Opinión | Ágora

Por un libro infantil sin censura

Hoy celebramos el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Una fecha que conmemora el nacimiento del escritor danés Hans Christian Andersen, quien nos ha regalado cuentos tan famosos como ‘El patito feo’ o el ‘Traje nuevo del emperador’. En su biografía también descubrimos su amor entregado a mujeres y especialmente a hombres, desde una homosexualidad en apariencia camuflada. Por lo que no nos extrañaría que cuando Vox y el Partido Popular valenciano conozcan este detalle, intenten separar sus peligrosos títulos de las estanterías de las bibliotecas públicas.

La Organización Internacional para el Libro Juvenil (IBBY) cada año selecciona un escritor o escritora representativos de un país para que elaboren el mensaje dirigido a todos los niños del mundo. En esta ocasión le corresponde a Japón difundir el mensaje de la escritora Eiko Kadono (bajo el lema ‘Surca los mares con las alas de tu imaginación’), e ilustrado por Nana Furiya.

Para que los libros infantiles conecten con los más pequeños es imprescindible contar con los profesionales, educadores y bibliotecarios, que conocen todas las posibilidades de las historias compartidas en esas edades. Y así lo indica la ley de Bibliotecas que explica en su artículo 20 la fundamentación en el criterio profesional independiente del bibliotecario. Por otra parte, la ley valenciana también especifica cuáles son las funciones de las bibliotecas que, contrario a la proposición no de ley (PNL) votada por Vox y del Partido Popular para separar el contenido sobre diversidad sexual de la sección infantil, nos recuerda que son espacios públicos que deben garantizar el libre acceso a sus fondos. Un camino que la censura cultural de la extrema derecha quiere dinamitar, porque su objetivo es impedir que los libros LGTBI de las bibliotecas sean accesibles para los menores, como ya ocurre en la Hungría de Orbán.

El Col·legi Oficial de Bibliotecaris i Documentalistes de la Comunitat Valenciana promovió acciones de sensibilización y denuncia de los peligros de esta grave intromisión, y ha insistido mucho al aclarar que esa PNL "no solo demuestra un gran desconocimiento de las bibliotecas públicas, sino que también tiene una implicación muy negativa en la garantía de los principios y valores de las bibliotecas".

Respetemos y pongamos en valor el trabajo de los profesionales del libro. Y contamos con claros ejemplos en València iniciados por gobiernos progresistas, como en 2021, cuando empezó a reunirse el primer club de lectura municipal para bebés de menos de nueve meses bajo el nombre de ‘Naixem llegint’. Fue la responsable de la biblioteca María Moliner la principal impulsora de este proyecto pionero, que se añadía a otros dos clubes de lectura infantiles con la participación de sesenta familias: el de lectura bebeteca, dirigido a un público de entre nueve meses y tres años, y el club de lectura familiar, de cuatro a siete años. Asimismo, en 2022 se creó el Premio al Mejor Lector Infantil, como propuesta nacida también del equipo técnico de bibliotecas. De esta forma Andreu Sansano de 7 años, que había realizado más de 200 préstamos de libros y Marcos Gómez con 5 años y más de 300 títulos, fueron los primeros en hacer honor a este galardón.

Según han demostrado las estadísticas, los niños y niñas son el grupo de edad que más utiliza las bibliotecas de València. Y es por ello que las actividades infantiles se complementaron con la colaboración en Jaleo, las estupendas Jornadas de animación a la lectura que revisan los retos y desafíos a los que se enfrenta la labor educativa, social y familiar. O de la mano de la Fundació Full con De Viva Veu, certamen que promueve la lectura en voz alta de los escolares valencianos con una participación de más de 12.000 niños y niñas, y del que todavía no sabemos si este año contará con la participación del Ayuntamiento.

Falta de apoyo o directamente silencio, como se ha demostrado en la respuesta recibida recientemente, cuando pedíamos conocer si el Ajuntament de València, como responsable de la Xarxa de Biblioteques Municipals, apoyaba el comunicado del Colegio de Bibliotecarios frente a la grave censura al criterio profesional. Y donde tampoco respondieron si las bibliotecas municipales separarán los títulos sobre diversidad y desarrollo sexual, familiar y de género de la sección infantil, tal y como apunta la PNL en ciudades de más de 25.000 habitantes. Cómplices y colaboradores de una guerra cultural que camina de espaldas a la ciudadanía. Es por lo tanto inadmisible que la derecha quiera obligar a los bibliotecarios qué libro infantil comprar o en qué estantería tienen que colocarlo. Vivimos en una sociedad plural que se debe reflejar también en nuestras bibliotecas.