A José Jiménez aún le duraba el susto. Y eso que, tras más de 20 años viviendo en la calle ha visto «casi de todo». Sin embargo, era la primera vez que una persona fallecía prácticamente en sus brazos, aunque no lo conociera de nada. José Jiménez duerme entre los pilares de una finca en construcción en la calle Pintor Ferrandis desde hace 6 años y cada mañana, se levanta a las 5 para ayudar a colocar las mesas y sillas de un bar cercano ya que el dueño le invita a desayunar. Por eso, ayer, finalizada esta tarea se encontraba sentado en una silla a las 6 de la mañana, cuando vio pasar por la calle a un desconocido que se desplomó en la calle.

«Corrí enseguida a ayudarle, Cuando le levanté sólo me dijo ´vivo ahí delante´, pero ya no habló más. Lo senté en la silla porque pesaba demasiado para trasladarlo hasta la cama donde duermo. Lo tapé con una manta. Tenía las manos moradas. La policía llegó tres cuartos de hora más tarde y me dijo que estaba muerto. Se murió delante de mí», explicó ayer el hombre, mientras se emocionaba.

«Pensábamos que habías sido tú», le dijeron al verle Amparín y Lola, dos vecinas de la zona tras indicarle «vete a un albergue que cualquier día te pasa a tí». Sin embargo, José ha rechazado los albergues varias veces. «Fui una noche y a las 7 horas estaba allí solo, sin poder salir. Además, podría perder mi cama si me voy una noche. A mí me da más miedo que me ataquen que pasar frío».