María Adánez es Asís Taboada en Insolación, la novela de Emilia Pardo Bazán que Pedro Víllora ha transformado en teatro y ahora se representa en el Principal de Valencia hasta el 1 de noviembre. Junto a Adánez, y dirigidos por Luis Luque, figuran en el reparto José Manuel Poga, Pepa Rus y Chema León. Insolación es el primer texto que lleva a los escenarios una nueva compañía teatral, de nombre Miguel Narros.

Adánez se remite a las palabras de la propia «doña Emilia Pardo Bazán» para definir Insolación: «Una comedia amorosa. Es una novela que ella dedicó en su momento a uno de sus amantes, y nuestra propuesta escénica es justamente eso, una comedia romántica sobre una mujer que se enamora de un joven andaluz, lo que desata en ella el conflicto íntimo entre sus sentimientos y su psique. Hasta que, finalmente, decide elegir libremente estar con la persona que quiere estar».

Esa decisión parece hoy más o menos fácil, pero entonces, a finales del siglo XIX, no lo era en absoluto. «Hay que tener en cuenta

„nos recuerda la actriz madrileña„ que las mujeres han sido sometidas a lo largo de la historia. Asís pertenece, además, a un alto nivel social, con lo que todas las normas y el encorsetamiento se le venían encima».

Suficiente carga como para haber pensado en un drama...

Sí, claro. Lo que pasa es que Emilia Pardo bazán era una mujer muy lúdica, muy vividora, amante de las relaciones sexuales... Y por eso no escribe Insolación desde un punto de vista dramático. Yo diría que es un canto a la vida, al amor. Es cierto que en su momento esta novela fue muy incómoda, hasta el punto de que fue tachada de pornográfica por los hombres de la época, pero sobre todo, y pese al conflicto que hay en ella, tiene una fuerza positiva, una fuerza de luz. Sitúa la acción en la pradera de San Isidro, bajo el sol de mayo de Madrid...

¿Cómo se acerca usted al personaje de Asís?

Bueno, me acerco como lo hago con todos. Hay que ser un buen detective para, a través de la escritura, saber qué te están pidiendo los personajes y acercarlos a ti.

Primer trabajo de la Compañía Miguel Narros.

Sí, y bajo la dirección de Miguel Luque, que fue ayudante de dirección suyo durante los últimos once o doce años. Y una producción de su viudo, Celestino Aranda. Ha sido él quien nos ha dado este espacio maravilloso a algunos más jóvenes que queremos seguir con su legado, con su escuela. Para mí, Insolación supone todo esto, nada menos, y, claro, el placer de interpretar esta función y de llevar esa novela al teatro.

Que no es fácil...

No, llevar una novela al teatro son palabras mayores.

Esta novela, además, es especial desde el punto de vista literario: empieza por la mitad de los acontecimientos. ¿Es igual en la obra de teatro?

Más o menos, en la obra se respeta la dramaturgia de la novela, porque está muy bien estructurada. Era complicada también porque prácticamente toda está narrada en primera persona, y trasladar eso al teatro, que es la palabra en acción, es complicado. Por eso hemos ido más a la acción que a los procesos internos de la protagonista, aunque es cierto que hay un par de monólogos y un narrador. Pero sí, creemos que toda la esencia de la novela está en la obra de teatro.

¿La elección de esta obra para que la nueva compañía empiece a caminar supone un aviso de la línea de trabajo que seguirá?

Sí, desde luego. De hecho, ya estamos ensayando otra función, El pequeño poni, un texto durísimo de Paco Bezerra, también dirigido por Luis Luque y en el que vamos a tratar un tema muy duro com es el bullying, el acoso infantil. Es un texto inspirado en un caso real que le sucedió a Grayson, un niño de Carolina del Norte que está ingesado en un hospital después de sufrir ataques por llevar colgada una mochila de los dibujos animados de Mi pequeño pony [la pareja de María Adánez en esta obra será el actor Roberto Enríquez y el estreno está previsto para febrero de 2016, en Alcalá de Henares]. Será mi segunda andadura como Compañía Miguel Narros.

Desde luego, algo muy alejado de Insolación. Si acaso, el común denominador de una injusticia...

Sí, porque al fin y al cabo el teatro, de manera directa o indirecta, y sin hacer panfletos, siempre debe darle al espectador elementos para la reflexión. En un caso, la libertad femenina, y en el otro, el acoso, tan actual.

¿Se decanta definitivamente por el teatro? [María Adánez dejó recientemente la serie de televisión La que se avecina].

Esto no significa que no vaya a volver a la televisión y al cine, pero sí es verdad que llevo unos cuantos años con toda mi alma en el teatro. Digamos que es el sitio donde yo puedo elegir un poco lo que quiero contar y, en resumen, un poco el espacio donde se encuentra mi verdadera personalidad. Porque para mí el teatro, como decía Andrea D´Odorico, no es una mera cuestión profesional, sino una manera de vivir, una filosofía, un modo de entender la vida. A día de hoy, es el espacio donde puedo elegir los proyectos donde decir lo que quiero como actriz y como mujer. Y que, a la vez, más riesgo me está suponiendo. De eso estoy más enamorada, del riesgo.

¿Riesgo también económico a través de la nueva compañía o sólo artístico?

No, no, hoy por hoy todavía no he entrado en la producción.