Victoria de mucho prestigio del Valencia en el derbi contra el Villarreal. El conjunto de José Bordalás puso fin a una racha de siete partidos sin ganar con una actuación táctica impecable. Los blanquinegros ajustaron la presión, se hicieron más compactos y anularon la producción ofensiva del Submarino. Los valencianistas dominaron la escena de cabo a rabo en un duelo cargado de identidad: intensidad en los duelos, personalidad para jugar y vértigo en las transiciones ofensivas. El cuadro groguet, por su parte, naufragó impotente por no encontrar las vías para hacer daño y pronunció su crisis de resultados.

El Valencia salió con un planteamiento de reducción de riesgos. Las primeras partes le han penalizado mucho esta temporada y Bordalás apostó por juntar mucho al bloque, meter a tres en el centro del campo y hacer retroceder unos metros las líneas con el objetivo de minimizar el talento interior del Villarreal estando muy encima de sus interiores y con Hugo Guillamón haciendo de ancla para evitar que el bloque se partiese.

En una tesitura de posesión estéril para los visitantes y trabajo de contención de los locales, las ocasiones claras brillaron por su ausencia y el balón parado parecía la principal arma de ambos equipos. De hecho por esta vía llegó la primera acción que hizo temblar los cimientos del estadio con un remate de Aurier a la salida de un córner que Cillessen atajó con una sensacional parada.

La ocasión espoleó al Valencia, que minutos después se pondría por delante en el marcador con un gol antológico de Guillamón. El ‘6’ ganó un duelo en la frontal, se metió hacia dentro y batió a Rulli con una soberbia vaselina haciendo gala de su gran calidad técnica para hacer enloquecer a Mestalla. El canterano prendió la mecha y sumió el final de la primera parte en la locura con la grada apretando en cada acción.

En la segunda mitad el técnico vasco hizo cambios en busca de ser más vertical. Visto el bloqueo por el pasillo central, apostó por meter a Chukwueze en banda izquierda y una referencia pura como Boulaye Dia arriba y quitó a Dani Parejo, al que el Valencia logró anular en la primera mitad con un gran trabajo del trivote. El cuadro valencianista iba a salir a defenderse con uñas y dientes y el balón sería igualmente para el conjunto visitante, por lo que Emery prefirió acumular más jugadores de ataque sobre el campo.

El plan de Bordalás siguió intacto: defender con las líneas juntas y aprovechar errores en circulación del Villarreal para salir al contragolpe. Los minutos pasaban y los extremos amarillos buscaron hacer daño por fuera, pero se encontraban con unos inspirados Foulquier y Gayà, lo que empezó a desesperarles y hacerles arriesgar en pases que no encontraban destinatario.

El partido se movía en los parámetros que quería el Valencia con su rival anestesiado y sin saber por dónde penetrar y pudiendo cabalgar a la contra en cada pérdida del Villarreal. Guedes tuvo el segundo en el 73 tras una gran jugada de Diakhaby y Thierry, pero su disparo tras regatear al portero lo taponó Albiol. No se vino abajo al equipo y minutos más tarde hizo el segundo con Carlos Soler transformando una pena máxima provocada por Foulquier, que ponía la guinda a su mejor actuación individual con la blanquinegra.

El protagonismo de los últimos minutos se lo llevaron Thierry y Piccini, que volvían tras lesión y mostraron intensidad en las marcas.