"Un día después del 11-M nuestro tren se paró entre Sueca y Sollana y hubo una histeria general"

Un psicólogo que acudía como voluntario a ayudar a las víctimas de Madrid vivió la psicosis generada por una avería en un convoy un día después del atentado

"Me entró el pánico y me quedé paralizado"

Línea de Cercanías en paralelo a la N-332 en la Ribera Baixa en una imagen de la época en que se produjo el susto.

Línea de Cercanías en paralelo a la N-332 en la Ribera Baixa en una imagen de la época en que se produjo el susto. / Levante-EMV

Los escasos pasajeros del primer tren de Cercanías que en la madrugada del 12 de marzo de 2004 realizaba su trayecto entre Sueca y València vivieron un episodio de pánico colectivo que difícilmente pueden olvidar. El país estaba consternado por los salvajes atentados del día anterior en Madrid (11-M) que dejaron 192 muertos y cerca de 2.000 heridos y, tras superar las dudas iniciales de si tomar el tren o no, habían optado por seguir la rutina diaria, pero aquel no era un día cualquiera. Con la información de la masacre en todos los medios de comunicación, su convoy se detuvo de forma brusca en tierra de nadie entre Sueca y Sollana, se apagaron las luces de los vagones y los chispazos que se producían en el exterior resplandecían en la oscuridad. Se desató la psicosis.

El psicólogo de Sueca Miquel Fernández viajaba en el primer vagón. Se había enrolado como voluntario en la unidad de intervención en catástrofes y emergencias creada recientemente por el Colegio Oficial de Psicólogos y se desplazaba a València para reunirse con sus compañeros y viajar a Madrid para ofrecer sus servicios. Iba a ser su primera experiencia, pero no llegó debido al incidente que sufrió su tren. Se cumplen veinte años de aquel susto que, ya jubilado, no olvida.

«Recuerdo que era el día siguiente al atentado, había muy poca gente en la estación. El tren se puso en marcha y, en el trayecto entre Sueca y Sollana, escuché un chasquido importante, el tren se quedó parado y se apagaron las luces interiores. Las pocas personas que íbamos en el primer vagón nos pusimos histéricos, unas chicas gritaban.... Yo no sabía qué hacer, si intentar abrir las puertas o qué, me entró el pánico y me quedé paralizado», relata Fernández.

Miquel Fernández relata que se apagaron las luces y se veían chispas en el exterior: «Luego dijeron que se había cortado la catenaria»

Desde su ubicación en aquel primer vagón escuchaba la conversación que el maquinista mantenía con la central, una información que alimentaba todavía más su angustia. «Oía que nos habían echado algo, le pedí por favor que abriera las puertas, pero nos dijo que el tren se había quedado sin luz y no podía. El día antes había pasado lo de Madrid y había una histeria general. Después nos dijeron que se había cortado la catenaria y que por eso saltaban chispas que veíamos perfectamente, pero yo no había escuchado nunca antes la palabra catenaria, ese día me la explicaron», recuerda.

Miquel Fernández relata que de las «siete u ocho personas» que viajaban en aquel primer vagón solo una mujer mantuvo la calma y trató de tranquilizar al resto ya que, según dijo, había vivido situaciones similares. «A medida que pasaba el tiempo nos tranquilizamos, más tarde se situó a nuestra a altura otro tren, se abrieron las puertas y con una pasarelas hicimos el trasbordo. Se habían hecho prácticamente las 8 de la mañana -había cogido el tren previsto que debía haber pasado a las 6,30 aunque ya llegó con retraso- y vi que no llegaba a tiempo al punto de encuentro en Nuevo Centro. Decidí bajarme en Silla, cogí un taxi y volví a Sueca».

"No supe reaccionar como debía y dejé el equipo de emergencias"

Miquel Fernández recuerda que plasmó por escrito la situación vivida aquel día en un texto que presentó a un concurso de relatos. Cómo olvidarla. Cuando se puso en contacto con el jefe del equipo de psicólogos, recuerda, en principio no le creyó. "No vengas con esas", comenta que le dijo.

"Desde ese día también dejé de formar parte del equipo de catástrofes y emergencias. Habíamos hecho un par de reuniones desde su creación, pero en esta experiencia vi que no supe reaccionar de forma adecuada", comenta el psicólogo de Sueca, que detalla que la unidad sigue existiendo.        

"La magnitud del atentado no se la esperaba nadie, recuerdo que el jefe del equipo que intervino comentó al regresar que había sido un desastre porque en Madrid había psicólogos de toda España y no sabían muy bien hacia donde ir. Nuestro equipo regresó pronto", recuerda. Pascual Fandos alzira

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