El PP lanza un presupuesto sin ideología que evite el «colapso municipal» en Carcaixent

La alcaldesa apela a la responsabilidad de los partidos para superar cuatro años de parálisis 

Las cuentas públicas siguen prorrogadas con el modelo que se fijó para la pandemia

Compromís acepta el reto y trata de cerrar un acuerdo

Imagen del último pleno municipal celebrado por la corporación municipal de Carcaixent.

Imagen del último pleno municipal celebrado por la corporación municipal de Carcaixent. / Levante-EMV

La alcaldesa de Carcaixent, Carolina Almiñana, está decidida a aprobar los presupuestos municipales contra viento y marea. Gobierna con el apoyo de solo seis de los 21 concejales del consistorio y aspira a aprobar las cuentas públicas dentro de pocas semanas. Convocará un pleno extraordinario con ese propósito a lo largo del mes de abril y pretende superar su inferioridad numérica apelando a la responsabilidad del resto de las fuerzas políticas para no tener que prorrogar el presupuesto que se elaboró en 2020 para la pandemia y evitar el colapso de la inversión pública.

El presupuesto lleva años congelado por la dificultad de formar mayorías que estabilicen la gestión local y ahora el margen de maniobra es estrechísimo al reducirse los ingresos en 1,5 millones tras aprobarse la revisión catastral. Y, por si no fuera suficiente, la Unión Europea ha acotado todavía más las reglas fiscales e impone grandes restricciones para gastar los ahorros que ofrece el superávit y el remanente de tesorería. En estas condiciones, el PP apuesta por un presupuesto más técnico que ideológico que permita a las fuerzas políticas alcanzar un acuerdo de compromiso.

Las reglas fiscales que marca la Unión Europea complicarían mucho la gestión si se mantiene el actual presupuesto

Tras cuatro años con grandes dificultades financieras, el consistorio debe decidir si abre un periodo de mayor flexibilidad. No obstante, la inversión queda constreñida al reducirse en 1,5 millones los ingresos tras aprobarse la revisión catastral y no habrá dinero para grandes proyectos. Los gastos se ceñirán al mantenimiento de los servicios públicos y a las subvenciones destinadas a colectivos sociales, culturales y económicos de la ciudad.

«Palos en las ruedas»

Almiñana no ve otra salida que un acuerdo institucional que «priorice el bien común por encima de cualquier partidismo y abandone la estrategia de poner palos en las ruedas para frenar cualquier avance porque esa actitud siempre perjudica el interés colectivo». La alcaldesa sostiene que todas las fuerzas políticas locales «conocen perfectamente las consecuencias que tendría bloquear el presupuesto» y anima a los partidos sumarse al consenso «porque va a resultar muy difícil justificar el voto en contra». 

De las cuatro grupos que forman parte de la oposición Compromís ha sido el primero en aceptar la oferta de diálogo lanzada por el PP. El líder de la coalición valencianista, Enric Cassasús, ha reclamado mantener la inversión en Cultura, Educación, Juventud, Normalización Lingüística y la Feria Modernista. La formación nacionalista ha sufrido durante las dos últimas legislaturas el obstruccionismo político y está dispuesta a evitar que esa estrategia de asedio conduzca a cuatro años más de parálisis

Imagen de la toma del pleno de investidura del pasado mes de junio

Imagen de la toma del pleno de investidura del pasado mes de junio / Rubén Sebastián

Cuentas saneadas

Casassús presume de la herencia económica de Compromís. Durante los últimos años se ha reducido la deuda gracias a la amortización anticipada de los préstamos y las cuentas municipales lucen ahora saneadas. El PP admite admite las bondades de ese legado, aunque pone el énfasis en la necesidad de evitar que las partidas que se dejaron vacías durante la pandemia impidan ahora ofrecer los servicios y ejecutar las obras que necesita la ciudad. «Si no aprobamos un nuevo presupuesto no se podrán utilizar los ahorros y remanentes y los únicos perjudicados serán los ciudadanos", advierte la alcaldesa.

El capítulo de inversiones está muy mermado. La mayor parte del dinero se empleará en el capítulo de personal y en el pago de los servicios públicos esenciales. El resto se destinará a subvenciones. «Es verdad que es un presupuesto sin mucho misterio, por eso no hay motivos para votar en contra», defiende Carolina Almiñana.

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