Entrevista CEO de Ilunion

Alejandro Oñoro: "No existe la rentabilidad social sin la económica"

Alejandro Oñoro, CEO de Ilunion.

Alejandro Oñoro, CEO de Ilunion. / José Luis Roca.

Martí Saballs

Martí Saballs

Han pasado ya nueve años desde que la ONCE decidió unificar sus marcas empresariales bajo la marca Ilunion. Hoy esta red de empresas está dividida en siete áreas de negocio distintas. Servicios diversos (limpieza, seguridad, jardinería...), lavanderías industriales, hoteles, bienestar y vida sénior, consultoría, economía circular y tu tienda. Los tres primeros representaron el 83% de las ventas en el ejercicio de 2022. ¿En qué momento de crecimiento se encuentra el grupo tras haber superado los mil millones de facturación?

Estamos entrando en la adolescencia, vamos creciendo. La pandemia que estalló en 2020 nos puso los pies en el suelo. Somos los empleadores 11º de España y nuestro objetivo es construir un modelo que pueda ser replicado por cualquier empresa que piensa que el modelo de Ilunion funciona, que crea valor e impacto social. Tenemos la gran suerte de tener dos accionistas, la ONCE y su fundación, que nos permiten reinvertir todo lo que generamos.

De los 40.000 empleados de Ilunion, el 43% de ellos son personas con discapacidad, el 27% tienen más de 55 años y el 16% están en riesgo de exclusión social. Además, el 51% son mujeres. Crecer, ¿cómo y en qué?

Queremos ser más grandes en España y en Colombia, donde estamos ya con dos lavanderías. Vamos a crecer en Portugal con una lavandería, un hotel y un contact center. Queremos aliarnos con más empresas porque hay quien cree en este modelo inclusivo. Nuestro objetivo es construir un mundo mejor. Un ejemplo: tenemos ya 30 hoteles, el 80% de los empleados tienen algún tipo de discapacidad y hay accesibilidad para que cualquier persona con silla de ruedas se pueda mover fácilmente. Y los datos económicos son los mismos, incluso mejores, que en cualquier otro hotel. Queremos normalizar la discapacidad. La visibilizamos con el objetivo único de que mañana cualquier empresa quiera contratar a una persona con discapacidad porque ha conocido un modelo, el de Ilunion, que funciona.

¿Qué área de negocio será primordial?

Vamos a crecer en todos aquellos negocios que encajen. En hoteles, en cuanto vemos una oportunidad, compramos o alquilamos para gestionar. En lavanderías industriales somos líderes en España. Encaja muy bien toda el área para séniors y acabamos de apostar por la economía circular. Tenemos ya dos plantas de reciclaje de productos electrónicos donde descomponemos, trituramos y volvemos a poner en circulación los materiales. Buscamos otros nichos de reciclaje en textil, cartón y plástico. Seguiremos creciendo en todo aquello que tenga propósito.

Ilunion lava las sábanas y las toallas de cadenas de hoteles contra las que compite. ¿Cómo se puede explicar?

Hemos creado aliados para este cambio porque somos una marca amiga, amable. Nos vamos encontrando con muchas empresas en sectores en que somos al mismo tiempo cliente, competidor y proveedor. ¿Esto es normal? No. Pero ¿en nuestro caso? Sí. No nos ven como a un competidor más, sino como a ese aliado que toma decisiones que ellos no se han atrevido a tomar. En hoteles somos las camareras de piso de cadenas como Barceló, Vinci, NH, AC... Por las mañanas les llevamos la ropa lavada y delante de su establecimiento hay un hotel nuestro. Entienden que con nosotros hacen algo distinto. Nos beneficia a todos porque hemos abierto el abanico. Y ahora ya no nos referimos solo a ayudar a las personas con discapacidad, sino también a las vulnerables y en riesgo de exclusión. Otro ejemplo: vino a vernos el comité directivo de otro hotel, Iberostar, analizaron nuestro modelo y ya estamos trabajando con ellos en lograr sistemas de accesibilidad para sus establecimientos.

¿Cómo se gestiona Ilunion?

Construimos el modelo decidiendo que desde la estructura corporativa debíamos controlar lo que pasaba en las distintas unidades de negocio. Nos aseguramos de que la distancia fuera mínima para agilizar la toma de decisiones. En mi caso, por ejemplo, también soy el primer responsable ejecutivo del área hospitalaria y de lavanderías. Ilunion es una empresa. Se creó para ganar dinero. Solo tenemos una compañía, la más pequeña, Azuaga, un matadero, que está en pérdidas. La rentabilidad económica debe ser compatible con la rentabilidad social. Aquí no cabe tener una empresa que cree empleo pero que pierda o tenga pérdidas estructurales. Puedes perder ocasionalmente –ocurrió por culpa del covid-19 porque tuvimos que cerrar temporalmente muchos negocios–, pero al cabo del año ya nos habíamos recuperado.

Antes se le llamaba RSC (responsabilidad social corporativa), ahora se usan las siglas inglesas ESG (enviromental, social, governance), a las que todos quieren apuntarse. ¿No hay una inflación de ESG en la que cuesta distinguir el trigo de la paja?

