Los ecologistas quieren empezar de cero. El nuevo plan estructural de Xàbia, que ahora está en exposición pública, les suena a viejo. La Colla Ecologista Segària-Ecologistes en Acció presentó ayer una alegación a la totalidad de ese documento. Exige que se suspenda y se elabore un nuevo planeamiento «que tenga en cuenta que el actual modelo de especulación y presión urbanística no es sostenible».

«Ha llegado el momento de evitar a toda costa la construcción de nuevos edificios y urbanizaciones», indican en su alegación los conservacionistas, que plantean que lo que se construya «sean reformas sobre edificios ya existentes».

El nuevo PGOU se puede interpretar de dos maneras. Protege 7 millones de metros cuadrados de suelo hasta ahora urbanizable. Es la baza del gobierno local, del PSPV. El alcalde, José Chulvi, insistió ayer en que es una propuesta «sostenible». Pero el PGOU deja territorio para seguir creciendo (el urbano). De hecho, permite edificar 6.000 viviendas en los próximos diez años.

Los ecologistas sostienen que el proyecto ahora en exposición pública «implicará que tierras donde hay bancales en uso agrícola o abandonados, bosques y montañas continúen siendo devoradas por la expansión del hormigón».

Advierten de que «no se ha aprendido nada de la explosión de la burbuja inmobiliaria». Los ecologistas inciden en lo que está a la vista de todos, que la actividad urbanística va otra vez en Xàbia a todo trapo. Se están construyendo chalés de lujo en el Montgó y los acantilados y fincas de apartamentos en el Arenal. «A casi todas las partidas de Xàbia han vuelto las grúas», afirman.

La alegación incide en que la construcción de chalés y apartamentos continúa pese a la evidencia de que el pueblo está «excesivamente masificado en verano». Además, avisa de que recursos como el agua escasean y que miles de viviendas siguen sin tener conexión al alcantarillado (vierten a fosas sépticas).

«El modelo de Xàbia es el más antiecológico de todos: el de territorio urbano disperso», sostienen los ecologistas, que insisten en que el nuevo plan general es «ecológicamente insostenible y socialmente injusto».