No hay manera

Francisco J. Bastida

Francisco J. Bastida

Nunca una victoria supo a derrota como en las elecciones del 23 J. La ilusión del PP por alcanzar la mayoría absoluta con la ayuda de Vox se quedó en eso, en una ilusión. Feijóo apareció desencajado en el balcón para celebrar ante los suyos su triunfo más amargo. Ajeno a la música y al griterío de los simpatizantes, en su cabeza seguramente resonaba el estribillo de la canción de Coque Malla «no puedo vivir sin ti, no hay manera», porque lo suyo hasta ahora era vivir con cómodas mayorías absolutas en un feudo en el que el PP es la Voz de Galicia. Y eso que contó con toda la artillería de la derecha mediática para ayudarle en su camino a la Moncloa, que ya venía engrasada desde que Pedro Sánchez ganó la moción de censura contra Mariano Rajoy.

Algún día habrá que analizar el comportamiento de los medios de comunicación en los últimos cinco años, porque la hostilidad contra el Gobierno mostrada por muchos de ellos no se limitó a la crítica y a la denuncia basada en hechos, sino que se construyó en torno a una idea machaconamente repetida: la ilegitimidad del Gobierno, obviando su origen democrático. Para ello se creó la imagen del gobierno Frankenstein con la ayuda de seis «socialistas buenos», esos que confunden la discrepancia con la deslealtad; los mismos que ahora desearía Feijóo para sumarlos a los de Vox y alcanzar la investidura presidencial.

De un monstruo no puede salir nada bueno; a su actuación se le llamó sanchismo, para personificar en el presidente del Gobierno todos los males de la patria y se calificó como régimen para situarlo fuera de la Constitución. Una vez desplazado extramuros de la legalidad constitucional, se le aplicó por la oposición política y mediática el equivalente al derecho penal del enemigo, es decir, todo vale para su eliminación; el fin justifica los medios y a los medios, que se sintieron libres, olvidándose del rigor informativo. En su lugar, se afanaron en crear y difundir bulos, medias verdades o falsedades a secas, en hacer pasar por hechos contrastados opiniones infundadas y, en fin, en sentenciar la inhabilitación absoluta de Pedro Sánchez sin reparar en diagnósticos mentales: paranoico, psicópata, yonqui del poder. A ello se apuntaron rápido los dirigentes del PP y Vox, rivalizando en quien disparaba al muñeco con más vituperios para no desagradar a quienes desde las ondas fabricaban opinión a base de insultos y de insinuar conspiraciones varias.

No hay manera de obtener mayoría absoluta, porque no hay maneras, modales democráticos, para derrotar al contrario, y gran parte del potencial electorado socialista, siempre dividido y crítico con los suyos, decidió abandonar su pasividad y salir a abortar la amenaza de un futuro gobierno del PP y Vox, que se fue convirtiendo en realidad tras las elecciones autonómicas. Seguramente más que un voto útil al PSOE fue un voto hostil al PP, pero no hay que desmerecer la campaña de movilización de las bases socialistas protagonizada por José Luis Rodríguez Zapatero, insuflando autoestima por lo conseguido por el Gobierno pese a la pandemia y la guerra de Ucrania. Su figura se engrandece con el paso del tiempo y nunca le estará Pedro Sánchez suficientemente agradecido.

A Feijóo le va la moderación, porque es de la escuela del bipartidismo, y se le ve incómodo en el papel que le han asignado en Madrid. Por eso ha pasado de querer derogar el sanchismo a aceptar gran parte de sus reformas, de considerar al PSOE partido anticonstitucional a calificarlo como partido de Estado, y ahora le canturrea que no puedo vivir sin ti, no hay manera. Estas debilidades no las perdonan los que le encumbraron para cumplir la profecía del retorno de la derecha y ya traman su caída en desgracia. No tardó Isabel Díaz Ayuso en exhibirse para contradecir a su teórico líder, porque ella es la deseada para llegar a la Moncloa tras la repetición de las elecciones que se avecina; ella encarna la mezcla perfecta de Vox con carnet del PP, el discurso de Abascal pero con sonrisa de TikTok. Los mismos que abrazaron y luego despidieron a Casado preparan ya la maleta de Feijóo. Saben que Ayuso no entonará No hay manera, sino A mi manera, con letra de Miguel Ángel Rodríguez y Jiménez Losantos.