En solo unas horas, los primeros monumentos de las Fallas de València de 2022 comenzarán a arder. Así lo manda la tradición, que año tras año llena para después vaciar las calles de la ciudad. La última cita de las Fallas, la cremà, se producirá hoy con lluvia, una situación poco habitual y que desafía uno de los principios fundamentales de la fiesta: el fuego.

Sin embargo, existen algunas curiosidades sobre la cremà que tal vez no conocías. De las cerca de 600 fallas que hay repartidas por la ciudad, no todas se quemarán igual, y eso ya lo han previsto los 240 efectivos de bomberos que ha dispuesto el operativo de seguridad para esta noche.

Acelerantes del fuego

Aunque a priori pueda parecer sencillo prender fuego a estos monumentos, construidos para ese fin, no siempre resulta fácil. Por eso, muchas comisiones, y dependiendo del tamaño, la distribución y el tipo de falla que se ha montado, usan acelerantes del fuego, con mucha más razón este año en que la humedad se ha apoderado de los ninots.

¿Qué son? Según explica el cabo de los Bomberos de València, Sergio Roser, se trata de una mezcla controlada del gasolina y gasóleo, apenas unos litros, que se suele poner en la base para que comience a arder desde abajo y garantizar, además, la seguridad en la combustión. No siempre se realiza esta práctica pero de seguro que esta noche es recurrente.

Cremà de la falla municipal, a puerta cerrada, por el coronavirus. g. caballero j.m.v./m.d./J.P. valència

Revisión imprescindible una semana antes

Los bomberos de València llegan a esta noche con parte del trabajo hecho. No van a ciegas, ya que aproximadamente una semana antes de la noche de la cremà han podido revisar las fallas que necesitarán la supervisión de estos profesionales, pero no todas la requieren si el tamaño de los monumentos es pequeño y el espacio es grande.

Así, las fallas que requieren de esta vigilancia pasan la inspección de los técnicos para comprobar qué necesitarán o qué elementos habrá que proteger contra el fuego.

Protección del mobiliario público

Es el principal hándicap en esta noche. Según explica Roser, la cercanía a los edificios es el problema más directo con el que pueden encontrarse porque podría causar desperfectos como que los toldos ardan o los cristales se rompan del calor. Por eso, con la revisión anterior ya se toman medidas, como en el caso de la Falla El Pilar, donde los edificios están recubiertos de una malla ignífuga que evita que el fuego dañe la fachada.

Pero no solo eso: contenedores, farolas, bancos, papeleras... todo puede ser dañado con la combustión de la falla. Se retiran o cubren en función de las posibilidades que haya.

Bomberos preparados en la Plaza del Ayuntamiento AS

El eje del monumento, fundamental

También hay otra variable en la cremà: dónde está el eje del monumento. Según el cabo de bomberos, si el equilibrio está en el centro, el fuego debería devorar los ninots de forma estable y derrumbarse poco a poco hacia abajo. Sin embargo, si hay contra pesos, habrá que vigilar cómo actúa el fuego en ellos para que no caiga fuera del perímetro marcado.

El público, siempre a una falla y media

¿Cuál es la distancia de seguridad adecuada para que el público disfrute de una cremà? El cabo Roser asegura que, más o menos, se toma como referencia el perímetro de la falla: si mide diez metros su base, el público debe estar, como cerca, a un perímetro y medio, es decir, unos 15 metros de distancia. Esa se considera una distancia de seguridad adecuada para que todos y todas disfruten del fuego.

Fallas de madera, más limpias pero más lentas

El material empleado para la elaboración de la Falla es relevante a la hora de llevar a cabo la cremà. Roser explica que el porexpán (poliestireno expandido), el material más usado en los monumentos, arde con facilidad, más rápida que las fallas que utilizan más madera o incluso las de "vareta".

Es cierto que según el recubrimiento del porexpán, con masilla y pintura, costará más o menos, pero arderá con más agilidad aunque con un coste medioambiental más alto. Lo que desde luego resulta menos contaminante son las fallas realizadas con materiales orgánicos como la madera, que en los últimos años han proliferado por la conciencia medioambiental que se ha instaurado, también en las Fallas.