El picudo asedia las palmeras de Alzira ante la falta de frío y de antídotos eficaces

El ayuntamiento tala 16 ejemplares en el último año, la mayoría en el parque de l’Alquenència, aunque defiende que se trata de infecciones puntuales

Montalvá señala que los productos autorizados no resultan tan efectivos como el que se utilizaba hasta 2018

Isla en el parque de l'Alquenència en la que han desaparecido la mayoría de las palmeras en poco tiempo.

Isla en el parque de l'Alquenència en la que han desaparecido la mayoría de las palmeras en poco tiempo. / Pascual Fandos

El picudo rojo continúa menguando poco a poco la población de palmeras en Alzira y otros muchos municipios, incluso en invierno, una época en la que el frío era antes un aliado al paralizar el ciclo biológico de este coleóptero que ya cambió el paisaje de los accesos a la capital de la Ribera Alta al obligar a talar hace unos años muchas de las palmeras que se disponían junto a la CV-50 y la calle Trinidad Redal. Sin llegar a ese extremo, la ausencia de frío y de tratamientos eficaces para combatirlo sigue provocando un goteo de palmeras afectadas que tras una primera intervención con cirugía para eliminar la zona afectada se acaban talando.

La empresa encargada del mantenimiento de parques y jardines en Alzira cortó durante el último año alrededor de 16 ejemplares infectados, de los que la mayoría se localizan en el parque de l’Alquenència, el principal pulmón verde en el casco urbano, un par en el parque de Arabia Saudí, junto a la avenida Luis Suñer; otras dos en la CV-50 y alguna suelta en la urbanización El Racó y en la zona ajardinada al inicio de la calle Gandia, entre otras. 

Los técnicos consideran que se trata de afecciones puntuales y, según explica el concejal de Agricultura y del área de Servicios para la Ciudad, Enrique Montalvá, el motivo principal es la ausencia de productos eficaces para combatir el picudo rojo desde que en 2018 se prohibiera la materia activa que se venía utilizando. «Era un producto muy efectivo que tenía una fuerza de choque muy grande, mientras que la única alternativa que prácticamente nos dejan no ofrece el mismo resultado» , explica el edil, que realiza un paralelismo con la situación vivida en el campo con la prohibición de productos para atacar plagas como la del «cotonet». Montalvá comenta que si bien existe alguna otra alternativa con nemátodos u hongos , en la práctica resultan «casi utópicas».

Una palmera con síntomas de estar infectadas, en una imagen tomada hace unos días en el parque de l'Alquenència.

Una palmera con síntomas de estar infectadas, en una imagen tomada hace unos días en el parque de l'Alquenència. / Pascual Fandos

Nuevo ejemplar con síntomas

Se da la circunstancia de que en el parque de l’Alquenència ya hay de nuevo alguna palmera con síntomas de estar infectada por el picudo rojo. El ayuntamiento contabiliza en esta zona de recreo la tala de siete ejemplares a lo largo del 2023. El parque cuenta con zonas repletas de palmeras que no se han visto afectadas ya que se trata de especies más resistentes a esta plaga, mientras que una zona de jardín ubicada junto al monumento dedicado al Xúquer y las inundaciones se ha visto reducida al mínimo en un par de años ya que de las 15 o 16 palmeras que delimitaban el perímetro de esta isla apenas quedan cuatro.

Los técnicos apuntan que junto a la falta de antídotos eficaces, las altas temperatura que se están registrando en invierno también cambian el ciclo biológico del picudo y favorecen más puestas. «El clima no ayuda», comenta Montalvá.

La hembra del picudo deposita varios cientos de huevos -cuanto más altas son las temperaturas mayor puede ser el número- que eclosionan en pocos días y las larvas que nacen excavan galerías en el tronco al alimentarse de fibra vegetal. Los síntomas que presenta una palmera infectada son visibles en la valona, ya que las palmas se desploman hacia el tronco a modo de paraguas y se secan. En algunos ocasiones, incluso se ha llegado a desplomar la misma.

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