Entrevista | Lorenzo Caprile Diseñador y autor del vestuario de la ópera Un ballo in maschera.

Caprile: "El vestir es el reflejo de la sociedad y vivimos en un momento de absoluta decadencia"

Ha confeccionado 240 piezas en poco más de dos meses para que la ópera que hoy se estrena en Les Arts sea «impactante».

«Hoy, el referente de la moda es Amancio Ortega. Es el más inteligente y el que ha cambiado las reglas del juego por completo»

Entrevista a Lorenzo Caprile, autor del vestuario de la ópera 'Un balo in maschera'

Loyola Pérez de Villegas

Amparo Barbeta

Amparo Barbeta

Rafael R. Villalobos , director de escena de la ópera Un ballo in maschera, llamó un día a Lorenzo Caprile, uno de los más prestigiosos diseñadores de trajes de alta costura, para ofrecerle crear el vestuario de la obra de Verdi. Al diseñador, de inicio, le sorprendió más que la propuesta el proyecto en sí porque, avisa, la versión que desde hoy se representa en les Arts es «pero que muy rompedora». Y sí, la soprano Anna Pirozzi, viste un precioso vestido rojo Caprile. La ópera en sí, anuncia el diseñador, «dará mucho que hablar».

Una ópera de Verdi rompedora y moderna con vestuario de Caprile. Tiene su morbo. 

Es muy moderna, a veces, incluso hasta demasiada. La versión que ha hecho el director, Rafael Villalobos, es increíble. Tiene talentazo. Creo que es un director de escena que se va a comer el mundo porque es impresionante la reinterpretación que le ha dado a este clásico de Verdi para traerlo a la actualidad con jueces corruptos, políticos con máscaras, personajes que dicen una cosa y hacen otra, gente que cambia de opinión constantemente, traiciones, operaciones de falsa bandera... Vamos, que abre un montón de melones . La versión que ha hecho Rafael no puede ser más acertada.

Y todo con vestuario de los 80.

De los 80 y 90. Esas son las referencias que me dio. Hablamos de un poco El Lobo de Wall Street que es una película en la que yo puse mi granito de arena porque el traje de novia que luce Margot Robbie salió de mi taller porque fue un favor que le hice a Sandy Powell, que es la figurinista fetiche de Martin Scorsese. Me hizo mucha gracia que me diera esa referencia; como también me habló de Armas de mujer con Sigourney Weaver y Melanie Griffith y de series como «Dinastía» o «Falcon Crest». Son referencias que conozco muy bien, porque yo tuve el privilegio de vivir en Nueva York en los años 85-86 y me he sentido muy cómodo en esa ambientación . También le hacemos un homenaje a Madonna que es un icono para todos los de mi generación.

Los trajes de la soprano Anna Pirozzi están cosidos por usted. ¿Viste de rojo Caprile?

Con ella me he venido arriba, al principio solo le iba a hacer uno y al final le hemos cosido todo su vestuario y, sí, lleva un Rojo Caprile que, para mi gusto, es una pasada para la escena final del baile. Mi inspiración fue el famoso Black and White Ball de Truman Capote, una fiesta mítica de finales de los 60, donde todos iban vestidos de blanco y negro. Esa era nuestra referencia para ese Ballo in maschera. Le dije al director que me gustaría mucho que la protagonista fuera declinando desde lo más oscuro hasta el rojo fuego para el baile y Rafa me compró esa idea. Ella es un monstruo de mujer, una fuerza viva de la naturaleza y con este rojo Caprile está impactante.

Una de las piezas que se mostrarán durante la obra

Una de las piezas que la sopranose mostrarán durante la obra / LOYOLA PÉREZ DE VILLEGAS MUÑIZ

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¿Le sigue apasionando crear? Se le ilumina la cara al explicar el vestuario.

Aquí soy una herramienta del director. Protagonismo, los precisos. Él es el que firma el espectáculo. Esto para mí son unas vacaciones porque me limito a cumplir órdenes . En mi taller, para lo bueno y lo malo, tengo que tomar decisiones y la responsabilidad es mía; si sale bien, bien, si sale mal, me la cargo yo. Y aquí, pues a obedecer. A Rafa le he dado sugerencias y mi interpretación porque me gusta mucho que quede todo muy empastado de colores y creo que hemos hecho un gran trabajo. Somos un equipo y el espectáculo es suyo.

 ¿Investigar para hacer un trabajo así es un lujo o un problema? 

Un aliciente. En este caso he tirado de álbumes de fotos y recuerdos. Rafa, que podría ser mi hijo perfectamente, ha tenido que investigar pero yo lo he vivido. Aquellos años, para mí, fueron los mejores de la moda. Nos hemos divertido muchísimo exagerando las proporciones con esas mangas imposibles, esos peinados exageradísimos...

