en la creación de la revista Saó, de la que fue director entre los años 1987 y 1994 y 1998 y 2010. Por otra parte, en 2017, fue nombrado Hijo Adoptivo de València por toda una trayectoria como contribuidor de la cultura valenciana.

Conocerlo es una de "las suertes de la vida"

"Conocer a Emili es una de esas suertes que tiene uno en la vida. Era una persona vitalista y siempre estaba embaucando a la gente con nuevos proyectos e ideas. No paraba de tener ideas", apunta Boscà. Era un hombre que amaba "la lengua, la cultura y la tierra valenciana", pero también uno que amaba Saó, dice el actual director.

Marín, relata Boscà, "hizo posibles muchas cosas, entre ellas la superviviencia de Saó". Si algo destaca de él es su capacidad de diálogo y de dar voz a distintas realidades dentro de la cultura valenciana. "Era provocador, incansable y le encantaba jugar con la palabras. Reías mucho con él", recuerda.

Si algo le gustaba era la vida y trabajar. Los que le conocían le definen como un "homenot d'aquest país" pues, "hasta cuando se quedó ciego mantenía una actitud vitalista. Para mi ha sido un éxito poder conocerlo".

La palabra como puente

Vicent Boscà señala que Marín aportó "todo lo que pudo y más a su profesión como sacerdote pero también desde su vertiente de activista cultural". Defendió, sobre todo, "el valencià, la que era su lengua", pero también "la cultura valenciana".

De hecho, dice, "consiguió que parte de la intelectualidad no creyente valenciana llegara y se incorporara a Saó". Nombres como Joan Fuster o Vicent Ventura son los que nombra ahora Boscà. "Ese fue uno de sus méritos. Utilizar la palabra para construir puentes en la sociedad diversa".