Ágora

Una biografía sobre la primera botánica española

Elisa Garrido

Elisa Garrido

En el verano de 1879, un famoso botánico alemán escribe una misiva dirigida a una mujer aragonesa apasionada por la botánica para hacerle una consulta sobre una nueva flor. Va a ponerle nombre y tiene que decidir cuál. Esa mujer es la botánica Blanca Catalán de Ocón y Gayolá (1860-1904). El autor de la carta es Heinrich Moritz Willkomm, un reconocido científico internacional que ha dedicado su vida a explorar la flora de la Península Ibérica. Le propone dos posibles nombres para esta nueva planta: «Saxifraga gayolae o Saxifraga blancae si ese nombre le gusta más». Gayolae hace referencia a su segundo apellido, el de su madre, y Blanca a su propio nombre, el de la mujer que había descubierto esa nueva flor. Pero el descubrimiento de Blanca Catalán de Ocón no recibiría el reconocimiento público que merecía, como tampoco lo hizo su herbario de más de ochenta plantas registradas.

Desde su juventud, demostró un interés innato por la botánica y fue designada por Willkomm, que en ese momento era director de jardín botánico de Praga, como «la primera botánica española». Nacida en Calatayud, Catalán de Ocón vivió la mayor parte de su vida entre Monreal del Campo y Valdecabriel, donde pasó su juventud rodeada de la belleza de la naturaleza, el saber científico y el amor por las artes y la poesía que se respiraba en cada rincón de su hogar; un inmenso valle en el corazón de la Sierra de Albarracín. Fruto de sus investigaciones, elaboró el herbario que llevaría por título Recuerdos de la Sierra de Albarracín. Herbario de botànica de plantas raras de Valdecabriel. El periodo más fructífero de sus herborizaciones empieza con 18 años y continua durante una década, aproximadamente. Un periodo extenso de trabajo en el que comparte ejemplares y saberes con numerosos botánicos de su tiempo. Entre las plantas recogidas, se encontraban especies que todavía eran desconocidas para la ciencia, como la Saxifraga blanca que llevaría su nombre, pero, lo que no es tan conocido es que esta no fue la única especie que descubrió. Durante todo el tiempo que estuvo herborizando, formó parte de una red de botánicos interesados en la flora ibérica y así lo atestiguan las citas y menciones a su persona en cartas y diversas publicaciones, donde las alusiones a ella como «la botánica Doña Blanca de Catalán» no dejan ninguna duda de la consideración pública que se tenía de ella.

Aunque Blanca Catalán de Ocón y Gayolá es un nombre que empieza a resonar en la historia de nuestro país, su notable legado todavía está por descubrir. Es digno de mención que, progresivamente, se están dando pequeños pasos hacia el reconocimiento a través de nombramiento de algunos espacios en su honor a lo largo de la geografía española y que pretenden resaltar de los logros de la que fue considerada como la primera botánica internacionalmente reconocida de nuestro país. Sin embargo, el desconocimiento sobre su trabajo se instaura en un problema historiográfico mucho más amplio y que ha generado una falta considerable de estudios rigurosos sobre el legado de muchas de las mujeres científicas que hoy seguimos descubriendo. Ya nadie cuestiona que la comunidad de historiadores de la ciencia y los estudios académicos ha estado dominada principalmente por autores masculinos. Y esto todavía está en vías de solucionarse.

Recientemente, la Real Academia de Ciencias ha impulsado un proyecto sobre naturalistas hispanos para el que he tenido la oportunidad de escribir una biografía razonada sobre la botánica Blanca Catalán de Ocón. Esta nueva biografía es fruto de un extenso estudio que he realizado sobre la documentación conservada en el archivo privado conservado por sus familiares. El libro aparece con el fin de corregir algunos de los mitos y errores que se han perpetuado sobre Blanca Catalán de Ocón a lo largo del tiempo, estableciendo un estudio riguroso sobre sus aportaciones como botánica, pero también como intelectual aficionada a la poesía que muestra una gran sensibilidad por la naturaleza y por todos los seres que la rodean.