Feijóo contrae el Síndrome de Casado

Alberto Soler Montagud

Alberto Soler Montagud

Cuando quedan apenas dos telediarios para que se celebren las elecciones gallegas, Alberto Núñez Feijóo ha comenzado a manifestar síntomas del llamado Síndrome de Pablo Casado, una infrecuente patología que al parecer contrajo el viernes 9 de febrero poco después de que Carles Puigdemont enviara una larga carta a los miembros del Parlamento Europeo en la que, entre otras cosas, se leía entre líneas que el PP y Junts se reunieron el verano pasado para abordar el tema de la investidura de Feijóo. Una frase de ese documento escrito y firmado por el expresident de la Generalitat de Catalunya  («…de esto también hablaremos cuando toque […] ¡todo se sabrá!») activó ipso facto  la crisis que  hoy conturba al partido de la gaviota. Apenas difundirse a través de los medios la inquietante sentencia («¡todo se sabrá!»), un miembro relevante de la dirección del PP confirmó que su partido llegó a considerar la posibilidad de una amnistía tras reunirse con Junts, aunque finalmente se descartara.  

A muy pocos días de que los gallegos acudan a las urnas, Junts mantiene silencio acerca de los temas que se trataron en los contactos que mantuvieron con el PP tras las elecciones generales de julio. Por el contrario, ERC, a través de su secretaria general Marta Rovira, declaró a la SER el pasado martes que el PP quiso pactar con su partido en agosto con la finalidad de que facilitaran la investidura de Feijóo, algo a lo que los independentistas respondieron con un «no» rotundo. 

A la vista de lo reseñado, es un hecho que algunos altos cargos del PP, partido que recientemente ha alentado manifestaciones en contra de la amnistía, estaban dispuestos a negociar esta absolución, una constatación que pone a Feijóo en un situación más que delicada: «Por que aceptei entrar na política nacional co ben que estaba coa miña maioría absoluta no meu territorio galego?» , es posible que se esté preguntando estos días el líder de los populares al sentirse a los pies de los caballos que cabalgan Ayuso , Aznar y una cohorte de patriotas de camino hacia la España grande y libre que ansían. 

Para acabar de embarullar más todavía la actual coyuntura, el pasado viernes, en una comida de campaña electoral en la que el PP había invitado a casi docena y media de periodistas, Feijóo hizo otra de las suyas al afirmar alto y claro tres cosas: La primera, que el PP habló con Junts el pasado verano; la segunda que Junts exigió la amnistía; y la tercera que tras pensárselo durante 24 horas, el PP dijo que «no». Esta exclusiva servida en bandeja por Feijóo cayó como un misil que hizo pedazos la credibilidad de un partido que en los últimos meses ha afirmado alto y claro que negociar con Catalunya era «la mayor traición de la historia». O sea, una vez más el PP deja constancia de su propensión a mentir abiertamente y sin vergüenza, algo lamentablemente frecuente en los políticos de cualquier ideología. 

Es obvio que para mantenerse en pie lo que dure el vodevil que protagoniza, a Feijóo no le queda mas remedio que silenciarse en lo que a dar explicaciones respecta (más siendo como es un experto en venirse arriba con circunloquios absurdos) y rectificar su metedura de pata lo mejor que pueda y cuanto antes. Si no lo hace, se expondrá a que Ayuso adelante sus tiempos y arremeta contra él antes de lo previsto. 

Hay quienes intentan arreglar el estropicio conjeturando que las declaraciones de Feijóo a los periodistas en el restaurante fueron una estrategia de anticipación a las hipotéticas repercusiones que surgirían si Puigdemont aportaba nuevos detalles de las negociaciones que mantuvo su partido con el PP. Pero no nos engañemos ni nos dejemos engañar, pues todo apunta a que lo de Feijóo ha sido un patinazo de los suyos y no una inteligente estrategia de anticipación diseñada para evitar males mayores.

Hace un par de días, Miguel Tellado, portavoz parlamentario del PP, acusó a los medios de comunicación que acudieron a la comida de malinterpretar al PP, e incluso lanzó la hipótesis de una campaña orquestada por medios afines al sanchismo. Por su parte, Feijóo, desmentía en un mitin celebrado en Marín la versión de los periodistas que acudieron a la comida. Es decir, una vez más el presidente del PP ha mentido mientras dejando abiertas dos incógnitas: en primer lugar la repercusión que todo esto pueda tener en las elecciones del domingo, y sobre todo cual será a partir de ahora la estrategia Ayuso, dirigida por sus asesores y consultores.

¿Qué sucederá finalmente? De momento, el PP en pleno ha decidido apoyar a su problemático líder porque no le queda otra opción, pero tras la noche del 18-F, conserve o no el PP el feudo de Galicia, es muy probable que el partido dé el pistoletazo de salida a nueva etapa en la que cada vez sea más probable que lo presida una mujer.