Juntos han logrado convertir la marca Ricard Camarena en todo un referente gastronómico. La cara visible del proyecto es Ricard Camarena pero tras él, aunque jerárquicamente en paralelo, se encuentra desde hace varias décadas Mª Carmen Bañuls, su socia, compañera y amiga. El martes, en la sección Culinary Zinema que organiza el Festival de San Sebastián en colaboración con el Basque Culinary Center, se estrenará el documental «La receta del equilibrio» de Óscar Bernàcer, en el que se relata la difícil tarea de Ricard Camarena para reabrir sus restaurantes tras el confinamiento por la Covid-19. En la cinta, y por primera vez en público, la esposa del cocinero valenciano toma la palabra.

En San Sebastián, y eso son palabras mayores, se estrena el documental La receta del equilibrio. ¿Preparada para la popularidad?

Espero continuar en el anonimato. No pretendo ser una cara visible y el documental no se hizo para ello. Al principio, precisamente, esta fue una de las razones por la que lo rechacé.

¿Por qué te gusta estar en segundo plano?

Porque me siento más cómoda en el tu a tu y en las distancias cortas. Soy una persona muy tímida.

¿Cómo fue el rodaje?

Cuando nos lo propuso Óscar, que había trabajado con Ricard en «Cuiners i Cuineres», dije que no. Luego recapacité y pensé que si nos lo había propuesto es porque confiaba en que podía quedar bien. Al final es como que me vi en la obligación. Pensaba y pienso que mi vida es tan normal que no da para un documental, pero bueno...

El documental, al final, respalda y ensalza la marca Camarena.

Bueno, se planteó de una manera y con la pandemia se modificó. A mitad encierro Oscar llamó a Ricard le dijo que no tenía sentido seguir en la línea inicial y se decidió modificar.

Tu marido tiene el don de ser muy didáctico.

Ricard es así, con su personalidad no podría ser un cocinero inaccesible. Somos dos personas súper normales y accesibles.

Decía Groucho Marx que «detrás de un gran hombre hay una gran mujer, y detrás ésta de su esposa».

Esposa, compañera, amiga... La receta del equilibrio que hemos conseguido es que lo somos todo. Lo que peor llevamos últimamente, y aunque parezca mentira, es trabajar juntos, por eso trabajamos juntos pero no revueltos y cada uno se encarga de una parcela en la que se siente cómodo.

Tras ganar la segunda estrella, Ricard Camarena te calificó como «la persona clave del proyecto».

Fue muy bonito. Nos complementamos a la perfección, yo sé cual es mi papel y él el suyo e intentamos respetar nuestra parcelas.

Dicen que eres el cerebro que gestiona los restaurantes. ¡Vaya presión!

No me pesa pero a veces.... Ricard es muy creativo y yo soy mucho más crítica y veo más opciones donde él ve una y a veces me tengo que pelear con él. No sé si es por miedo. Cuando él propone algo, casi todo el equipo le sigue y parece que yo vaya en contra de todo el mundo porque siempre busco darle una vuelta. Siempre digo que él abre los proyectos y yo los mantengo. Él está muy centrado en Bombas Gens y el día a día de Habitual, Canalla o Central lo llevo un poco más yo.

¿Consensuaís todas las decisiones?

Sí. Hemos descartado proyectos porque yo no los veía y sabía que iban a recaer sobre mí. Si yo no creo en algo, no tiene sentido. Y al revés. Yo también le planteo cosas que él me hace ver que no tienen sentido.

¿Desde la sombra, como la mujer del torero, se sufre y se disfruta más del éxito?

Exacto, esa frase se la dije yo a Luis (dircom) el día del Premio Nacional. Tenía unos nervios...

¿Pensabas que tu marido, y por extensión vuestra marca, iba a llegar tan lejos?

La percepción que yo tengo no es ni lejos ni cerca, todo se ha conseguido poco a poco. Nosotros no miramos ni atrás ni hacia adelante, vivimos el presente. No pensamos que hemos llegado lejos y sí que estamos en el camino.

Déjanos conocerte, ¿cómo es Mª Carmen Bañuls?

Soy una persona muy tímida y trabajadora.

¿Cual es tu función?

