Bejís, la cooperativa que quiere pasar del negro al verde

Cooperativistas del sector del aceite del Alto Palancia buscan financiación a través del micromecenazgo para crear una iniciativa de gestión en común que permita replantar olivos en la superficie quemada por el incendio de 2022

Imagen de Bejís, cuyo término fue arrasado por el incendio de 2022.

Imagen de Bejís, cuyo término fue arrasado por el incendio de 2022. / Germán Caballero

José Luis Zaragozá

José Luis Zaragozá

Del negro al verde. Así quiere cambiar el color de sus tierras de cultivo una de las cooperativas del Alto Palancia especializada en la producción de aceite de oliva. La firma agrícola de la economía social Nuestra Señora de Loreto de Bejís (Alto Palancia) sufrió de lleno el incendio del verano pasado. Casi 20.000 hectáreas de campos de cultivo y bosque fueron arrasadas por las llamas causando pérdidas importantes tanto en el paraje natural, como en el suelo, la biodiversidad a través de olivos, almendros y carrascas.

En la actualidad aglutina 170 socios y quiere conservar sus señas de identidad: ser una cooperativa familiar y emprendedora. «Trabajamos principalmente con variedad de oliva Serrana, produciendo un aceite de gran calidad. Nuestra principal característica es que no mezclamos variedades de olivas y molturamos en menos de 24 horas desde la recolecta. Realizamos analíticas y pasamos estrictos controles de calidad que garantizan que nuestro aceite es virgen extra», explican desde la entidad de Bejís. ¿Qué hacer cuando se pierde casi todo y hay que empezar de cero?

Aceite que la cooperativa quiere impulsar desde sus campos |‘activos’

Aceite que la cooperativa quiere impulsar desde sus campos |‘activos’ / JOSÉ LUIS ZARAGOZÁ

Financiación

Toda piedra hace pared. Después de valorar la situación dramática y ser pasto de las llamas el 92% de su superficie de cultivo, la cooperativa acaba de poner en marcha una campaña de crowdfunding (prevé llegar a 14.949 euros en una primera fase) para replantar olivos autóctonos y centrar los esfuerzos en revertir la situación de forma inmediata, eficiente y transparente siguiendo los criterios del cultivo ecológico. Además, prevé llevar a cabo un proyecto de cesión de tierras de cultivo de todos los campos quemados que pertenecen a personas que no pueden hacerse cargo. Quiere evitar a toda costa el abandono de tierras en prevención de nuevas catástrofes como la ocurrida. El proyecto de replantación de los olivos se basa en una Iniciativa de Gestión en Común (IGC), diseñada por Cooperatives Agro-alimentàries.

En esta primera fase se pretende realizar la replantación de las primeras dos hectáreas de olivar quemado (con instalación de riego controlado), para lo cuál es necesaria la compra de plantas de olivo de variedad autóctona ‘Serrana’, arrancar árboles quemados, preparar la tierra, plantar los olivos, e instalar su correspondiente sistema de riego.

El contrato de cesión de tierras garantiza la voluntad de los propietarios del terreno, sean personas físicas o jurídicas, de ser considerados como una unidad de gestión en común del olivar y que lidera la cooperativa.

Cuentan desde la entidad de Bejís que antes de la catástrofe trabajaba en diversos proyectos para innovar en la producción oleícola, elaborando un aceite de oliva extra virgen de la variedad autóctona, cuya recolección se lleva a cabo durante los primeros días de otoño. Para ello ya cuenta con una marca registrada, ‘Belgidis’.

Al frente del proyecto para que la cooperativa renazca de sus cenizas figura Juan Vicente Clemente, quien ocupa la presidencia. De las tareas administrativas se encarga María José Iborra; de la gestión agraria, Joan Sanz y Marta Izquierdo, jóvenes que han renunciado a la vida de ciudad por vivir en el pueblo. Y lo que les gustaría es poder trabajar la tierra, una de sus pasiones. Las encargadas de la molturación del aceite en la almazara son Rosa Alcaide, Amparo Gil y Sonia Rodríguez. Tiene mérito que con sólo el 8% de la producción de olivas han mantenido la actividad pese al incendio. Eso supone cosechar algo más de 13.000 kilogramos, cuando en una temporada normal superaban los 190.000 kg.

Según María José Iborra, el abandono de cultivos es grande porque la media de edad de los socios se sitúa en 65 años. «Hay un problema grave de relevo generacional y por eso necesitamos incentivos para incorporar a jóvenes en las explotaciones», advierte la impulsora del nuevo proyecto de regeneración de la firma de Bejís.

Esta iniciativa de la cooperativa del Alto Palancia no verá sus frutos hasta dentro de un lustro. Con todo, esperan iniciar en breve otra fase de plantación de olivos para producir aceite de oliva, un mercado en el que la Comunitat Valenciana ocupa una de los principales territorios de España, aunque se sitúa todavía a mucha distancia de Andalucía y Castilla-La Mancha. Y es que España es el primer productor de aceite de oliva del mundo, con una media de 1,45 millones de toneladas anuales, una cifra que esta campaña caerá en torno al 50% por razones climáticas. Los aceites de oliva de origen español se consumen en 180 países. De media, se exporta cada año un millón de toneladas por valor de más de 3.000 millones de euros. En esta escalada de la inflación, de los costes energéticos y de los fitosanitarios, el precio de venta al público del aceite de oliva ha crecido un 60 % respecto a estos últimos años. Eso supone pagar 5,5 euros por litro. «Los pequeños productores no somos causantes del incremento de los precios en las tiendas», puntualiza Iborra.

Desplome de producción

Sea como fuere, en estos tiempos de sequía, según reconocen desde las principales organizaciones agrarias AVA-Asaja y Unió Llauradora, la preocupación del sector no está solo en el volumen de producción, sino en los costes asociados como el precio de la energía, las materias primas y los combustibles, o los nuevos impuestos, como el del plástico, que entra ahora en vigor. Por eso, las almazaras locales temen que la mala cosecha dé alas a sus competidores. La reducción respecto a años anteriores es grande en territorios como Murcia y la Comunitat Valenciana, con mermas de hasta el 85%; Extremadura, con una previsión de disminución del 70%; o Cataluña, con reducciones de en torno al 50%. Faltará aceite.

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