El Levante regala el empate (2-2)

Los granota dejan escapar la victoria en el tiempo de descuento después de remontar el partido con un jugador menos por la expulsión de Brugué

Levante-Mirandés

Levante-Mirandés

Rafa Esteve

Conseguir una victoria, por muy insignificante que pueda parecer según la circunstancia, siempre da argumentos sobre los que otear el horizonte con ilusión y optimismo. De hecho, ver de tal manera el futuro siempre da motivos sobre los que pelear cada partido hasta el último segundo. En el Ciutat de València, donde el anhelo de volver a la élite es el sueño por el que se suspira, la ilusión, de vez en cuando, se tambalea.

Vive en una montaña rusa de emociones constante, donde los resultados dictan el estado de ánimo de un barrio de Orriols que, como el comer, necesita navegar en el positivismo. No obstante, en una Segunda División donde nadie da su brazo a torcer, y donde la competitividad que existe hace prever una temporada donde los objetivos serán caros de conseguir, el Levante, de manera un tanto peligrosa, empieza a tambalearse. No por los resultados, sino por las sensaciones.

Con la victoria en su mano, el equipo de Calleja dejó escapar tres puntos de oro contra el Mirandés de la forma más indigna posible: sin saber conservar el resultado y dejándola escapar en el último suspiro mediante un error impropia en la categoría. Un despeje tibio de Postigo fue aprovechado por Marton en el descuento para convertir tres puntos de oro en un empate gris. Ningún equipo en Segunda División regala nada. Y el Levante ya lleva dos jornadas dejando escapar oportunidades para asentarse en la parte alta de la clasificación.

Los aplausos del coliseo de Orriols por el regreso de Alessio Lisci no emblandecieron a un italiano cuyo equipo imprimió intensidad desde el pitido inicial. Al Levante, que aterrizó al enfrentamiento con la responsabilidad de, como mínimo, mostrar una imagen radicalmente distinta a la ofrecida en Andorra, le costó sentirse dominador del juego, mientras buscó alternativas al contragolpe mediante los destellos de un Carlos Álvarez que, tras su gran actuación en Copa, tuvo su recompensa con una titularidad.

No obstante, el primero en golpear fue el combinado visitante en el momento en el que Álvaro Sanz, domando una acción colectiva, encontró a Ilyas Chaira elevando el balón por encima de Sergio Postigo. El ‘11’, con un fuerte disparo, batió a Joan Femenías, y pese a que el Ciutat de València empezó a estremecerse, el Levante, con más o menos precisión, quiso que el regreso a su casa no tuviera un sabor amargo. Nada es comparable al calor de Orriols, por lo que contagiarse de su aura fue el argumento sobre el que remar hacia la victoria.Instantes después del gol encajado, Carlos Álvarez, recogiendo un remate de cabeza defectuoso de Roger Brugué, batió a Ramón, pero desde una posición antirreglamentaria que invalidó su diana.

El arreón levantinista gozó de picos de soltura, donde Ander Capa, enmascarado ante su lesión ocular, pero con ánimo de no menguar su rentimiento, obligó al meta del Mirandés a estirarse para impedir el empate. Sin embargo, la igualada cayó en las profundidades del Ciutat mediante un gol de bella factura. Giorgi Kochorashvili, caracterizado por ser un centrocampista rudo y contundente, aunque inteligente tácticamente, deleitó a todos los presentes con una falta directa que acabó tocando la red. El ‘6’, desde unos metros más atrás del vértice del área, y con pierna derecha, superó a la barrera y empujó a los suyos, más si cabe, a pelear por los tres puntos, aunque el Mirandés no se arrugaría. Su verticalidad, dinamismo y buen pie en tres cuartos trató de desestabilizar a una zaga que fue capaz de resistir.

El empate, resultado con el que se alcanzó el descanso, generó una sensación agridulce. En Orriols, y más en una categoría donde nadie regala nada, se debe teñir cada punto de color azulgrana. Tardó el Levante en regresar al campo tras el intervalo, donde Javi Calleja decidió modificar sus laterales, y entró en la segunda parte con un aire distinto al que arrancó el primer tiempo. El Mirandés, por su parte, tomó la decisión de permanecer en su área en vez de ser incisivo en ataque. Transcurridos siete minutos, Bouldini remató a la cruceta del poste, pero peor fue cuando, en el 55 y después de consultarlo con el VAR, González Francés expulsó a Brugué por un pisotón a Pablo Marón. A pesar de la inferioridad, el Levante, en todo lo esplendor, apretó los dientes para que el viento volviese a correr a su favor. Para sentir que el aire del ascenso sigue soplando en Orriols. Y, de tanto hacerlo, terminó un gol ansiado por todos.

La diana con la que los pupilos de Javi Calleja culminaron su triunfo fue prácticamente calcada a la primera. Incluso, desde una posición idéntica y con Ramón intentando despejar un lanzamiento que, finalmente, sobrepasó la línea de gol. Pablo Martínez, más que asentado en el once tras recuperarse de su lesión, disparó, el meta del Mirandés palmeó el cuero y el rechace, cazado por Iván Romero, impactó en el larguero. La jugada, rocambolesca como pocas, terminó con Rúben Vezo rematando fuera, pero el colegiado, segundos después, indicó que el disparo del ‘10’ batió la línea de gol para delirio de un Ciutat que, además de no dejar de creer, cayó rendido ante la fe de su Levante. No en vano, nadie esquivó el sufrimiento. El Mirandés, que destaca por su descaro y valentía, coqueteó, en más de una ocasión, con el empate.

Quien más cerca estuvo fue Sergio Barcia al rematar un centro desde la esquina de Reina. Sin embargo, Joan Femenías, con una magnífica estirada, evitó que la victoria se escapase del barrio de Orriols. Tocó resistir según fueron transcurriendo los minutos, pero su recompensa se esfumó de la forma más indecente posible. Un despeje de Sergio Postigo, con ánimo de despejar un centro lateral, quedó muerto en las botas de un Martón que, con Joan Femenías prácticamente vencido, no perdonó en el tiempo de descuento. El empate, dentro de la que está siendo una batalla titánica por ascender, sabe a poco. Muy poco. No obstante, si no solo perdonas, sino que, además, no valoras los puntos, lo terminas pagando.