Fernando y Moisés, los concursantes que llenan las tardes de Antena 3 en uno de sus programas de más éxito, Pasapalabra, no paran de crecer.

Ambos llegaron al concurso estrella de la televisión como si nada, pero parecen estar ahí para quedarse. Buena prueba de ello son los números que tienen detrás: casi 60 enfrentamientos y miles de euros acumulados con los programas diarios dan cuenta de la valía de cada uno.

La estrategia, vital en Pasapalabra

Pero los duelos entre Fer y Moisés son cada vez más laboriosos. Los dos se manejan con mucha precaución para intentar no desvelar su estrategia en cada rosco y eso les obliga a ser especialmente cuidadosos.

Ninguno quiere cometer un error, puesto que eso les condenaría a convertirse (casi casi) en el perdedor del día, así que vigilan hasta el mínimo detalle para evitar quedar por detrás de su rival.

No es de extrañar que Fer y Moisés se guarden un as bajo la manga. Responden en primera vuelta a las definiciones que no les plantean dudas y piensan detenidamente las respuestas de las preguntas para las que han pedido cambio de turno o Pasapalabra.

Fer, concursante de Pasapalabra, en el rosco.

Y así hasta que están seguros de que tienen muchas probabilidades de convertirse en los ganadores del día o hasta que ya no pueden seguir resolviendo más letras porque ignoran las respuestas correctas.

Un largo duelo en el rosco de Pasapalabra

El programa de Pasapalabra emitido el lunes 14 de agosto mostró a la perfección ese duelo que cada tarde protagonizan Fer y Moisés en la pequeña pantalla.

Ambos resolvieron con soltura la primera vuelta y alcanzaron cifras similares. Al iniciar la segunda, Moisés se situó en primer lugar con 21 aciertos. Por detrás, Fer con 20 respuestas correctas. El temor de Moisés era fallar en alguna de las preguntas o plantarse y que luego su rival lo adelantase sin que él tuviera ya opciones de contraatacar.

Así que ambos concursantes pidieron varias veces consecutivas Pasapalabra para que corriese el turno. Ninguno se decidía a ser el primero en mostrar sus cartas. "Pasapalabra, Pasapalabra...", repetían una vez tras otra, lo que resta mucho ritmo al programa.

Tanto fue así que Moisés, al final, se vio obligado a pedir disculpas al público. "Tengo que darle una vuelta más -le dijo al presentador, Roberto Leal, cuando éste volvió a leerle el enunciado de una de las letras-. Perdón a la gente, pero necesito pensarla".

Roberto Leal le quitó entonces hierro al asunto diciéndole que tenía todo su derecho de pedir tiempo para meditar sus respuestas y que ninguno de ellos debía sentirse presionado.

Pasapalabra: Roberto Leal, en la prueba del rosco.

Finalmente fue Moisés, con dos aciertos de ventaja, quien se arriesgó a ser el primero en romper la racha de peticiones de Pasapalabra. Acertó, subió 22 aciertos a su marcador y se plantó.

Arriesgar en Pasapalabra o perder

Todo quedaba en manos de Fer con sólo 20 respuestas correctas. Tenía ante sí algunas definiciones que desconocía, pero debía arriesgar en al menos dos si quería no perder el programa y empatar.

Y así lo hizo: aguantó el tiempo todo lo que pudo para acabar dando las dos respuestas acertadas que necesitaba para seguir acumulando dinero en su bote privado. 22 aciertos, igual que Moisés, lo que significa que en el siguiente programa de Pasapalabra no habrá silla azul y ambos concursantes se enfrentarán de nuevo en el rosco para intentar llevarse el bote de Pasapalabra, que ya supera los 700.000 euros.