REFLEXIONES

Me preocupa.…

Marc Cabanilles

Marc Cabanilles

Ahora que ya pasó el infumable campeonato mundial de Qatar y la no menos irrelevante Supercopa de España en Arabia Saudí, a mí, como a tanta gente, aparte de la preocupación por los derechos humanos, también me preocupa y asombra sobremanera el constatar cómo ciertas situaciones que han visto la luz, en este caso relativas al Sáhara y Marruecos, ni transcienden, ni afectan, ni producen reacción alguna, dando entender, sin duda, un monumental despiste moral y estratégico que, en lógica, impiden la transcendencia, la afectación y la reacción.

Me preocupa, por ejemplo, el hecho que muchos simpatizantes de movimientos de la izquierda hayan celebrando las victorias futbolísticas de Marruecos, simplemente porque se trata de un país africano, obviando que se trata de un país colonizador y ocupante, que en su día arrasó al pueblo saharaui, bombardeándolo con napalm y fósforo, y que en la actualidad lo sigue torturando, reprimiendo y asesinando.

Me preocupa el hecho de no querer ver que se ha instrumentalizado una selección de futbol para intentar edulcorar un régimen que mata de hambre a su pueblo y que viola la legalidad internacional, no sólo en el Sáhara, también mediante el espionaje a varios gobiernos con el sistema israelí Pegasus y con el soborno a europarlamentarios.

Me preocupa el constatar que muchísima gente, muchas organizaciones y muchos países se han opuesto ferozmente al mundial en Qatar por la vulneración de los derechos humanos, y sin embargo, esa misma gente, esas mismas organizaciones, esos mismos países, están apoyando a la selección marroquí, aun cuando ésta cante «El Sáhara es marroquí, y siempre será marroquí». ¿Cómo se hubiera reaccionado en Occidente, si de participar Rusia, después de cada partido salieran los futbolistas cantando «Ucrania es rusa, y siempre lo será»?

Me preocupa tanto fervor y simpatía hacia un país sobre el que penden varias propuestas de países africanos para ser expulsado de la Unión Africana (UA), por la sistemática violación de resoluciones internacionales, tanto de la propia UA como de la ONU. Por no hablar de la represión y trato inhumano a miles de inmigrantes africanos, a quienes utiliza para chantajear periódicamente al Estado Español.

Me preocupa saber que el aparato propagandístico de Marruecos funciona a la perfección, penetrando, no sólo amplias capas de la población, incluso la más concienciada, sino también amplios sectores de la cultura (cantantes), la política (ministros y exministros socialistas españoles en visitas permanentes), el deporte (en su día hasta llevaron a Maradona al Sáhara).

Me preocupa ver a quienes se excusan diciendo que hay que diferenciar al gobierno marroquí del aspecto deportivo, porque se muestran ciegos a la hora de darse cuenta que en Marruecos todo está controlado por un asfixiante aparato de información y propaganda, y que los deportistas no son más que una prolongación de ese aparato destinado a controlar la población.

Me preocupa que el hecho de ondear banderas palestinas, se vea como un apoyo real y sincero a la causa palestina. Puede que haya jugadores, o entre la población marroquí, verdaderos sentimientos favorables hacia el pueblo palestino, pero esas demostraciones ostentosas y en ciertos foros multitudinarios, vienen impulsadas por el régimen después del deterioro de su imagen que ha supuesto el restablecimiento de relaciones con Israel, con la consiguiente cooperación política y económica con el régimen sionista.

Me preocupa que en Palestina se haya celebrado el triunfo de Marruecos, porque, palestinos y saharauis, por un lado, aunque distantes, son pueblos que sufren la misma problemática de colonización, ocupación y genocidio, los palestinos por parte de Israel, los saharauis por parte de Marruecos. Y por otro lado, el desprecio que esa alegría palestina supone para Argelia, principal soporte del pueblo saharaui, pero también, uno de los principales apoyos tanto al Gobierno como al pueblo palestino.

Me preocupa el hecho que la religión enmascare los verdaderos problemas. Tanto el pueblo palestino como el saharaui, sufren de colonización, ocupación y genocidio, pero en Palestina, como se trata de un enfrentamiento musulmán – judío, tiene mucha más repercusión y se entiende como una invasión sobre la tierra y cultura palestina, mientras que en el caso saharaui, donde el enfrentamiento es musulmán – musulmán, las tesis saharauis no han tenido ningún éxito, con la consiguiente falta de apoyo de la mayoría de pueblos árabes.

Me preocupa que después de decenas de resoluciones de la ONU, donde se constata que el Sáhara sufre una ocupación ilegal y que es un territorio pendiente de descolonizar (el único por descolonizar que queda en África), tengamos que soportar a todo un gobierno español, rechazando la ocupación de Ucrania por Rusia, pero defendiendo que el Sáhara es marroquí, sin que les caiga la cara de vergüenza por la aberración, el insulto a la inteligencia y la violación de la legalidad internacional que esa postura supone.

En definitiva, y como colofón de las contradicciones, me preocupa que China y Rusia, poco respetuosos con las libertades y los derechos humanos, pidan una solución justa y duradera al problema saharaui, basada en las resoluciones de la ONU, mientras que España y Francia, “campeones” en la defensa de las libertades y los derechos humanos, entreguen un territorio pendiente de descolonizar, según la ONU, a un gobierno déspota, represor y dictatorial que ha dado sobradas muestras del trato inhumano y cruel hacia el pueblo saharaui.

Que mis preocupaciones, así como las de tanta gente de a pie, sean irrelevantes, no será óbice para reivindicar ética, humanidad y solidaridad, ante unas instituciones burocráticas, unas maquinarias partidistas y unos medios de comunicación, que hace mucho tiempo ya perdieron cualquier tipo de relación y nexo con esas palabras.