José María Mollinedo

«La conclusión es que a más renta menos contribución fiscal»

El secretario del sindicato de técnicos de Hacienda afirma que las diferencias entre territorios a nivel tributario no se dan en la clase media (85% de la población), sino en el 4 % más rico, por las rebajas que aplican algunas autonomías

José María Mollinedo.  | LEVANTE-EMV

José María Mollinedo. | LEVANTE-EMV / jordi cuenca. valència

Junto a Carlos Cruzado, Mollinedo acaba de publicar ‘Los ricos no pagan IRPF’, (Capitán Swing) donde abordan las claves para afrontar el debate fiscal en España.

El libro se titula ‘Los ricos no pagan IRPF’. ¿Es un señuelo para los lectores o en realidad a más renta menos contribución fiscal?

El título corresponde a dos afirmaciones realizadas por presidentes del Gobierno en ejercicio. En 1998, José María Aznar decía que con el sistema de entonces los ricos no pagaban impuestos, para justificar la rebaja fiscal que iba a aplicar. En 2018, Pedro Sánchez explicaba que la gente rica no pagaba el IRPF, y lo decía en sentido contrario para justificar la subida fiscal. La conclusión es que a más renta menos contribución fiscal, comparativamente. Por varios motivos. Una es normativa, porque las personas con grandes patrimonios derivan las rentas o una parte de ellas a sociedades que tributan a un tipo nominal y no progresivo como el IRPF y les sale más barato. Y luego está la elusión, estirar la normativa para no pagar impuestos como con las sociedades que gestionan derechos de imagen o mediante el fraude tributario con fortunas y rentas escondidas en paraisos fiscales.

¿Hay diferencia entre lo que pagan las empresas y los empresarios que son dueños de ellas?

Podríamos concluir que la mayoría de empresas cumple con el Fisco, aunque a título pesonal muchos empresarios no lo hacen.

¿El pago de impuestos es una cuestión moral? Quiero decir, ¿tenemos los españoles una pulsión especial para regatear a Hacienda, digamos una moral más laxa?

Sí. Tenemos poca conciencia fiscal. La mayor parte de los ciudadanos tiene controlados sus ingresos a través del sistema de retenciones y esto hace que declaren rentas del capital y del trabajo, con lo que poco se escapa por ahí en el IRPF. Pero cuando se le pregunta a los ciudadanos si pagarían el IVA en una reparación o en alguna reforma en el hogar la mayoría sucumbe al sin impuestos. Esa laxitud también se ve cuando apoyan a deportistas o cantantes que han defraudado y a los que, sin embargo, idolatran. Pese a todo, hay una mejora de la conciencia fiscal. Ahora la gente no presume de evadir, aunque lo haga.

La economía sumergida sigue teniendo un peso clave en territorios como el valenciano. ¿Es una batalla perdida su regularización?

Ponemos como ejemplo, cuando tratamos esta cuestión, otros hechos que parecían estructurales, como la siniestralidad en la carretera, y que se han reducido con la concienciación de tráfico y las medidas públicas. En el caso de la economía sumergida, se debería aumentar plantillas en la Agencia Tributaria -tenemos la mitad que la media europea y por eso no es extraño que tengamos tanta economía sumergida- y elaborar estudios oficiales sobre la materia para calibrar realmente su incidencia. No se sabe cuál es el volumen y si se va doblando la curva. Los estudios privados dicen que sigue creciendo.

Las derechas siempre abogan por reducir impuestos para dejar más dinero al ciudadano, al tiempo que defienden la privatización de los servicios públicos, que acaba provocando un coste superior al ciudadano, si por ejemplo debe pagarse la sanidad de su bolsillo cuando la necesita. ¿Qué opina al respecto?

Los impuestos son las dos caras de una moneda. Por un lado se ingresa y con ese dinero se prestan servicios. En el libro hablamos de la frugalidad, de la que tanto se habló durante la crisis de la pandemia. Se ponía como ejemplo a Países Bajos, Dinamarca o Islandia, que fueron los países más reticentes a los fondos next generation. Pues resulta que España tiene seis puntos menos en recaudación fiscal y 3,7 puntos menos en gasto publico que la media europea. Esos países frugales recaudaban mucho más. Esto es lo que calificamos de desigualdad con la zona euro. Tenemos menos recaudación y menos gasto. Si recaudáramos más, tendríamos las cuentas públicas más saneadas y podríamos dar mejores servicios. No se trata de subir los impuestos sino de hacer contribuir a quienes en el día de hoy no están pagando lo que debieran, como los ricos o las multinacionales.

Los bancos han tenido ganancias históricas este año pero siguen batallando contra el Gobierno por el impuesto a su sector. ¿Tienen razón?

Es difícil entender que estas empresas consideren que este impuesto les lastra la cuenta de resultados en vista de los beneficios. En consecuencia, la mayoría de los ciudadanos no van a ver que ese impuesto sea injusto. Sobre todo cuando ven que sus hipotecas se han encarecido y que eso ha mejorado el resultado de los bancos.

¿Hay que recuperar en el IRPF las deducciones para vivienda ahora que es un problema mayúsculo, sobre todo para los jóvenes?

En la anterior crisis inmobiliaria ya se vio que esas deducciones eran injustas, porque el beneficio fiscal se trasladaba al promotor vía precio. Pensamos que no hay que recuperarla, sino establecer ayudas directas a las personas con más necesidad de tener una vivienda. La deducción es una medida general que beneficia también a quien no la necesita.

Madrid, por los mayores ingresos derivados del efecto capitalidad y la presencia de las principales sedes empresariales y por la decisión de su Gobierno (PP), entre otros motivos , tiene una fiscalidad mucho más laxa que el resto de autonomías. ¿Los territorios ricos también ‘pagan’ menos impuestos?

No hay grandes diferencias tributarias entre territorios para la clase media de la población, la que gana hasta 30.000 euros, que son un 85 % del total. Donde hay diferencia es en las rentas de más de 60.000 euros, es decir el 4 % de los declarantes. Estos pagan menos en algunos territorios porque se aplican en esas autonomías rebajas fiscales.

¿Veremos un nuevo modelo de financiación, sobre todo para una comunidad, como la valenciana, claramente infrafinanciada?

Debe existir y sería deseable. Está pendiente desde 2017. Es deseable porque está muy anticuado el modelo, que se hizo para diez años. Se han producido modificaciones demográficas, sobe todo en el Mediterráneo, donde hay más habitantes de los que en su día se contabilizaron para fijar el modelo de financiación. La aritmética parlamentaria y la polarización sugieren que va a ser difícil el consenso.

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