He pasado por todas las partes del restaurante y he estado en todas las aperturas desde la piscina, que es dónde empezamos. En estos años he aprendido que hay que ser generoso con el equipo y eso al principio me costaba. Yo había abierto un restaurante, había estudiado sobre vinos y me costó ceder mi parcela a la primera sumiller que tuve. Lo mismo me pasó con el primer maitre. Aquí hay que ser generosa e ir apartándose, dar paso y darse cuenta de que lo haces para crecer. Ahora estamos en un punto en el que tenemos nuestros encargados, jefes de sala, de cocina... y me siento muy cómoda y orgullosa de ellos. Ya no estoy en el día a día de ningún restaurante y sí en la gestión.

¿La cocina siempre ha estado presente en tu vida?

Siempre me ha gustado cocinar. Me encanta comer bien y es algo que comparto con Ricard. Mientras él estudiaba en la escuela de cocina y hostelería, yo estudié Relaciones Laborales y a los tres meses abrimos el restaurante de Gandía.

¿Tu madre qué opina de tus platos?

Al principio sí que cocinaba y me gustaba pero él me proponía cosas y al final me he hecho cómoda y prefiero que lo haga él. A Ricard le gusta como cocino.

¿Disfrutas de tu profesión?

Disfruto mucho de la gastronomía, tanto como comensal como trabajando pero no tengo esa vena de cocinera que tiene Ricard. ¡La gastronomía es un mundo tan apasionante! Tengo la suerte de vivir todo tipo de gastronomía porque tenemos proyectos muy variados y todos me gustan porque son tan personales... Hace unas semanas estuve aquí haciendo unos servicios y los disfruté muchísimos.

¿En alguna ocasión has pensado en mandar a freír espárragos a la cocina?

No.

Si llegas un día harta a casa, ¿qué cocinas?

Cosas muy simples y básicas porque en el día a día no tengo tiempo para cocinar. Comemos muy normal, un trozo de carne, pescado y mucha verdura.

¿De qué le pones bocatas a tus hijos para ir al cole?

Cuando Ricard les hace los bocadillos, le diGo 'por favor...' Lo que más le gusta a mis hijos es ir los sábados al Central Bar a comerse un bocadillo. Pero igual comen un trozo de carne a la plancha y un hervido que marisco o cualquier cosa.

¿Es difícil convivir con horarios tan frenéticos?

Al final te acostumbras. El secreto está en disfrutar del día que tienes libre. Ahora intento estar más en casa.

¿Qué no puede faltar en tu nevera?

Fiambre, verdura y un montón de pan porque Ricard está obsesionado con él últimamente

¿Qué se suele cenar en casa de los Camarena?

Verdura de temporada y un pescado o una carne. A mis hijos la verdura les gusta a la plancha y a nosotros hervida. Este verano hemos comido un montón de berenjenas porque mi suegro plantó.

¿Qué mensaje lanzarías a los que solo consumen «cocina basura'?

Hemos grabado para la Fundació Mapfre unos documentales de cocina saludable para niños, fáciles de hacer en casa. Es triste ver cómo acudimos a lo cómodo y a lo precocinado. Hay que comer de todo. De todas formas creo que la gente es mucho más consciente y quiero pensar que del Covid vamos a sacar algo bueno como es el tema de la alimentación.

¿Tienes ganas de que acabe ya este 2020?

Tengo ganas de que pase el Covid, pero este periodo lo estoy viviendo bien. La primera semana que nos confinaron y estábamos todo el día en familia yo les decía a mis hijos que vivieran la experiencia y la disfrutaran.

De los malos momentos se sacan aprendizajes, ¿qué ha aprendido en estos meses?

Nosotros hemos cambiado porque ahora le damos más importancia a nuestro tiempo y espacio. Ahora para la salud mental de nuestros trabajadores, en todos los locales, cerramos un día. Nos hemos dado cuenta de que parar es bueno.

¿En qué momento de tu vida te encuentras?

En un momento de tranquilidad en el que intento buscar el equilibrio. Cada paso que doy es para continuar en el momento en el que estoy ahora. Tengo claro que quiero continuar así, con esta paz, y tomo las decisiones que me ayudan a conseguirlo.