El pozo de la Mancomunitat que abastece a trece municipios entra en emergencia

La empresa que extrae el agua de Villalonga pide a los alcaldes que valoren la adopción de las primeras medidas para afrontar la sequía

El estudio realizado en el acuífero lo sitúa entre los niveles más bajos de los últimos treinta años

Junto al temor de los regantes del Serpis, esta es la primera llamada de atención por si no llueve en primavera

Los pozos de la Mancomunitat que suministran a 13 municipios, situados en Villalonga.

Los pozos de la Mancomunitat que suministran a 13 municipios, situados en Villalonga. / Levante-EMV

Sergi Sapena

La sequía que la comarca de la Safor, y en general toda la cuenca mediterránea, arrastra desde aquellas copiosas lluvias de la primavera del año pasado y algunas precipitaciones del otoño ya está teniendo consecuencias muy significativas en los acuíferos. Tanto que surgen las alertas para que las administraciones comiencen a estudiar medidas de ahorro.

El más destacado de los efectos se acaba de revelar a través de un informe remitido la pasada semana a la Mancomunitat de Municipis de la Safor que alerta de que el pozo que suministra a 13 municipios de la comarca, con una población que ronda los 25.000 habitantes, ha entrado en fase de emergencia.

El documento, redactado por técnicos de Egevasa, aporta numerosos datos que concluyen, siguiendo las directrices de la Confederación Hidrográfica del Júcar, que es conveniente tomar estudiar medidas. El acuífero del que se capta el agua a través de los pozos situados la partida del Pla de la Font de Villalonga ha ido bajando de nivel en los últimos meses, y el pasado mes de enero ya se encontraba «en color rojo». De hecho, la actual situación figura entre las más graves de los últimos treinta años, similar a las que se registraron entre 1999 y 2001 y entre 2016 y 2018, dos prolongados episodios de sequía.

Aun siendo una llamada de alerta, el informe remitido a la Mancomunitat no tiene la intención de comenzar a aplicar restricciones de agua, sino más bien, como apuntan los técnicos, a trasladar a los alcaldes de los municipios afectados una reflexión sobre la posibilidad de tener listos planes de emergencia, no solo en el sistema de abastecimiento de la Mancomunitat de la Safor, sino también para las áreas de Gandia y de Alcoi. Al fin y al cabo, muchas de estas masas de agua subterráneas situadas en la cuenca del Serpis están en contacto y, como resulta obvio, un descenso en el nivel afecta, en mayor o menor proporción, a todas ellas.

Esta primera alerta de las consecuencias de la sequía en la Safor afecta a las localidades de Potries, Beniflà, Beniarjó, Almoines, Rafelcofer, l’Alqueria de la Comtessa, Bellreguard, Palmera, Piles, Miramar, Guardamar de la Safor, Daimús y el Real de Gandia. A estos se sumará en breve Palma de Gandia, que está en fase de acometer un proyecto de conexión al sistema.

A punto de finalizar el mes de febrero, la alerta lanzada a través de este informe tiene toda la lógica porque, como señalan numerosos expertos, la situación grave llegaría tras el próximo verano si antes no se producen lluvias significativas en esta zona. Desde julio a septiembre, además, los motores de los sistemas de extracción que suministran a la comarca trabajan a pleno rendimiento porque la población se incrementa notablemente debido a la masiva afluencia a las playas.

Esta no es la primera llamada de atención seria sobre la situación de sequía que sufre la comarca. Las comunidades de riego que se abastecen del río Serpis ya hace semanas que vienen alertando de que el agua embalsada en Beniarrés, apenas 7 hectómetros cúbicos en este momento, no da para garantizar el riego más allá de mediados del verano, y mucho menos si, como ocurrió el año pasado, se producen temperaturas altísimas que obligan a un aporte mayor más para salvar frutos y árboles.

Viendo lo ocurrido en gran parte de Cataluña, que está en fase de emergencia y la población sometida a insólitas restricciones en el uso del agua, las administraciones comienzan a tomar conciencia de la necesidad de prepararse para escenarios que el cambio climático en curso puede convertir en frecuentes y duraderos.

Al no existir desaladoras y sin depuradoras que apliquen sistemas que permitan la reutilización, en la Safor los recursos disponibles, tanto para la agricultura como para el abastecimiento, están en los ríos y en los acuíferos, de ahí la importancia de esos informes que son las primeras llamadas de atención.