La crisis productiva de Ford Almussafes pasa factura al Puerto de València

Vigo y Barcelona superan a las instalaciones del Grao en exportación de vehículos tras ser el enclave valenciano el que peor evolución presenta en 2023 entre los principales del país

Coches en el puerto de València esperando a ser exportados, en una imagen de archivo.

Coches en el puerto de València esperando a ser exportados, en una imagen de archivo. / Fernando Bustamante

La producción de Ford Almussafes se ha resentido considerablemente durante 2023. La incertidumbre de la planta, culminada este noviembre con la decisión de aplazar la inversión eléctrica, se ha trasladado también a unas líneas de fabricación cuyo rendimiento se ha reducido considerablemente respecto al ejercicio pasado. Es un golpe significativo, más aún si se tiene en cuenta que, dada la importancia de la multinacional dentro del tejido empresarial y económico de la Comunitat Valenciana, cualquier bajada productiva influye en otros entornos. Entre ellos, por ejemplo, un Puerto de València que este año ha perdido su posición preferencial frente a Vigo y Barcelona en lo que a movimiento de vehículos se refiere, siendo el que peor evolución muestra entre los principales del país.

Porque Almussafes, según los datos ofrecidos por el sindicato mayoritario en la planta -UGT-, clausura 2023 con 219.594 unidades fabricadas, un 10,5 % inferior al dato de 2022 y el segundo más bajo de la última década. Entre los motivos de la caída está una pérdida desde abril de dos de los cuatro modelos -el S-Max y el Galaxy- con los que contaba la planta, un camino de despedida que desde este diciembre ha comenzado también la Transit. A esta circunstancia, se suman los problemas de la falta de carga de trabajo que ha tenido la compañía, algo que provocó que durante varias jornadas del segundo semestre del año en la factoría no se produjera a pleno rendimiento. El trasfondo de este último hecho no es otro que la menor demanda de sus vehículos en Europa.

Y es que este menor ritmo de ventas, ilustrado ahora mismo con un Kuga que resulta insuficiente como único pilar de salvación para la supervivencia de la planta durante los próximos años, está desembocando ineludiblemente en una reducción de coches a exportar. Todo esto lastra el balance de automóviles en régimen de mercancía que se mueven desde el puerto de València, que pese a crecer hasta noviembre un 8,5 % -equivalente a 590.188 unidades exportadas- en relación al mismo periodo de 2022 -una mejora, dada la situación, explicada por el buen rendimiento de salidas al exterior por las instalaciones del Grao que tienen otras plantas como la de Opel en Figueruelas-, se queda muy alejada del impulso que viven otros recintos portuarios.

Coches en producción en Ford Almussafes.

Coches en producción en Ford Almussafes. / Perales Iborra

De ser primeros a terceros

Vigo, que por estas fechas el pasado ejercicio exportaba casi 120.000 unidades menos que la capital del Túria, ha logrado por primera vez adelantar en los once primeros meses del año por casi 5.000 vehículos el dato de València. La explicación de esta mejora interanual del 40,3 % se da con el buen paso que está teniendo, por ejemplo, la fábrica de Stellantis en Vigo, cuya producción anual va a duplicar ampliamente la de Almussafes en este 2023 -situándose por encima del medio millón de unidades producidas- gracias al éxito que están teniendo modelos como el Peugeot 2008.

El caso de Barcelona es todavía más importante. Su crecimiento respecto al balance hasta noviembre de 2022 ha sido del 43 %, un impulso que le ha llevado a pasar del tercer puesto al primero en este régimen exportador, superando así también a la situación de València. La base principal de salida de plantas como la de Seat en Martorell acumula en los once primeros meses del año 723.838 unidades exportadas, más de 200.000 más que las 506.121 de 2022. A ello hay que sumar también que otro puerto de salida de automóviles como el de Santander también recorta diferencias con València, reduciendo la brecha entre ambos enclaves desde las 230.000 unidades del curso pasado a las 185.000 de este. La muestra de cómo la crisis en Almussafes pasa factura también al Grao.

Suscríbete para seguir leyendo