El problema que esconde la foto de los retratos de falleras mayores

La entrega de cuadros de Laura Mengó y Paula Nieto pone en evidencia el deterioro del Salón de Falleras Mayores

Laura Mengó, con los cuadros de sus antecesoras detrás casi borrados

Laura Mengó, con los cuadros de sus antecesoras detrás casi borrados / Fotofilmax

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

La entrega de los cuadros de las falleras mayores de València de 2023, Laura Mengó y Paula Nieto, en el Salón Falleras Mayores de la Junta Central Fallera puso en evidencia, simplemente con un repaso visual, la infrautilización y el deterioro del espacio constituido como "Salón de la Fama" cuando se inauguró la sede fallera hace ya casi 30 años. 

El salón ha dejado de tener casi toda su utilidad después de que, durante sus primeros años, se utilizara como sede para diferentes eventos o acontecimientos de todo tipo. Se trata de una habitación ubicada entre la planta baja y el primer piso, totalmente diáfana, que tiene en sus paredes las fotografías de las que llevaron la representación de la fiesta desde que la figura fue instituida hace ya casi cien años.

Los retratos más recientes están a ras de suelo

Los retratos más recientes están a ras de suelo / Fotofilmax

El hecho de que la sede disponga de otras salas para actividades y su propio salón de plenos, unido a la desaparición de eventos o su salida de la sede por haber crecido exponencialmente -firmas de convenios con marcas publicitarias, presentación de indumentaristas...- la ha dejado prácticamente como un contenedor. Ni siquiera forma parte de la visita del Museo Fallero, puesto que se encuentra fuera de su circuito y porque, para la figura de las falleras mayores de València, ya se dispone en el mismo de los retratos que empezaron a pintarse en ese mismo año de inicio de las obras de remodelación, 1995. 

A un palmo de suelo

Desde que se inauguró han seguido eligiéndose falleras mayores y, como sucede con el Museo Fallero, tiene un problema; empieza a faltar espacio. De hecho, Laura Mengó y Paula Nieto están ubicadas prácticamente a ras de suelo. Especialmente la mayor, a Laura, Carmen Martín, Consuelo Llobell y Marina Civera apenas les separa un palmo del suelo. Un lugar donde en ningún manual se recomienda colgar un cuadro. 

Pero hay más y más grave: hay fotografías de las que prácticamente ya casi no queda nada. Son retratos como los de finales de los sesenta: María Dolores Palmero (1967), María José Lleó (1968) o Amparo Llobet (1969). A lo largo de las décadas, esos cuadros han sufrido día a día el paso del sol por una ventana que está justo enfrente y que no dispone de ningún tipo de protección.

Prácticamente borradas

La consecuencia es que varios de los retratos -realizados en su día por Derrey- se han convertido prácticamente en un ligerísimo apunte, imposible de restaurar. Para reponerlos habría que recurrir a copias que hubiera en las casas de las elegidas o emplear fotos de otras colecciones, como las de Sanchis, que desde hace un año están en poder del Museo Fallero

Previsto llevarlo a Correos

Estas fotografías históricas es uno de los elementos que se pretenden trasladar al Museo Fallero de Correos, para ilustrar la sección dedicada a las embajadoras de la fiesta y su historia. Pero cualquier análisis recuerda que la puesta en marcha de ese espacio museístico se mide en años por delante. De momento seguirá acumulando fotografías a ras de suelo y varias de ellas seguirán caminando hacia su total desaparición.