Todo acabará auditándose. Hay empresas que se lo creen y lo practican. Otras que se lo creen y no lo practican. Otras que se lo empiezan a creer. Y otras que no se lo creen y hacen ver que se lo creen. Antes era RSC, ahora es ESG, sin duda es un tema que vende bien. Si intentas vender más de lo que tienes, quizá no te pillen en el primer o el segundo año, pero te acaban pillando. Esta apuesta es tangible, se acaba observando, ya que son los empleados y la misma sociedad quienes viven el proyecto y pueden ver el retorno.

La creación de valor para el accionista era el lema empresarial intensificado en las dos últimas décadas del siglo pasado y comienzos de siglo. A partir de la crisis de 2008 y sobre todo, con la pandemia, empezaron a cambiar ciertos valores empresariales controlados por el objetivo exclusivamente financiero. Se ha puesto sobre la mesa la necesidad del dividendo social. ¿Es innegociable?

Cada vez más los inversores premiarán a aquellas empresas que generen impacto social. Maximizar el beneficio económico, puro y duro, que se defendía antes, se ha quedado en el pasado. Como las empresas no sean capaces de retornar a la sociedad parte de sus beneficios, los inversores se irán a otro sitio.

¿Y cómo decide Ilunion con quién debe aliarse para no encontrarse sorpresas o aliados desagradables?

Cada vez somos más exigentes con quien trabajamos, tanto con el cliente como con el proveedor. Ya no buscamos solo contratos a corto plazo ni el mejor precio en cada momento. En los concursos miramos muy detenidamente qué hacen en sostenibilidad. Apostamos, por ejemplo, por invertir en zonas rurales y despobladas para ofrecer trabajo en data centers y lavanderías al 8% y 10% de la población discapacitada que pueda vivir allí. Gracias al papel y conocimiento de la ONCE, podemos conocer a quién dirigirnos para que se incorpore a nuestra organización.

¿Cómo valora las políticas de discapacidad que se han realizado en España comparadas con las de otros países?

En España somos pioneros gracias a la ONCE porque llevamos muchos años sembrando. El avance en los últimos 25 años ha sido espectacular. Hasta en deporte, con el desarrollo de los Juegos Paralímpicos. Ojalá ocurra un avance igual en los próximos 25 años. España es una burbuja dentro de la discapacidad. Por ejemplo, en Colombia, donde queremos ahora influir, al no poder despedir a una persona con discapacidad, tampoco se contratan. A nivel de la Unión Europea, hay que normalizar más. Hay países en que las personas con discapacidad no trabajan porque tienen una pensión. Pero nosotros creemos que las personascon discapacidad tienen que trabajar. El trabajo enriquece, es el primer paso hacia la inclusión en la sociedad. Esto es innovación social, crear empleo en función de cada persona.

¿Es su sueño? Su ejemplo, como caso.

Sí. Hay que normalizar esta discapacidad. Que no existan personas con discapacidad para contratar porque ya están trabajando. Soy afiliado a la ONCE desde pequeño. Tengo menos del 10% de visión y tuve dos ventajas: nací viendo lo que veo y mis padres siempre me dieron libertad. Me acostumbré a esta discapacidad, en primera línea del colegio, sin ver la pizarra, pero hace cuatro años tuve una experiencia que me cambió. Empezó a trabajar en Ilunion una persona sordociega, Javier García Pajares. Es licenciado en Derecho y Administración de Empresas por la Universidad Autónoma de Madrid. Se quedó sordo a los 13 años y ciego a los 18. Fue el primer estudiante sordociego con Erasmus. Vino con un mediador, persona que le signa la mano. Me contó su historia y me di cuenta de que tiene un cerebro espectacular. Le pregunté sus objetivos para ese año y me respondió: «Uno, trabajar, y el otro, escalar el Mont Blanc». Le dije que podía ayudarle en el primero, pero no en el segundo, que se lo tenía que organizar él. Acabó cumpliendo los dos objetivos. Tras aquella reunión hablé con el director jurídico y le planteé que teníamos un reto. Superamos barreras constantemente. Es nuestro día a día. [Hoy Javier García es técnico de Relaciones Institucionales y embajador de la marca Ilunion. Ha subido ya siete picos de los Alpes y el monte Elbrús, de 5.642 metros].

Ilunion es una sociedad limitada con dos accionistas de referencia. El patrimonio neto a final de 2022 sumaba 590 millones, y la deuda bancaria, 238 millones. ¿Se ha planteado el grupo una posible salida a bolsa como tal o de alguna de las filiales?

No nos lo planteamos. Y no cabe pensar que cada área haga la guerra por su propia cuenta. Otra cosa distinta es tener acuerdos con otras empresas –por ejemplo, la Fundación Repsol ha tomado una participación pequeña en una compañía nuestra de economía circular– o plantearnos la creación de otra cadena hotelera con otro socio del sector. Este año generaremos un ebitda [resultados antes de intereses, impuestos, amortizaciones y provisiones] de 90 millones. Invertimos todo lo que generamos. Nuestro problema no es el dinero. Tenemos una calificación, BBB-, que nos permite acceder a deuda para financiarnos cuando lo necesitamos. Nuestro problema es el desarrollo de tener tantos proyectos e ideas. Hemos incorporado 4.000 personas más este año y tenemos la gran suerte de que apenas tenemos rotación. Tenemos un componente emocional espectacular. Vivimos este trabajo con pasión. Somos conscientes de que ganaríamos más dinero fuera. Cada vez se escuchará más a Ilunion. Se verá en distintos lugares de nuestra sociedad: en los hoteles, en la calle, en los vigilantes, en los hospitales... Irá calando el modelo.

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