Más de cuatro horas para conseguir un sitio en primera fila para la mascletà

Dos vecinos de Benetússer aguardan sitio para la mascletà.

Dos vecinos de Benetússer aguardan sitio para la mascletà. / Saray Fajardo

Saray Fajardo

Saray Fajardo

La mascletà de València tiene algo que atrae a todas las personas que la presencian. Después de la primera vez, siempre llega la segunda, la tercera... Y cada vez más cerca de la valla para poder vivir la experiencia con mayor intensidad. Sin embargo, conseguir el mejor sitio tiene su precio. O mejor dicho, su tiempo. Los primeros asistentes llegan a la plaza del Ayuntamiento cuando los pirotécnicos todavía están montando el espectáculo y las vallas policiales aún no están colocadas.

Es el caso de Lucía García, vecina de Benetússer, quien, junto a su hijo, llevaba desde las diez y media de la mañana en la puerta del consistorio para conseguir el mejor sitio a primera fila. Ambos acuden todos los años a la mascletà y siguen el mismo ritual. Cargados con sus sillas, no les importa esperar casi cuatro horas para disfrutar de los seis minutos que dura el disparo pirotécnico. Lucía se considera muy valenciana. "Merece la pena la espera", indica.

Los vecinos de València, Rafa y , esperan al inicio de la mascletà.

Los vecinos de València, Rafa y José, esperan al inicio de la mascletà.

Sin embargo, estos vecinos de Benetússer no son los únicos que aguardan en el lugar. Rafa Santo y José Gorgues, vecinos de València, esperaban desde las once de la mañana todos los días para disfrutar de la mascletà. Para ellos no hay comparación. Ese es el mejor sitio. "No es lo mismo verlo desde aquí que desde un balcón. El terremoto final es espectacular", reconocen.

Ambos indican que, en ocasiones, hay gente que intenta ponerse delante de ellos. "Solo dejamos que esté delante de nosotros la valla. Nadie puede ponerse delante", concluyen.

Está claro que la mascletà no entiende de tiempo. Es una pasión que comparten muchos valencianos y valencianas. No importa la cantidad de veces que acudan. Ellos lo tienen claro: "Siempre que podemos, repetimos".