Román, un torero gigante en San Isidro
El torero de Benimaclet acaricia la gloria de Las Ventas y sale más que reforzado como el primer nombre propio de la Feria de San Isidro
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Román, exhausto, tras pasaportar al quinto toro durante su tarde de San Isidro / EFE
Román lo tenía claro: quería retirar en una vitrina el terno azul celeste y azabache hecho a imagen y semejanza para honrar la memoria de Manuel Granero después de salir en hombros de València y Madrid. El terno con el que Genaro Palau pintó al histórico diestro del barrio del Pilar fue el elegido por Román para su encerrona en la pasada Feria de Fallas.
Y lo volvió a escoger para hacer el paseíllo en su único compromiso en la Feria de San Isidro: un vestido con resonancias históricas del que cuelgan esfuerzos, hilos de esperanzas hechas verdades a fuerza de ir remendando sueños, memorias zurcidas, pespuntes de miedos, de sueños arrancados y hambres de gloria con el que acarició la puerta grande Madrid. Tal y como le ocurrió a Manuel Granero el 17 de mayo de 1921 (vestido también de azul celeste y azabache), el pasado sábado Román encandiló a la cátedra venteña y cuajó una de las mejores tardes de su carrera frente a dos toros de Fuente Ymbro nada fáciles: el primero por tremendamente bravo y el segundo porque embistió como una lluvia de inclementes puñales.
Un "Orgulloso" de bravura
A golpe de vitalidad, de corazón, de entrega máxima, el torero de Benimaclet dio el paso adelante y salió más que reforzado de Las Ventas como el primer nombre propio de la Feria de San Isidro. Y es que en la faena Madrid rugió con él como no había rugido hasta este año. Con un excelente toro de Fuente Ymbro, de nombre "Orgulloso" -que no podía fallar por la guapeza de sus hechuras-, Román creció sobre sus propias raíces. Un torrente de casta y emoción que pidió mando y poder en la muleta. Román apostó con generosidad por el animal y tuvo la capacidad de hacer el equilibrio en esa rampa tan llena fragilidad para muchos (que se lo pregunten, por ejemplo, a Francisco de Manuel tras su encuentro con "Bastonito" de Baltasar Ibán este domingo).
La estampa añeja
Con el péndulo furtivo de su valor, el hombre caminaba hacia delante sin dar un paso atrás y arrojaba luz en esa oscuridad que la larga distancia ofrecida ponía entre el cuerpo del torero y la repetición incesante del toro. Templado, con la mano a ras de suelo y llevando larguísimo a "Orgulloso". El final del capítulo tuvo una estampa añeja por solemne y pura: Román, sentado en el estribo, esperaba la gloria tras haber pasaportado por derecho al gran toro de Fuente Ymbro, ovacionado el arrastre. El diestro de Benimaclet paseó una oreja de ley que tenía su peso en oro: era el primer trofeo del abono de la feria de San Isidro.
![La solemne muerte de "Orgulloso", el toro de triunfo que sortó Román](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/549d4a21-cd4c-4aad-8568-716297e35f2f_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
La solemne muerte de "Orgulloso", el toro de triunfo que sorteó Román / EFE
Con la misma claridad de ideas afrontó su faena al quinto: tuvo una verdad de tan encarnizada inminencia y tanta actitud que pareció que Román había disuelto de su mente el sordo estertor del miedo. Porque el toro tiraba unas tarascadas que en cualquier momento hubiese podido herir al torero. Pero ahí seguí él, voraz en busca de su deseo de la puerta grande. Pero el toro tardó en caer y dio una vuelta al ruedo que también tuvo el clamor de la gloria. Porque los 18.497 espectadores que se dieron cita ese sábado en Las Ventas no olvidarán la tarde de Román.
Granero: "El toreo tiene nuevo rey"
Como posdata, un recuerdo: tal y como apuntó el historiador Pedro Casado Marín, el terno azul celeste y azabache fue elegido por Manuel Granero en la tarde que se consagró como la máxima figura del momento, el 17 de mayo de 1921, en Madrid. Aquel día, acompañado de Chicuelo y Varelito (es por ello que el cartel se conoce como el de los tres Manueles) y frente a animales de Santa Coloma, cortó una oreja a su primer astado y cuajó la mejor faena de su carrera con su segundo animal, que atendía al nombre de "Malacara". El titular de la crónica del diario La Libertad, con relación al trono vacío que dejó Joselito, fue: "El toreo tiene nuevo rey. El trono está ocupado".
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