El Gobierno agiliza la depuradora de Oliva que dará 4,5 hm3 de agua de riego cada año

El sistema, que usará unas membranas experimentales, está valorado en 45 millones contando la red de colectores, bombas y balsas 

El caudal depurado supone un tercio del que requieren las parcelas de todo el término municipal

La actual depuradora de Oliva, cuyas instalaciones se aprovecharán cuando se haga la nueva.

La actual depuradora de Oliva, cuyas instalaciones se aprovecharán cuando se haga la nueva. / Levante-EMV

Sergi Sapena

El Ministerio para la Transición Ecológica acaba de dar un significativo impulso a uno de los proyectos ambientales más importantes y más largamente esperados de la ciudad de Oliva. Se trata de la gran depuradora que tratará las aguas residuales de toda la ciudad y sus muchas urbanizaciones dispersas, llamada a ser una compleja obra de ingeniería que vendrá a costar cerca de 45 millones de euros. Esta es una de las mayores depuradoras previstas en la Comunitat Valenciana.

La buena noticia de la resolución ministerial es que la futura depuradora y su red de colectores, bombas impulsoras y balsas no precisa someterse a declaración de impacto ambiental, de manera que el proceso se sitúa ya al borde de la redacción del proyecto constructivo. Aun así, la envergadura de la actuación lleva a pensar que no estará en funcionamiento en al menos cuatro o cinco años.

La depuradora de Oliva, que acabará con los actuales vertidos al mar de aguas tratadas de forma deficiente, está llamada a ser revolucionaria en varios aspectos. En primer lugar, porque la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) decidió hace años aplicar un novedoso sistema de tratamiento a base de membranas que hasta ahora solo funciona en depuradoras de mucho menor tamaño. La Unión Europea, que financiaría esta actuación en Oliva, analiza con lupa el sistema para ver si es posible implantarlo en grandes estaciones de tratamiento de aguas.

En segundo lugar, la depuradora, que se situará en una gran parcela al sureste del casco urbano, se ha concebido y diseñado para reaprovechar el agua tratada para riego y otros usos. Por eso a los colectores para la recogida de los caudales negros, se añade un sistema de canalización, bombeo y almacenamiento que incluye una gran balsa en la zona de la Mina de Arlandis con capacidad para 37.188 metros cúbicos. Ese pequeño embalse, junto a otros diseñados en otros puntos del proyecto, se llenará de forma permanente gracias al aporte de las aguas depuradas.

La gran estación se dimensiona para procesar 15.000 metros cúbicos al día, por encima de la media diaria actual, que ronda los 12.000, según datos de la CHJ. No es poca cosa porque esos números suponen que cada año Oliva depuraría 4,4 hectómetros cúbicos de agua, una sexta parte de la capacidad total del pantano de Beniarrés y, según señalan fuentes consultadas, un tercio de toda el agua que se utiliza actualmente en la agricultura en todo el término olivense. Otra ventaja es que el caudal tratado, y por tanto que se puede reutilizar, es mayor en verano, cuando existe más población flotante y cuando también se demanda más agua para los campos.

Además, el proyecto incluye la instalación de paneles solares y de dos generadores eléctricos de biogás. Serán 144 paneles solares que generarán una potencia máxima de 79.200 W. Según el documento ambiental, la energía producida por la instalación supondrá el 1,46 % sobre el total de la demanda de energía eléctrica del sistema de depuración. Los dos generadores de biogás tendrán una potencia máxima de 64 kW y su funcionamiento supondrá una reducción en la demanda eléctrica del 3,60%. En total, aproximadamente el 4% de la energía que requiere la depuradora será aportada por fuentes renovables.

Satisfacción en el Gobierno local por una obra capital

Tanto la alcaldesa de Oliva, Yolanda Pastor, como el concejal de Urbanismo, Joan Mata, han mostrado a este periódico su satisfacción por este nuevo y significativo paso en el proyecto de la gran depuradora de aguas residuales que Oliva necesita.

El proyecto, que se viene reclamando desde hace décadas, ha sido reivindicado desde los sucesivos gobiernos locales, sean del color que sean, porque como es obvio todos desean que esta ciudad se ponga a la altura que le corresponde en el tratamiento y la reutilización de aguas residuales.

El concejal Mata añadió que desde el primer momento ha estado pendiente del proyecto de la depuradora, porque tendrá un gran impacto en el urbanismo olivense, y que ya se han mantenido reuniones técnicas para despejar dudas y allanar el camino hasta la redacción del proyecto y su posterior ejecución. Hoy mismo está previsto un nuevo encuentro para dar pasos en ese camino.

El futuro pasa por depurar, pero queda mucho camino

En el escenario del cambio climático que apunta a un futuro con menos agua, nadie duda de que, además de buscar sistemas para ahorrar, se tiene que apostar claramente por la reutilización de caudales y destinarlos a usos compatibles, como es el caso de la agricultura, el baldeo, riego o la limpieza de la vía pública.

Los técnicos estiman que de esta necesaria reutilización se viene hablando desde hace décadas, pero que solo cuando se producen crisis, con restricciones de agua que afectan a la población, los responsables políticos le ven las orejas al lobo.

Ocurre en la Safor, una comarca que al margen de la industria y los servicios mantiene una significativa actividad agrícola, todavía basada en la naranja, sin que puedan aprovecharse los caudales que llegan a las estaciones depuradoras.

Al paso actual, es posible que la primera gran depuradora que aporte agua para riego sea la que se ha diseñado en Oliva. Porque la de Gandia, adonde desembocan los colectores de 17 municipios, sigue esperando la implementación del sistema terciario para tratar el agua, lo que permitiría aprovecharla y no necesariamente enviarla al mar.

Al menos hasta hace unos años se estimaba que la inversión necesaria rondaba los seis millones de euros, pero eso habría permitido bombear agua para riego en una cantidad que supone un auténtico río. Porque la depuradora de Gandia trata, de media, 13 hectómetros cúbicos anuales, la mitad de la capacidad del pantano de Beniarrés. Miles de hanegadas podrían regarse con ese recurso, que sería esencial si, como ya ha ocurrido en alguna ocasión, la sequía obliga a limitar el desembalse en Beniarrés.

Peor aún están en Tavernes de la Valldigna, otro gran municipio de la comarca también con una extensísima zona agrícola, que depura sus aguas de forma deficiente y envía el caudal al mar. El ayuntamiento trata de desbloquear desde hace años la construcción de una nueva depuradora. Esa emergencia climática que por necesidad va a estar en la agenda de todos los gobiernos, puede agilizar el desarrollo de todos esos proyectos.