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Patrimonio

Chalets modernistas en Torrent, Aldaia y Burjassot están al borde del colapso

El abandono por parte de sus dueños y la falta de acción de las administraciones públicas son la causa

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Patrimonio modernista en peligro en l'Horta

Diversos municipios de l'Horta son ricos en chalets y casas de recreo construidas a principios del siglo XX porque fueron las ubicaciones elegidas por la burguesía de la ciudad de València para pasar el verano, aprovechando los trazados de trenet o tranvía. Algunos pueblos albergan auténticas joyas de la época aunque no siempre están en buenas condiciones.

La falta de una figura de protección en un catálogo municipal y la laxitud de las administraciones públicas (los ayuntamientos y la Conselleria de Cultura) con este tipo de edificios, a la hora de exigir a sus dueños que los mantengan en condiciones, abren la puerta a expolios, actos vandálicos, incendios y otras circunstancias que están acabando con este patrimonio. La compra por el Ayuntamiento de Torrent del palacete Giner-Cortina, pactada ya con los dueños y que se formalizará en otoño, puede evitar que acabe derrumbándose la casa que diseñó el arquitecto Cortina para su hermana en 1918, como ayer publicaba Levante-EMV, si el consistorio actúa a tiempo y lo restaura. No obstante, otros chalets similares no corren la misma suerte.

Uno de los ejemplos más claros de abandono es la finca de Franco Tormo en Aldaia, un chalé tardoeclecticista con influencias neobarrocas, art decó y racionalistas, que se construyó este empresario almacenista a finales de los años 20 del pasado siglo. Para la edificación de este conjunto se siguió la tipología de chalés «dels Horts de tarongers», con una gran riqueza de materiales y detalles ornamentales. La finca acumula años de abandono que han provocado que parte del edificio esté destruido. A pesar de que una denuncia ante la Conselleria de Cultura provocó que la dirección general de Patrimonio instara al consistorio a aprobar un catálogo que lo recogiera, el conjunto sigue abandonado y el ayuntamiento no ha comenzado ni los trabajos para cumplir aquella orden.

Otro de los inmuebles que más denuncias ha tenido en la última década es el palacete de Garín. en Burjassot, que se ha quedado en medio de solares y fincas, en un sector de la ciudad que la crisis dejó por desarrollar. Tras décadas de abandono y un grave incendio, parte del edificio se vino abajo. Entre las denuncias que se han realizado, a lo largo de los años, destaca la de la Asociación Cultural Republicana Constantí Llombart, cuyos representantes critican la falta de mantenimiento, durante décadas, de sus propietarios privados, y la «nula» acción de la administración municipal y autonómica a la hora de exigirle la adopción de medidas.

En el Vedat de Torrent, donde se conservan numerosas muestras de chalets de la época, la asociación de vecinos denuncia desde hace años el mal estado de la casa situada en la avenida San Lorenzo, que está casi en ruinas. En este caso, el asunto es más complejo. En el año 2000, la empresa municipal Retosa inició un expediente por impago del IBI y descubrió que la propiedad podría haberse extinguido. Por ello, instó al Consell a iniciar el proceso de escriturarla a su nombre (una medida que permite la ley), lo que se realizó. Pero cuando la Generalitat obtuvo una sentencia favorable firme, apareció un heredero y la propiedad aún no está resuelta. Mientras tanto, la casa de deteriora y, además de perderse un valor, constituye un peligro; la maleza se acumula y ha sido el consistorio el que ha tenido que limpiar la parcela, de forma subsidiaria, y nadie paga un IBI cuya deuda en 2017 era de 26.000 euros.

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