El Levante asalta el ascenso directo (1-2)

Cuatro meses después de iniciar su trayecto, el conjunto de Javi Calleja, por fin, sabe lo que es militar en la segunda plaza

Pubill celebrando un gol con De Frutos LUD

Pubill celebrando un gol con De Frutos LUD

Rafa Esteve

El fútbol, que de lo único que sabe es de resultados y que se desentiende de las dinámicas, rompió su teoría desde el momento en el que el Levante se empeñó en subir a la élite sin tener en cuenta su comienzo de temporada. Orriols, sin importar la dificultad, se empeñó en escalar sin detenerse. Cuatro meses después de iniciar su trayecto, el conjunto de Javi Calleja, por fin, sabe lo que es militar en una de las posiciones de ascenso directo.

El techo que da el beneplácito de estar entre los mejores la temporada que viene ya está roto de arriba a abajo, después de que el Levante asaltase Cartagonova, con goles de Marc Pubill y Rober Ibáñez (1-2), y sumase a su colección otro triunfo para el recuerdo. Una victoria de prestigio, de una transcendencia de grandes dimensiones y que suponen un golpe sobre la mesa del ascenso a Primera División. Sin embargo, lo mejor está aún por llegar. Porque este equipo, el mejor de la categoría, quiere jugar contra los mejores.

Cartagonova vistió su mejor indumentaria para recibir al Levante, de cara a un partido donde Jairo, arrancando desde la derecha, intentó desdibujar a un combinado comandado por Calleja a través de sus internadas en los primeros compases. El ‘20’ quiso buscar petróleo, pero Ureña, al cuarto de hora del comienzo, fue el encargado de estirar a su Cartagena con un lanzamiento desde lejos. No obstante, el que más peligró mostró, siempre que tuvo el control del esférico, fue Jorge De Frutos. Una arrancada del extremo partiendo desde su perfil, con ruleta incluida durante su transcurso, provocó que el Levante se acercase a la meta de Marc Martínez. Bouldini, captando las intenciones de su compañero, quiso imitar la diana que hizo en el Carlos Belmonte, pero su recurso se fue desviado, instantes antes de que el propio Jorge De Frutos, cazando un desplazamiento en largo de Álex Muñoz, impactase con el lateral de la red un fuerte disparo.Sin embargo, el Cartagena, más allá de un lanzamiento de Musto que se fue por poco, quiso jugar lo más mínimo. Apenas trasladó peligrosidad hasta que, en los últimos segundos del primer asalto, un disparo desde la esquina del área de Jairo fue desviado, con la testa, por Borja Valle. Su remate, por fortuna granota, se marchó por centímetros. Invadido por la sensación de que el honor local estaba en juego, los de Luis Carrión quisieron arrinconar a los granotas, pero, ante la dificultad, actuaron para desquiciar al Levante. Interrumpieron el juego y trataron de desconcentran a su adversario. No en vano, el club de Orriols siguió a lo suyo, hasta el punto de que protagonizó la ocasión más clara del primer tiempo. Pablo Martínez, de falta directa desde la frontal, se topó con el larguero para, de esta manera, reactivar a un conjunto que encontró su premio después del descanso.

La encerrona en Cartagonova duró tan solo un minuto y medio después de la reanudación. Pese a lo exigentes que fueron los primeros cuarenta y cinco, el Levante eliminó obstáculos hacia la victoria sin paliativos de por medio. Marcando los tiempos y, sobre todo, siendo efectivos. Pepelu robó en campo propio y proyectó, consciente de que De Frutos le buscó las cosquillas a sus contrincantes. De hecho, el ‘18’ y Joni Montiel trenzaron un tanto que contó con un protagonista inesperado, pero cuya potencia y proyección justificó su impacto en el encuentro. Marc Pubill, como si de un media punta se tratase, detectó el espacio de la misma manera que De Frutos interpretó su acelerón desde atrás, para dársela a un lateral que, con un preciso golpeo con la derecha, superó a Marc Martínez.

El canterano levantinista celebró su primer gol en el fútbol profesional sin tiempo que perder. Tocó ponerse el mono de trabajo, independientemente de que el Levante, con sus subidones y altibajos, quiso que la tarde cayese a su favor. El Cartagena, inmerso en una crisis de resultados, no quiso que la mala dinámica les terminase ahogando en un partido que trataron como si de una final se tratase. Por ello, apuró todas sus posibilidades, aunque sin rigor ni orden. Actuando más con el corazón que según lo ejercitado durante la semana. De hecho, a punto de alcanzar el ecuador de la segunda parte, Kiko Olivas impactó un balón parado de De Blasis en el larguero. Un susto que desestabilizó, por segundos, la firmeza con la que el Levante subió un peldaño tras resetear su mente en el descanso, pero que se convirtió en alegría absoluta cuando aterrizó la sentencia en Cartagonova, con Jorge De Frutos, percutiendo y haciendo daño en una descoordinación defensiva, como asistente, y Rober Ibáñez como finalizador. Ortuño, sin tiempo, maquilló el resultado. Tres puntos de oro, de un valor incalculable y que tienen un peso mayúsculo. El techo del ascenso directo ya está reventado por completo. Y lo mejor todavía está por llegar.