La reclamación de la autonomía del puerto comercial de Sagunt «para dejar de estar a la sombra del de València» centró los turnos de intervención desde el público tras la charla protagonizada por los alcaldes de las dos ciudades, Quico Fernández y Joan Ribó, respectivamente.

De nada sirvió que ambos destacaran la importancia de la colaboración intermunicipal en los mecanismos de gestión en la mayoría de ámbitos o que el presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV), Aurelio Martínez, tomara el micrófono para derribar algunos de los mitos sobre la cuestión, ya que el público insistió en las promesas incumplidas durante los últimos años en las instalaciones de Sagunt y el paulatino retroceso de tráficos, al tiempo que el puerto de València crecía a un ritmo vertiginoso.

En esta línea, un estibador jubilado apuntó que, mientras las instalaciones del Cap i Casal «tienen 1.600 trabajadores, cuando yo las llegué a ver con 600, en Sagunto apenas hay 70 en plantilla». Tras la acusación a la APV de ser la responsable de esta desproporción, Martínez, visiblemente molesto, apuntó que «nosotros no controlamos los tráficos, son las empresas las que deciden desde qué puerto operan».

El presidente de la APV abundó en esta cuestión al ratificar las palabras que previamente había apuntado Fernández y que posteriormente refrendó: «Desde que estoy en este cargo, la apuesta por Sagunto es incuestionable y se demuestra en que los gastos en estas instalaciones son superiores a la recaudación». Las inversiones millonarias previstas en el acceso ferroviario, el puesto de control fronterizo o la rehabilitación del Pantalán fueron algunos de los ejemplos aportados para reforzar estas palabras.

Más allá de esta polémica, el salón de actos del Centro Cívico del Port de Sagunt se llenó para este acto sin precedentes, que no estuvo exento del ambiente preelectoral. Los dos alcaldes de Compromís destacaron la historia de proximidad entre ambas ciudades y defendieron la conveniencia de unir esfuerzos en materias como la actividad portuaria, las infraestructuras, el transporte, el turismo, la conciencia medioambiental o el agua.

Sobre este último aspecto, tanto Ribó como Fernández hicieron referencia a la desaladora, acabada desde hace años en Sagunt, pero sin uso por la falta de acuerdo para su amortización.

En este sentido, ambos reconocieron que la última época de sequía estuvo a punto de obligar a su puesta en marcha y que esta situación podría repetirse en un futuro, cuando debe estar resuelta esta problemática con las instalaciones.