No será en el horario más clásico, ni contra el rival más taquillero. Pero el encuentro de este mediodía (14 horas) en Mestalla contra el Real Mallorca adquiere visos de final para el Valencia, la primera final para José Bordalás desde que ocupa el banquillo blanquinegro. Los valencianistas llegan al duelo en un estado de necesidad después de haber sumado solo 2 puntos de los últimos 15 en disputa. Una pérdida de altura sin grandes consecuencias clasificatorias, de momento, por el excelente primer tramo, cuando se sumaron 10 de 12. De momento, el Valencia queda casi a la misma distancia del liderato, a 8 puntos, que del descenso, distante a 7. Los próximos partidos serán claves para comenzar a definir los objetivos del Valencia, tanto si la temporada será de resurrección con miras hacia Europa, o si se tuerce en la tierra de nadie de las dos campañas precedentes.

El regreso de Kang-In Lee a Mestalla será el gran reclamo del encuentro. El mediapunta surcoreano, la gran promesa que el Valencia cuidó durante una década en su escuela para no acabar disfrutándole en la élite, ni obteniendo tampoco ningún rédito económico, ha alcanzado en Mallorca la estabilidad en el “once” que reclamaba en el primer equipo blanquinegro. Su aparición en el primer equipo, todavía con edad juvenil, coincidió con la convulsión societaria posterior a la Copa de 2019, que ha sido clave para no consolidar a los talentos emergentes, como pasó también con Ferran Torres, consagrado solo un año después. Con minutos y regularidad, Kang-In empieza a asumir protagonismo y también incidencia directa en el bloque de Luis García Plaza, con un primer gol en el Santiago Bernabéu.

Con solo un punto menos que los valencianistas, visita Mestalla un Mallorca también acuciado en su racha, con tres derrotas en sus últimos tres desplazamientos, Athletic Club, Real Madrid y Real Sociedad, feudo este último en el que cayó pese a contar con superioridad numérica desde la primera parte.

El Valencia quiere reencontrarse con las mejores sensaciones y estas pasan, además de la victoria, por recuperar contundencia en su juego. El Valencia se mueve en buenos registros goleadores, pero no ha logrado fortalecer la defensa, con una media de goles encajados preocupante para aspirar a objetivos ambiciosos. Por lo demás, el entorno está satisfecho con el impulso que Bordalás ha dotado al Valencia, a partir de la recuperación de una identidad de juego reconocible y una actitud sobre el campo innegociable. La sensación es la de un equipo con una competitividad fiable, con un buen “once”, que rara vez (salvo la excepción en el Sánchez Pizjuán) se desplomará en los partidos. Sin embargo, es un equipo también limitado en la rueda de recambios. Un factor que ha decantado en contra finales abiertos de partidos contra el Real Madrid y el Barcelona, con un evidente bajón de calidad en el último tramo.Será el primer partido sin restricción en el aforo y se espera que, a pesar de las inclemencias meteorológicas de la jornada de ayer, la afición responda.

Soler no se lo pierde

Más nombres propios. Muy mal tenía que estar Carlos Soler para perderse la primera final de la temporada contra el Real Mallorca. El ‘10’ se apunta al partido a pesar de la sobrecarga muscular que le obligó a parar un día por precaución. El Valencia lo necesita más que nunca, aunque esté entre algodones. De hecho, con lesión de abductor de un mes incluida, sigue siendo el jugador de la plantilla que más factura en ataque: tres goles (Getafe, Granada y Alavés) y dos asistencias contra Osasuna. Soler es la mejor arma para que el equipo se levante. El equipo necesita su gol, su llegada en zona de tres cuartos, su potencia y despliegue físico, su capacidad de equilibrar el centro el campo y, por supuesto, su liderazgo en el terreno de juego. El Valencia adquiere otra dimensión con él. Contra el Barça volvió al rescate del equipo con un disparo al palo que pudo y mereció cambiar el partido. Carlos tiene la llave de la reacción. José Bordalás lo sabe. Por eso celebra su recuperación. «Está bien afortunadamente. Creemos que vamos a poder contar con él».

Soler es la vida para el centro del campo. Los focos también apuntan a la delantera. El equipo necesita oxígeno desde arriba a base de goles. Maxi Gómez lleva uno. Marcos André otro. El bagaje es insuficiente. El uruguayo afrontará su particular final en Mestalla. Necesita ver puerta de una vez. Bordalás lleva toda la semana trabajando para que juegue más cerca de la portería. Es la única forma de maximizar sus condiciones.