No sé qué extraño estratega-tarugo ha aconsejado al PSOE atacar el Plan del Cabanyal con todas sus fuerzas, aliándose incluso con los anti-sistema, pensando que así debilitan a la Alcaldesa y a su Gobierno. De momento lo que han conseguido es instalar en caída libre al único representante del PSOE con poder político en nuestra Comunidad, su Delegado del Gobierno que no ha tenido mas remedio que defender la legalidad y la justicia.

Uno no entiende a una representante del mundo intelectual, profesora, ex dirigente de un gran museo, Ministra de Cultura y actual Senadora, como mezclada en la gran batalla de los porrazos, los insultos, la polvareda y los agarrones de cabellera. Cada ejecutoria exige un modo de comportarse. Pero allá cada cual lanzando su prestigio a la subasta de los empujones.

Pero para su información les diré que el PGOU de 1988 se aprobó con todo el poder socialista. En el Estado, Consell, Diputación, Consell Metropolitá y Ayuntamiento. Y nadie dijo ni pío contra la prolongación de Blasco Ibáñez. Sí alegó el Consell Metropolitá contra Rafalell y Vistavella. Sí alegó la Consellería de Obras Públicas contra Jesuítas y la Avenida de Cataluña, ratificándolo el Gobierno Lerma. Pero nadie dijo nada contra Blasco Ibáñez. Bueno, sí dijeron y muchas cosas pero a su favor, como por ejemplo en la Memoria Justificativa del PGOU (pag. 51) donde se recoge el acta del acuerdo de la Comisión de Urbanismo de 7 de Enero de 1988, a la cual asistí, en la que el PSOE afirmaba:

«La solución al acceso fluido al mar a través de la Avenida de Blasco Ibáñez se configura como un objetivo irrenunciable del Plan. Las dificultades y repercusiones de tal operación aconsejan diferir la solución concreta a un estudio posterior para viabilizar, al cual se acota un área de planeamiento diferido en la que se regule la ordenación y edificaciones futuras». Para ellos era irrenunciable. Pero lo decían pasando cobardemente la tarea al siguiente.

Y en la pag. 53 de la Memoria Justificativa del PGOU se puede leer:

«La Perspectiva urbana que se le abriría a la Ciudad con la finalización del Paseo de Valencia al Mar, cambiaría de forma espectacular hasta la propia imagen de la Ciudad y su relación con el mar que hoy tienen sus ciudadanos».

Y en la misma página se puede leer: «Cerrar esta cuestión en el Plan General, poniendo como ejemplo la no prolongación como una decisión firme, hubiese supuesto el abandono definitivo de un proyecto sugestivo como quizá ninguno en la Ciudad». Eso —estando yo presente— es lo que se redactó y se aprobó por el PSOE. Son palabras del PSOE gobernante. Ahora el problema es otro. Es saber si el PSOE tiene palabra o ha enloquecido al pasar tantos años en el destierro de la oposición sin esperanza. Pues que lean esos documentos que están a su alcance en la Casa Gran. Y obren en consecuencia.