El presidente de la JCF, Pere Fuset, aseguró ayer que «aunque la resolución administrativa tarde, la indumentaria estará en tiempo y forma». En concreto, que en el plazo de entre diez y quince días, quede sofocado el incendio que se confirmó el lunes por la noche: la renuncia de la indumentarista ganadora del concurso para confeccionar los trajes de las falleras mayores de València y las cortes de honor. Ese «tiempo y forma» sería, pues, las Galas de la Cultura, a primeros de enero. De hecho, la fecha «tradicional» del estreno, hasta hace apenas un par de años, había sido en las exaltaciones, a finales del mismo enero. Tal y como publicó Levante-EMV, la firma adjudicataria de la confección de los trajes, Esperanza Pradas, presentó su renuncia a finalizar el trabajo. Se han aducido problemas de salud, que se combinan con una realidad objetiva: no se estaban cumpliendo los plazos establecidos y se cuestionaban las calidades. Algo que había generado ya la queja de las falleras de la corte.
Lo cierto es que ahora la JCF tiene dos asignaturas pendientes. A corto plazo, salvar el ejercicio. Para ello se ha puesto en marcha el procedimiento abreviado. Han empezado las conversaciones con firmas que puedan hacerse cargo de los trajes ?hacer nuevos o reformar? con dos problemas: las condiciones económicas y los tiempos. A día de hoy no está ni confirmado si serán dos firmas las que lo harán (una las mayores y otra las infantiles) o si incluso se harán cuatro adjudicaciones (mayores e infantiles, primer y segundo traje) para que pueda ser más asumible por sastres y modistas en una temporada en la que el trabajo con las clientas habituales ya empieza a ser muy intensa.
Los XIX, aún sin empezar
¿Cómo se encuentran los trajes? Se van a someter a examen. Por lo que parece, las faldas estarían bien, pero alguno de los corpiños habría que rehacerlos. También se tejerá más cantidad de tela para los trajes Siglo XVIII. Los del XIX, de seda y metal, están sin empezar, lo mismo que los espolines de las falleras mayores de València.
Que los nuevos indumentaristas puedan hacer los trajes de Consuelo Llobell y Carla García, con la carga publicitaria que supone, es uno de los factores que, se cree, juega a favor de encontrar talleres para finalizar el trabajo: vestir a las falleras mayores en su exaltación es un trabajo que prestigia a cualquier empresa.
A largo plazo, la JCF ya tiene claro que habrá que «pulir» la licitación. Sobre todo, porque las bases eran laxas en lo tocante a que una empresa podía aspirar a hacer todos los trajes. Se tiene claro que, para 2021, la libre concurrencia quedará supeditada a que, en caso de presentar y ganar los dos concursos (mayor e infantil), sólo podrá elegir uno de ellos.
Picó critica y Fuset replica
Como reacción política llegó la de la edil Amparo Picó (Cs), que acusó al concejal Pere Fuset de «adjudicar las telas a una empresa sin garantías». Con la particularidad de cargar contra un concepto equivocado, puesto que el problema ha sido con la confección, no con la materia prima.
Picó aseguró que «Las condiciones del pliego no deben ser las más idóneas cuando ha ocurrido este lamentable incidente».
Pere Fuset tildó esta crítica como «un ejercicio de cinismo por parte de la señora Picó. Rara es la semana que no sale a criticar los contratos menores y ahora que se hace una licitación también carga contra esto». Y refiriéndose a las garantías, defendió que «es una empresa que tiene todo en regla, con un negocio legal, una tienda en funcionamiento y conocida... aprovechar una situación personal difícil de una persona es un ejercicio de carroñería»
