Opinión | tribuna

La felicidad: el abrigo del alma

El verdadero viaje de descubrimiento consiste en no buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos», así lo señalaba Proust. Probablemente hayamos visto pasar ante nosotros la felicidad y también puede que –sin ser conscientes– la hayamos dejado escapar confundiéndola con una alegría inesperada y especial… afortunados quienes han gozado de tamaña experiencia, en cualquier ámbito.

Lo más estimulante e inspirador para descubrir su estela es ser consciente de que todo se produce de dentro hacia afuera. Salir del laberinto en el que estamos inmersos en la vida, nuestra vida; tal y como Gala expresaba, «saliendo de la esclavitud de cada día, dándole a cada día su propio afán, pero también su propia sonrisa, su gozo, su color, su aroma…».

El día a día, los acontecimientos banales (sólo) necesitan un poco de sazón para volverse festivos…

Descubrir que la felicidad está repleta de interés, ilusión, creatividad, sueños y generosidad. La felicidad se esconde en: una charla, la admiración de la belleza, la necesidad incontrolable de querer contarle algo a alguien –y reír juntos–, lo que nos incita a llamarnos o vernos; en trazar un propósito, la satisfacción interior de la consecución de un logro, el proceso de una lectura interesante, el placer del aprendizaje, la habilidad exitosa; en el saboreo de la calma y la serenidad, la ternura que conmueve, la sonrisa de un niño, la conciencia de que nuestros valores se reflejan en nuestras acciones, la beatitud, la ayuda a otros, acompañar la conciencia de nuestro propio viaje… En definitiva, alimentar dentro de nosotros aquello que en ocasiones apartamos a cuenta de lo urgente, suponiendo el viento que infla las velas que nos llevan a puerto firme.

Una de las inquietudes más potentes de las personas es precisamente la de alcanzar la felicidad. Con esa intención se lleva a cabo uno de los estudios más longevos realizados –durante 84 años–, publicado en 2023 por parte de la Universidad de Harvard y liderado por Waldinger, y otros, de parte de Ben-Shahar, así como por Schulz, del Bryn Mawr College.

Todos somos conocedores de que a lo largo de nuestra vida se sortean acontecimientos de todo tipo y que éstos ejercen su influjo en nosotros. Para Waldinger y Schulz, siendo reduccionistas ante su consecución, el denominador común es, sin duda, la calidad de las relaciones y, por tanto, su reciprocidad.

Los estudios contemplaban como variables incluidas entre ellas: pruebas médicas, evaluaciones y marcadores de salud física y mental, analíticas y análisis de ADN.

Según la investigación de Ben-Shahar, se muestra una radiografía de la felicidad en la que los componentes clave son: el optimismo, con su capacidad para encontrar soluciones a problemas cotidianos; la capacidad de resiliencia, haciendo de la adversidad una oportunidad para el crecimiento; alejar la procrastinación de nuestras responsabilidades, evitando así el estrés y dando prioridad con ello al descanso y el disfrute; el ejercicio físico, y su efecto directo en el aumento de neurotransmisores como la dopamina, serotonina, IGF-1, acetilcolina, endorfinas, responsables del bienestar emocional y la mejora de habilidades cognitivas; la gratitud, y su práctica habitual, consciente y deliberada; y el cultivo de la relaciones interpersonales, de calidad y mutuas, cuidándolas activamente, ayudando a regular mejor las emociones, además de aumentar el sentido de pertenencia.

La vida se compone de destellos de belleza –felicidad– inspiradores que quedan clavados en la mente y el corazón, y de los que jamás deberíamos escapar. Ojalá que no tengamos que buscar el tiempo perdido, porque en él haya habitado –en algún momento– la felicidad. Los negativos de esas experiencias se quedarán en nuestras almas; las copias, en nuestros corazones.

La felicidad también se alimenta de la satisfacción, al albergar las emociones compartidas de personas que buscan con anhelo obtener seguridad, apoyo, acompañamiento, y que depositan su esperanza e ilusión en el apoyo social ofrecido de forma altruista con objeto de aportar una gota en el mar de la solidaridad.

Fundacion por la Justicia, en el Día Internacional de la Felicidad, busca celebrar con inmenso júbilo la oportunidad de compartir proyectos, en los que los grandes protagonistas son y serán los Derechos Humanos, intentando –con grato deseo–, despertar esos destellos de felicidad.