Óscar Díaz es ya uno de los concursantes más queridos y reconocidos de Pasapalabra pese a que sólo lleva unos meses en el concurso. Entró en el programa después que su rival, Moises Laguardia, pero ambos han conquistado el corazón de la audiencia.

Los duelos entre ellos se han convertido en habituales en las tardes de Antena 3 y el interés en cada vez mayor por descubrir quién gana el bote de Pasapalabra y el premio millonario que ha acumulado en estos meses. Sin embargo, hay días en que Óscar debe pensar que mejor no levantarse de la cama.

Primera prueba fallida para Óscar

Óscar Díaz es un concursante brillante que ya atesora una gran experiencia en Pasapalabra. Primero pasó por otro espacio muy conocido en televisión: Boom, donde estuvo durante meses. Ahora, ha iniciado su andadura en el programa de Antena 3 y sus resultados no pueden ser mejores: ya lleva acumulados más de 50.000 euros.

Por lo general, el madrileño destaca por su buen hacer, su gran cultura general y sus excelentes conocimientos, algo que facilita que consiga unos números extraordinarios. De hecho, ya se ha quedado varias veces muy cerca de lograr resolver correctamente todo el rosco de Pasapalabra.

Moisés Laguardia y Óscar Díaz, en la prueba de La Pista, en Pasapalabra. A3

Y pese a que en una de sus últimas actuaciones sólo se quedó a dos definiciones de obtener el millonario premio, lo cierto es que aquel día Óscar parecía no dar pie con bola en algunos aspectos. Y es que en concursos de este tipo, cualquier detalle puede suponer un mundo o, al menos, llevar a la victoria definitiva o a otro programa más.

El concurso empezó bien para Óscar Díaz hasta que llegó una de las pruebas previas al rosco: ¿Dónde están? Se trata de un juego en el que concursantes e invitados deben luchar contra el reloj para descubrir correctamente las palabras que están escondidas detrás de cada número. Es una prueba de memoria visual y rapidez.

Moisés Laguardia, el otro concursante, y su equipo consiguieron resolver todo el puzzle, así que la presión estaba ahora en el lado de la mesa de Óscar Díaz. Éste estuvo rápido y brillante, y pese a que sus colaboradores hicieron todo lo posible por echarle una mano, fue realmente él quien sacó adelante el juego.

Pero no fue bastante y el madrileño perdió la prueba por apenas un segundo (o quizás incluso menos), ya que no pudo completar todas las palabras, así que perdió en favor de su rival.

El rosco de Pasapalabra

Cuando finalmente llegó la prueba reina: el rosco de Pasapalabra, Óscar volvió a ver pasar de largo a la suerte. El madrileño firmó una brillante actuación y, cuando apenas le quedaban dos definiciones por resolver, optó por dejar agotarse el tiempo para quitarse de encima posibles problemas.

Y es que Óscar Díaz no acababa de tener claro si lo que él creía que podía ser correcto era la respuesta adecuada o no, así que, ante la posibilidad de cometer un error, prefirió no arriesgarse y apostar por la seguridad. Le salió bien: sólo le quedaban dos aciertos y toda la presión era para su contrincante, que acumulaba más tiempo pero al que le faltaban algunos aciertos para empatar con él.

Moisés Laguardia se la jugó en varias ocasiones porque, entre otras cosas, no le quedaba otra opción. Y se llevó el premio de los aciertos: y es que todo lo que respondió, incluso con poca fe y a modo de juego, acabó por acertarlo. El riojano resoplaba sorprendido de su buena fortuna y, cuando igualó a Óscar Díaz y eludió la Silla Azul, decidió plantarse y asegurarse el empate.

Óscar Díaz, en el rosco de Pasapalabra. A3

Óscar lo felicitó por su espectacular remontada, hecha contra todo pronóstico, incluso el suyo propio, y decidió intentar seguir jugando porque una definición seguía dándole vueltas en la mente. Ya sin nada que perder porque previamente había dejado expirar el tiempo, el madrileño pronunció la palabra que pensaba que podía responder a una de las definiciones. Y, para sorpresa de todos, acertó.

A falta sólo de un acierto para llevarse el bote, y sin posibilidades ya de hacerlo, Óscar reaccionó: "¿Digo algo -le comentó a Roberto Leal cuando éste le leyó la última definición- para echarme a llorar?" No era para menos, puesto que en caso de que hubiese acertado y hubiera optado por arriesgarse, eso significaba tener el bote de Pasapalabra casi en la mano. Pero Óscar respiró tranquilo porque falló la pregunta. Aún así, si hubiese contestado la anterior definición, se habría convertido en el ganador de ese programa en vez de empatar con Moisés Laguardia. No era su día.