La Exaltación llegó al Palau hace 35 años tras un "deshaucio" y ahora regresa tras su exilio

El acto se refugió en su sala en 1989 tras ser desalojado del Principal y ahora regresa tras cinco años de ausencia por las obras

María Estela, antes de afrontar su pasillo hacia el escenario

María Estela, antes de afrontar su pasillo hacia el escenario / M. Domínguez

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

La Exaltación de la Fallera Mayor de València vuelve al Palau de la Música. Con la celebración de los ensayos para las fiestas de viernes (la mayor) y sábado (la infantil). Y lo hará, de esta forma, para rememorar 35 años desde su particular traslado desde el anterior escenario. Tras empezar celebrándose en el Ayuntamiento, durante décadas fue celebrada en el Teatro Principal. Un escenario solemne para el tipo de protocolos que acompañaban -y en gran parte, sigue acompañando- al acto. 

Pero llegados los años ochenta, confluyeron dos factores que llevaron al traslado. La fiesta había crecido exponencialmente y la posibilidad de que acudieran las comisiones con sus presidentes y falleras mayores era imposible -las entradas para el protocolo municipal no se tocan- y se tenía que asistir por orden rotatorio. Y prácticamente a la vez, la Diputación anunciaba obras en el inmueble. Por una parte, el acto y sus protagonistas fueron literalmente "desahuciados". Por otra, el acto estaba desbordado. Por todo ello, el traslado se hacía necesario. Luego resultó que las obras empezaron a posteriori, pero lo cierto es que el acto se hacía ya imposible de mantener en tan limitado recinto. Si no hubiese sido en 1989, habría sido poco después.

El problema es que no había, en aquella Valencia de finales de los ochenta, otro escenario estilo teatro, pero si otro , era nuevo a estrenar. De hecho, funcionaba desde la primavera de 1987. Se decidió entonces el traslado al Palau de la Música. 

María Estela y María José Catalá, en la imposición

María Estela y María José Catalá, en la imposición / Fotofilmax

Sin decorado, sin telón...

Escenario nuevo en toda la extensión de la palabra: había que adaptar el acto a un lugar donde el concepto teatral o parateatral tenía sus limitaciones. Sin decorado y con un telón que era, en todo caso, un fundido a negro. Con el paso del tiempo ha quedado demostrada la versatilidad de su escenario, donde ha habido actuaciones con diferente nivel de dificultad junto con conciertos. Precisamente uno de ellos conformó, y de forma espectacular, el primer «a propósit»: un Luis Cobos en la cumbre de su carrera dirigía en un concierto a la Banda Primitiva de Lliria como telón musical de la exaltación de Covadonga Balaguer. 

Desde entonces, el Palau fue el escenario asumido para este evento hasta que el edificio colapsó y desalojó toda su actividad, tanto musical como social. 

Buen rendimiento del Palacio de Congresos

 El traslado al Palacio de Congresos ha permitido cubrir con dignidad el evento. Porque el aforo no se ha resentido. Más aún: la visual es mejor para el conjunto de asistentes en el edificio de Cortes Valencianas. Normalmente, una parte de los presidentes de falla han sido enviados al graderío posterior, donde apenas pueden ver las espaldas. Una queja perenne de los dirigentes, que siempre se han visto maltratados para la ocasión.

La oscuridad y la ornamentación han permitido completar un entorno digno todos estos años. En contra, obviamente, la imposibilidad de ofrecer música en directo cuando se llegaba a la parte protocolaria -por una cuestión de espacio físico- y que ahora sí que puede regresar para acompañar toda la parte de desfile de las falleras o la interpretación de los himnos, que harán desde la parte posterior .  

María José Catalá ensayó la imposicíon antes de marcha a un acto de San Vicente

María José Catalá ensayó la imposicíon antes de marcha a un acto de San Vicente / Fotofilmax

Los tronos cambian de disposición

Los asistentes se encontrarán un Palau como si nada hubiese pasado. Algunas novedades, como la disposición de los tronos -de tres en tres- o la iluminación especial para el órgano, ya que el gran escudo que preside el acto está en restauración. Por delante, muchas preguntas a solventar esta noche, como la valencianización o no del espectáculo musical o el discurso de una Marta Lozano que se enfrentará a un escenario desconocido. Ayer, María Estela desveló a su corte el secreto del color de su traje, ese que se conocerá cuando salga del portal de su casa. Desde ese momento, la fiesta cogerá otra velocidad.