Los más de 300 bomberos del cuerpo municipal de Valencia tuvieron una «cremà» más complicada y lenta que otros años, ya que el viento les obligó a tener que controlar con más cuidado el fuego. «El viento no ha modificado nuestro plan inicial porque ya está muy estudiado de otros años y ya hemos vivido episodios similares en otras ´cremades´», explicó un portavoz del Bomberos Valencia.

Había que tener especial cuidado para que ninguna chispa saltara más de la cuenta. «Hemos estado atentos para controlar el fuego, para que éste fuera más lento. Si lo dejábamos propagarse rápido como otros años nos podía causar problemas, por eso hemos preferido retardar ciertas ´cremades´.

El problema de la fuerza del viento se apreció especialmente en los monumentos situados cerca del mar. Tres fallas del distrito Marítimo obligaron a bomberos y policías locales a emplearse de firme en las medidas de protección ya que el temporal de Levante se mantuvo fuerte y amenazaba con descontrolar las llamas. Al final no se produjeron incidencias.