Un total de 73 millones de tiburones son capturados cada año en aguas europeas y a ellos, el Oceanogràfic de Valencia quiere rendir "memoria" recreando un cementerio submarino con tumbas en sus instalaciones para concienciar a la ciudadanía sobre las amenazas a las que está expuesto este animal.

El parque, ubicado en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, lleva a cabo diversas actividades hasta el próximo domingo para informar sobre la situación de los tiburones, en el marco de la celebración de la Semana Europea del Tiburón y entre las que se incluye una recogida de firmas para reclamar un refuerzo de la normativa europea.

Esa cifra de 73 millones "impacta en comparación con las sesenta personas que pueden morir al año en todo el planeta por culpa de un ataque de un tiburón. Muere más gente en el mundo por ataques de perro que por ataques de tiburón", ha explicado en declaraciones a EFE el responsable del departamento de educación del parque, David Nácher.

Este experto guía las visitas a la zona técnica de "Océanos", cuya recaudación se destina a programas educativos en Asia, en una ruta que pasa por la zona donde los cuidadores del parque dan de comer a estos animales marinos y en la que se conciencia al público propiciando un "cara a cara" con los tiburones.

"No sólo existe el tiburón blanco de la película sino que hay otros muchos más que no son nada peligrosos ni agresivos. Somos mucho más peligrosos y agresivos los seres humanos para las poblaciones de tiburones en los océanos que ellos para nosotros", ha asegurado Nácher.

Su lenta tasa de reproducción, la contaminación que el ser humano ejerce sobre los mares y océanos, las redes abandonadas o la competencia -entre los tiburones y los humanos- por el recurso del pescado son algunos de los factores por los que diversas especies de este animal marino están viéndose amenazadas.

El comercio de aleta de tiburón, cuya sopa en países asiáticos se cobra a 200 dólares, también supone un problema, según ha contado Nácher, para quien en el proceso que actualmente se utiliza existen "vacíos legales" por los que "algunos pescadores malos, no todos, estén sacando del mar más tiburones de los que se debiera".

Maribel y Jose Luis, un matrimonio madrileño, no han dudado en firmar tras acabar su ruta por la zona técnica de "Océanos", ya que consideran "una barbarie" el sufrimiento que se le produce a este animal marino "al cortarle dos trocitos" y volverle a tirar al mar "aún vivo".

La imagen de tiburón "con grandes fauces y dientes afilados" que Nácher quiere erradicar con sus visitas parece haber tenido efecto para este matrimonio, así como para Saray, de Segovia, a quien le ha impactado "ver a los buzos, tan cerca" en contacto con estos animales.