Las señales para evitar atropellos de gatos llegan a la Safor

Guardamar y Gandia instalan unas advertencia acompañadas de una limitación de velocidad a 30 km/h 

A la izquierda señal en Guardamar de la Safor y a la derecha en Gandia.

A la izquierda señal en Guardamar de la Safor y a la derecha en Gandia. / Levante-EMV

Josep Camacho

Unas señales de tráfico que advierten a los conductores de la presencia de gatos callejeros o de colonias felinas junto a la calzada, con el fin de evitar atropellos, han empezado a verse en las calzadas de algunos municipios de la Safor. 

En Guardamar se han instalado recientemente en el bulevar entre el casco urbano y la playa, donde además hay bandas sonoras. También se pueden ver en el acceso a la escollera norte de la playa de Gandia, donde proliferan muchos gatos al estar cerca de una zona en la que se practica la pesca deportiva. 

Ahora bien, estas señales no están todavía homologadas por la Dirección General de Tráfico ni tampoco figuran entre las 15 nuevas que entraron en vigor hace unos meses con la reforma del Reglamento General de Circulación, y que sí recogen, por ejemplo, el peligro por la proximidad de un lugar donde frecuentemente la vía puede ser atravesada por animales en libertad, especialmente de jabalíes. 

Por tanto, son iniciativas de los respectivos ayuntamientos. El objetivo principal es que los conductores reduzcan la velocidad para evitar atropellos. Esta señal suele estar acompañada por otra de limitación de velocidad máxima a 30 km/h, esta sí reglamentaria.

Con todo, la DGT está siendo sensible a las peticiones de ayuntamientos y del propio Congreso sobre la adecuación de la señalización del tráfico a los nuevos aspectos tecnológicos, de movilidad e igualdad de género y establecer una base homogénea ante nuevas retos como las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE).

Desde hace ya al menos una década varios municipios de la Safor impulsan las colonias felinas urbanas, hasta el punto de que también las han protegido y señalizado. Estas colonias las mantienen personas voluntarias, debidamente identificadas ante el ayuntamiento, y se suele prohibir a las personas ajenas alimentar o molestar a los animales. Además, los felinos están esterilizados, un gasto que normalmente también asume el municipio, siguiendo el principio CES (Captura-Esterilización-Retorno). En Gandia hay un contrato con una clínica veterinaria por valor de 24.000 euros al año para este fin. 

En Tavernes de la Valldigna, por ejemplo, aprovechan contenedores de vidrio en desuso como refugio y el ayuntamiento también costea el pienso.