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Reforma

La nueva vida de Villa Eloína en el Vedat

Rehabilitan el chalet que construyó en Torrent el empresario de licores Ramón Casanova Boix a principios del siglo XX

Vista exterior del chalet, con la fachada ya totalmente restaurada y pintada en blanco roto y gris. germán caballero

Recorrer la avenida San Lorenzo del Vedat de Torrent y sus alrededores es realizar un pequeño viaje al pasado, a los tiempos en que, hace un siglo, la burguesía valenciana elegía esta zona residencial para construir sus casas de recreo. Aunque una parte de aquel patrimonio tardoeclecticista ha desaparecido, todavía perviven algunos ejemplos de una interesante arquitectura, en un desigual estado de conservación.

Uno de ellos es Villa Eloína, un chalet monumental construido probablemente en la década de los años 20 del pasado siglo que, tras décadas de abandono, renacerá en los próximos meses cuando culmine el proceso de rehabilitación integral que una pareja de Torrent está acometiendo. Sus nuevos dueños adquirieron esta villa en 2018 a María Jesús Barrachina, descendiente del empresario y accionista del Banco de València Ramón Casanova Boix, dedicado al comercio de licores. Su apellido aún se conserva en la fachada. La construyó para que su hija Eloína pudiera pasar temporadas allí, cerca de la naturaleza, por prescripción médica.

La casa se compone de un cuerpo central al que se accede por una escalera monumental y una terraza, con una torreta posterior, típica de muchas construcciones de esa época. Tiene unos 600 metros cuadrados de superficie construida y dos plantas con grandes estancias. Se edificó en una parcela de unos 1.000 metros cuadrados donde se ubica un jardín monumental, que también habrá de restaurarse.

En su interior, hay elementos de valor como los pavimentos hidráulicos diseñados con mosaico (se conservan hasta nueve composiciones diferentes), la azulejería de las paredes y los artesonados de escayola de algunos techos. En el exterior, también son interesantes la cerrajería y los elementos ornamentales.

Sus actuales propietarios buscaban una casa en el Vedat de esa época y, de hecho, habían visto muchas veces Villa Eloína. Pero fue una conversación casual con un amigo la que les permitió entrar en contacto con Barrachina y formularle una propuesta de compra, que finalmente se materializó en 2018.

Aunque en estos momentos la casa ya está en la recta final de su restauración (calculan que podrán ir a vivir allí a partir de enero aunque todavía quedarán obras en el exterior y la restauración del chalet), cuando accedieron a ella no tenía el esplendor que hoy ya se percibe. Las raíces de un pino de gran porte del exterior de esta propiedad habían levantado hasta medio metro algunos suelos hidráulicos y los habían destruido. También el suelo de la primera planta presentaba desmoronamientos y había problemas en la cubierta. Pero la pareja se embarcó en la aventura de rehabilitar este inmueble y presentó un proyecto en la Conselleria de Cultura y en el Ayuntamiento de Torrent para intervenir en la escalera exterior, los suelos hidráulicos, las fachadas, la carpintería y algunos elementos impropios que se habían ido añadiendo por usos posteriores.

Hospital republicano

Villa Eloina es una pieza importante en la historia reciente del estado español ya que, durante la etapa en la que el Gobierno de la República se trasladó a València, en la guerra civil, fue, como tantas propiedades de la comarca de l'Horta, ocupada para destinarla a las necesidades del conflicto.

De este modo, tal y como documentó el investigador Tomás Roselló, experto en patrimonio de esa época y miembro de l'Institut d'Estudis Comarcals (Ideco) de l'Horta Sud, en el archivo de Salamanca, fue hospital de la Fuerza Aérea Republicana.

Roselló publicó en septiembre de 2011 un extenso artículo en «Papers de l'Horta» del Ideco, con el título de «Arquitectura al Torrent del canvi de segle XIX al XX (1893-1935)» que realizaba un recorrido por el patrimonio modernista de la ciudad, cuya proliferación estuvo ligada la construcción del tranvía y el trenet, que aligeraron y acortaron los viajes desde la ciudad de València, y el propio auge del Vedat por el inicio del servicio de un autobús. En el artículo también se recogían, entre otros, propiedades de los Trènor, el chalet de Cortina o el del director de El Mercantil Valenciano.

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