Una plantilla de recorte en el Levante UD

El club se sumerge en la obligación de hacer un equipo competitivo, pero con la necesidad de vender

El partido entre el Albacete y el Levante UD, en imágenes

El partido entre el Albacete y el Levante UD, en imágenes / F. Calabuig

Rafa Esteve

El futuro que le espera al Levante es de apretarse el cinturón. De agarrarse a su asiento lo más fuerte posible y hacer frente a todas las curvas que deberá afrontar para salir airoso de la crítica situación. El objetivo de ascender a Primera División volverá a estar presente en las profundidades del club de Orriols, aunque será mucho más complicado que en el ejercicio 22/23. Curso donde la entidad puso toda su carne en el asador para ser lo más competitivos posible y así conseguir regresar a la élite del fútbol nacional. Sin embargo, la diferencia de goles inferior con Las Palmas, y el desafortunado, y más que dudoso, penalti cometido ante el Alavés, hizo que el riesgo derivase en drama. Armar una plantilla será un ejercicio de constantes maniobrar económicas y donde el club tendrá que recortar sus recursos deportivos.

El Levante, más allá de reducir su estructura en un considerable porcentaje, no solo se ve con la obligación de confeccionar un equipo tan competitivo como rentable, sino que deberá deshacerse de futbolistas de los que no deseará, pero con los que no tendrá más remedio para amortiguar, aunque sea mínimamente, un golpe de gran envergadura. Las arcas del Ciutat tienen la necesidad de sumar un total de cinco millones antes del 30 de junio para no dar, por tercera temporada consecutiva, pérdidas en sus cuentas. Más allá de que la finalización de los contratos que expiran el 30 de junio, y que correspondan con futbolistas con los que el club no quiera volver a contar, supondrá algo de aire en la economía granota, Orriols se prepara para perder a sus estrellas. En el escaparate están los nombres de Jorge De Frutos, Pepelu y Rúben Vezo como candidatos principales a salir del Levante a cambio de ingresos. No obstante, el desafío será, también, desprenderse de contratos que sean de jugadores con los que no se quiera contar de cara a un reto mayor que hace un año: subir a Primera División. Y todo, a cambio de futbolistas que sean rentables tanto en las arcas del organismo levantinista como en el césped.

Mientras, el silencio procedente desde las altas esferas del Levante sigue generando intranquilidad tras perder un ascenso que arrastrará consecuencias. Quico Catalán, en una entrevista con Levante-EMV el pasado mes de marzo, y mientras tiene en vilo al levantinismo sobre qué decisión tomará sobre su futuro, ya lo avanzó y reconoció cómo lo pusieron todo sobre la mesa para lograrlo. «A lo mejor este año hemos arriesgado demasiado, pero entendemos que teníamos que poner todo al servicio del fútbol para ser los más competitivos. Por todos es conocido que vamos al límite. Es importantísimo subir. No hacerlo va a marcar un cambio. Puedes aguantarlo un año en Segunda porque tienes ayudas y respaldos, pero en un segundo, no puedes mantenerlo». Se avecinan curvas en Orriols.