Quien no haya soñado alguna vez con que le toque el Gordo de la Lotería de Navidad que tire la primera piedra. Uno de los sueños de todo español es llevarse a casa el premio Gordo del sorteo navideño. O un pellizco de cualquiera de los demás premios, no importa. Lo que se quiere es que la diosa fortuna aparezca en nuestra puerta. Es por eso que cada año se hacen colas en las administraciones de lotería y se espera con ilusión los cánticos de los niños de San Ildefonso del 22 de diciembre. 

Cada año, llega la Navidad y con ella los gastos: los regalos, los adornos para el árbol, la comida y la Lotería de Navidad. Todos los españoles sueñan con participar en el sorteo que reparte 2.480 millones de euros.

Desde que se realizara por primera vez el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad en 1812, han cambiado algunas cosas, adaptando el evento a las necesidades de la época. El lugar de celebración, la fecha, los anuncios publicitarios, la forma de comprar un décimo, y la manera de pagarlo. Uno de esos cambios empezó a verse en 1998 cuando se dejaron de imprimir los décimos de lotería en pesetas.

El cambio de las pesetas al euro: ningún rasguño para El Gordo

La introducción del euro en España hizo que en el año 2002 se cantasen el Gordo y todos los premios de la pedrea exclusivamente en euros. El archiconocido cántico de “miiiil euros”, -si bien lo tenemos interiorizado como algo que lleva toda la vida siendo así-, era antes de 150.000 pesetas. 

Con esos 1.000 euros, hoy en día son agraciados un total de 1.794 números, mientras que en el sorteo de pesetas los agraciados eran 1.500. La primera vez que se celebró la Lotería de Navidad en euros, el sorteo duró varios minutos menos que la media de los anteriores, ya que los niños de San Ildefonso tardaban menos en cantar “1.000 euros” que “150.000 pesetas”.

El precio del décimo

El precio del décimo también ha experimentado cambios durante todos estos años: en 1966, el valor era de 500 pesetas; en 1967, de 1.000 (6 euros); luego llegó a costar entre 2.000 en la década de los 70 y 80, y 3.000 (unos 18 euros) en los 90. Con la llegada del euro, el precio del décimo se fijó en 20 euros. 

Al final, la moneda no importa, porque ganar el Gordo en pesetas resultaba igual de mágico que si se gana ahora en euros. Lo importante es tener el número agraciado. 

Compruébalo aquí el día del sorteo. ¡Suerte!