Salir de la zona de confort siempre es gratificante.

La gran diferencia han sido los materiales, porque para ellos es ropa de trabajo y tienen que ser cómodos y traspirables y con tejidos resistentes para que aguanten. A veces, lo que mejor te da, es el poliéster más repugnante que no se lo pondrías a una clienta ni muerto, pero que funciona muy bien en el escenario. Las costuras prácticamente tienen que ser de acero para que aguanten. Al final es coser y son el mismo perro con distinto collar.

Nada de low cost, parece.

Ahí no entramos.

Lo que es obvio es que antes se invertía más en vestir.

Era diferente. Me has tocado mi punto débil porque no me gusta nada el siglo XXI. No me siento nada cómodo en él. Y no solo en el vestir. Nos alimentamos con mierda, y así todo. Es un melón que prefiero no abrir. El vestir es quizás lo más inmediato, porque es el reflejo más automático de la sociedad. Vivimos en un momento de absoluta decadencia. En todo. No hay líderes. No sigamos por aquí que me meteré en líos.

Ahora todo es un usar y tirar. 

En el amor, en las relaciones. En todo. 

Cuando le ofrecieron trabajar en esta ópera ¿qué pensó? ¿se asustó?

Me asusté mucho y en un momento dado estuve a punto de dejar el proyecto. Me animó mi taller, un equipo maravilloso, casi tanto como el de aquí donde hay un equipo de sastrería que ya quisieran muchos teatros internacionales. Tengo sangre italiana y soy muy impulsivo, pero hice caso a mi gente y aquí estoy. Rectificar es de sabios y estoy feliz de mi arrepentimiento. Estuve a puntito de dejarlo porque no lo veía claro y ahora estoy superorgulloso. Espero que Rafa no se olvide de mí y me tenga en cuenta porque sé que va a llegar muy lejos.

Está trabajando mucho en espectáculos.

Sobre todo en teatro. En ópera por ejemplo, hago cosas muy elegidas porque me da un poco miedo porque es muchísima ropa.

¿Cuántas ha hecho para esta función?

270.

 ¿En cuanto tiempo?

En tiempo récord. Lo tenía en  enero pero por dejadez mía, porque a veces soy tonto del bote y por algún  malentendido, lo dejé... No ha llegado a dos meses. Desde aquí doy las gracias a todo el equipo de sastrería con Ana Armiñana al frente, que es fenomenal. Y sobre todo a mi ayudante asistente Lucía, que sin ella no hubiera podido hacer esto.

¿Está bien pagado?

Eso no te lo voy a contestar. Lo que pierdes en una cosa lo ganas de otra.

Vamos, que más satisfacción que dinero.

Estoy viviendo un momento personal muy triste y ver esto en el escenario... Si tengo que pagar de mi bolsillo un bordado me da igual.

¿El vestuario de esta ópera es sostenible? 

Lo es. Le dije al director que con las referencias que tenía si algo sobra en este momento en el mundo es ropa. Hemos contado con la colaboración de la Casa Pérez, que yo diría que es una de las mejores del mundo en este momento con un stock espectacular, y de ahí hemos ido montando los personajes y excepto alguna cosa para los protagonistas, como es lógico, y el vestuario de Anna Petrozzi, que ha salido de mi taller.

Ha hablado de referentes de la época, pero ahora, en moda ¿quién sería el referente?

Amancio Ortega es el más inteligente, el que ha cambiado las reglas del juego por completo. Para bien. Hay un antes y un después de Inditex. Eso es así. Me caerá la del pulpo por decir estas cosas. Es un orgullo que el primer grupo textil del mundo sea español. Su hija es una digna heredera de su padre. Lo está haciendo fenomenal y a la vista están los resultados.

¿Participar en«Maestros de la costura» qué le aporta?

He aprendido muchísimo porque no tenía ni idea de televisión. Me ha dado muchas tablas, porque aunque no lo parezca, soy timidísimo. Antes, de tan tímido que era, tenía fama de altivo, antipático y borde y es porque la timidez me bloquea. La televisión me ha dado unas tablas que no tenía.

Con ustedes hemos redescubierto la costura.

Hasta hace muy poquito tiempo la máquina de coser era un mueble que había en todas las casas. Es curioso, no nos asusta cambiar un enchufe o una bombilla, y es un melodrama coger un bajo o estrechar una falda o ensanchar un pantalón. Claro, entonces lo tiro y me compro otro. No pretendemos que España sea Pertegaz resucitado, pero hacer un pespunte no debería ser un imposible. 

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