Hace 35 años un gobierno socialista promulgó la Ley 14/1986 General de Sanidad, la cual entró en vigor el 19 de mayo de 1986 siendo Ernest Lluch ministro de Sanidad y Felipe González presidente del gobierno; gracias a la cual contamos con un sistema público de salud muy dotado, capacitado y que ha sido de vital importancia para hacer frente a una enfermedad poderosa y prácticamente incontrolable.

Sentimos cierto alivio con las nuevas medidas anunciadas por el presidente Ximo Puig. Que la hostelería y los comercios puedan estar abiertos hasta las 10 de la noche no solo es una noticia positiva para este sector empresarial, es también motivo de alegría para la sociedad en general, después de tanto de tiempo reprimiendo gestos, abrazos e incluso conversaciones.

Está claro, por supuesto, que no tenemos que bajar la guardia. Los datos positivos en el territorio valenciano, hoy por hoy con la menor incidencia acumulada de toda España y una de las más bajas de Europa, es consecuencia del gran esfuerzo que hemos hecho para contener los contagios durante las últimas semanas, y no podemos lanzar por la borda los buenos resultados a la primera de cambio.

Pero también necesitamos un poco de aire primaveral con nuestras amistades y familia. Ha sido un golpe duro para todos y todas, nos hemos tenido que resignar pero la sacudida ha sido especialmente fuerte para los adolescentes y las jóvenes. Ellas y ellos, en el momento vital de mayor explosión, han visto como el mundo, de repente, se hacía pequeño.

En el ámbito laboral se han visto afectados especialmente, por la menor existencia de oportunidades durante la pandemia y por la dificultad existente de enlazar el final de las etapas educativas con el inicio del aprendizaje de los oficios. A nivel social, las consecuencias para muchos todavía son impredecibles, porque las herramientas de interacción han quedado muy mal paradas con esta guerra invisible contra el Coronavirus.

Así las cosas, porque esta Generación Covid no sea una generación perdida, tenemos que poner nuestra mirada muy especialmente sobre ellas y ellos - nos sorprendería la gran responsabilidad de la mayor parte de este sector poblacional-, con el objetivo de velar porque puedan labrarse un futuro de acuerdo con sus convicciones, desde la libertad y desde la sensación de seguridad que a menudo les ha faltado durante lo que llevamos de pandemia. En este sentido, acercar la política municipal a los más jóvenes es clave para poder andar a su lado, para entender sus reivindicaciones y para hacerlos partícipes del mundo que queremos construir. Porque el mañana es suyo, en Moncada los jóvenes tienen mucho que decir, especialmente en estos momentos de mayor dificultad.